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Derecho social El blanqueo se utiliza para destruir impurezas naturales en las fibras cuando se desea un acabado blanco


Enviado por   •  26 de Febrero de 2016  •  Ensayos  •  1.280 Palabras (6 Páginas)  •  76 Visitas

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3.7 Blanqueo El blanqueo se utiliza para destruir impurezas naturales en las fibras cuando se desea un acabado blanco, o si hay que aplicar un tinte claro. Se pueden utilizar dos métodos alternativos para conseguir una tela más blanca. Ambos atacan los compuestos que producen el color, destruyéndolos.

3.7.1 Blanqueo oxidante Las fibras de celulosa se blanquean casi exclusivamente por métodos oxidativos. El más común, de cloro y peróxido de hidrógeno, se puede utilizar combinado o por separado. Al parecer, no se pueden alcanzar altos grados de blancura mediante la aplicación exclusiva del peróxido de hidrógeno. Sin embargo, este argumento parece estar (al menos) parcialmente fundamentado en consideraciones de índole económica. Hay informes que indican que mediante condiciones cuidadosamente controladas, con H2O2 se puede alcanzar un alto grado de blancura (Lacasse y Baumann 2004). Hay indicios de que esta técnica cuesta entre dos y seis veces más que un proceso equivalente con cloro. El blanqueo con hipoclorito de sodio (NaOCl) se realiza con un pH alcalino. Debido a su alta reactividad, requiere condiciones más suaves que en el caso del peróxido de hidrógeno. A continuación se aplica un tratamiento para anular el cloro con el fin de retirar el exceso de NaOCl. GRL-TN-08-2005 13 El tratamiento de textiles y sus repercusiones ambientales El blanqueado con hipoclorito de sodio ocasiona una serie de reacciones subsidiarias que provocan la producción de una gama de AOX (halógenos orgánicos absorbibles) entre los que se encuentra el triclorometano (Lacasse y Baumann 2004) y sustancias precursoras de la dioxina (Stringer y Johnston 2001). En Alemania no se permite el blanqueado con hipoclorito (UBA 2003) que ha sido sustituido, en gran medida, en el resto de Europa. No obstante, su uso a escala mundial aún es muy extendido, no sólo para el blanqueado, sino también para la limpieza de máquinas de aplicación de tintes y para blanquear prendas teñidas defectuosamente (Lacasse y Baumann 2004). Otro agente de cloro alternativo y altamente eficaz es el clorito sódico (NaClO2), que produce niveles mucho más bajos de AOX que el hipoclorito. El agente blanqueador activo, el gas ClO2, es hidrófobo, lo que impide que resulten dañadas las fibras de celulosa. Sin embargo, la sustancia resulta difícil de manipular. El dióxido de cloro es altamente tóxico, ataca el acero inoxidable y es inestable. Aunque los niveles de AOX son más bajos, la sustitución total de blanqueadores de cloro es la única manera de evitar la liberación de sustancias peligrosas (Stringer y Johnston 2001). El peróxido de hidrógeno es el agente blanqueador más común (IPPC 2003). Es preciso mantener condiciones alcalinas para generar el agente blanqueador activo (el dióxido radical). Es necesario utilizar complejantes para retirar todos los iones metálicos presentes. Éstos catalizan la descomposición del peróxido de hidrógeno, formando radicales hidróxidos que atacan la celulosa. Entre los demás aditivos comunes destacan el silicato sódico, que amortigua el pH y estabiliza el H2O2 y las sales de magnesio. También destacan los estabilizadores y surfactantes que actúan como humectantes. El uso del complejante más habitual, el ácido etilenediaminetetraacético (EDTA), ha sido objeto de preocupación. El EDTA no es tóxico para los mamíferos en concentraciones medioambientales. (Kari 1996) y presenta una baja toxicidad acuática para los peces, aunque las algas resultan algo más afectadas. La mayor preocupación relativa a muchos agentes quelatantes (especialmente el EDTA) es su lenta descomposición en el medio ambiente. Su consecuente persistencia en el medio ambiente (Nowack 2002) ha hecho que siempre exista una concentración de fondo de esa sustancia en las aguas europeas. Su persistencia permite que prosiga el efecto del agente quelatante sobre la química de los iones metálicos fuera de su lugar de aplicación. La quelatación baja la afinidad de los iones de metal en las superficies, lo que permite su paso por los sistemas de aguas residuales, así como una mayor movilidad por los sistemas acuáticos (Bedsworth 1999). La movilización de los iones metálicos de los sedimentos puede desembocar en la contaminación de las aguas subterráneas y del agua potable (Nowack 2002). Esta cuestión ha recibido distintos niveles de atención en distintas naciones, dependiendo de las bases sobre las que sustentan su política medioambiental. Si bien la persistencia del EDTA ha quedado definitivamente demostrada, las consecuencias toxicológicas resultantes aún no están claras. Alemania, preocupada por los crecientes niveles de EDTA en los ríos, llegó a un acuerdo, no vinculante legalmente, con la industria para reducir a la mitad su consumo durante la década de los noventa. Esto impulsó la búsqueda de alternativas medioambientalmente benignas que contaban con el mismo nivel de rendimiento. Dos de esas alternativas que se encuentran disponibles actualmente son el etilendiamino disuccinato (EDDS) y el ácido imino disuccínico (IDA). Ambos son estructuralmente muy similares al EDTA aunque se biodegradan con rapidez. El EDDS parece tener un rendimiento algo mejor que el IDA (comercializado como BaypureCX) producido por Bayer (Tandy 2004). 3.7.2 Blanqueo reductor El blanqueo oxidante no es adecuado para las poliamidas ya que el H2O2 ataca el polímero. Por eso 14 GRL-TN-08-2005 El tratamiento de textiles y sus repercusiones ambientales se utilizan tintes reductores con hidrosulfito sódico. Aunque el blanqueo de la lana no es muy común (IPPC 2003) también se utiliza el hidrosulfito sódico en un proceso de dos fases tras la aplicación de H2O2 (la lana es sensible a los agentes con cloro). El hidrosulfito sódico es una sustancia química de alto volumen productivo en la UE que es tóxico e irritante (Lewis 2004) si bien no será una sustancia de alto riesgo al amparo de REACH. 3.8 Blanqueo óptico Se pueden aplicar blanqueadores ópticos tras el blanqueado para ocultar cualquier coloración que persista en la tela (lo que puede, en sí mismo, considerarse otra forma de tinte). Los agentes también son componentes de diversas formulas de detergentes. Históricamente se aplicaban tintes azules para contrarrestar el color amarillo natural del algodón y de la lana. Posteriormente se han desarrollado agentes blanqueadores ópticos que absorben los rayos UV y emiten a longitudes de onda visibles, lo que ha permitido la aparición de telas “más blancas que el blanco”. Varios de estos agentes se encuentran en las listas de sustancias de alto y bajo volumen de producción por lo que estarán sujetas al REACH. Por ejemplo el Blanqueador Fluorescente C.I. 220 (utilizado en las fibras de celulosa) es una sustancia química de alto volumen de producción. Cabe observar con carácter general que se trata de una sustancia persistente, si bien no se ha demostrado su bioacumulación. Un estudio de la bibliografía existente indicaba que, cuando se detectaba su presencia, dichas sustancias llevaban asociada una toxicidad baja o inexistente. El Instituto Federal de Evaluación de Riesgos alemán realizó una valoración sanitaria de agentes blanqueadores ópticos derivados del estilbeno (BGVV 2002) después de que existiese preocupación por los potenciales riesgos para la salud pública. Se descubrió que había una falta general de información sobre su toxicidad y que es preciso realizar estudios sobre la absorción en la piel y sobre el desprendimiento de tales sustancias en la ropa.

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