Derechos De La Mujer

HISTORIA DE UN ASESINATO

Por Laura Jimeno y Nicolás Garzón.

Es 9 de Abril del 48, 15 para las 9 de la mañana, me levanté, prendí un cigarrillo y me lo puse en la boca, tenía ansiedad de la campaña política de Gaitán, hoy en el centro de Bogotá, la capital del país iba a ver al futuro presidente de Colombia; Aunque nadie se imaginaba la magnitud de lo que se venía, ni aun yo, el presumido periodista que creía saberlo todo, se imaginaba lo que sería quizá el inicio de la guerra que aturdiría a mi país durante años.

Mire mi reloj, 9 de la mañana, me prepare un café, bastante oscuro y falto de azúcar, caliente, lo probé, no era el café de Juan Valdez, pero no estaba mal. Me duche, lo admito, no era una ducha muy completa la que me daba, pero por lómenos refrescaba mi cuerpo. Salí y me vi en el espejo, la barba estaba más larga de lo normal, pero ya no tenía tiempo para perder, me puse el primer pantalón que vi, mi camisa favorita, un corbatín, mis gafas, y lo que no podía faltar nunca en mi vestuario, mi sombrero.

En realidad, yo viva en un pequeño apartamento en el centro de Bogotá, así que no me quedaría muy lejos llegar a la calle por donde estaría Gaitán, camine hacia donde escuchaba el ruido, no me demore en llegar, Gaitán no estaba ahí, pero en pocos instantes lo estaría. Estaba dispuesto a anotar los datos más irrelevantes de esta propaganda, para terminar de escribir mi texto sobre Gaitán, 14 páginas de pros y contras del partido liberal al mando de Gaitán.

En ese momento escuche la algarabía de la gente, ya se acercaba, el futuro presidente, note que había muy poca seguridad, pero me lo creí irrelevante, al parecer era muy poco probable que los conservadores se aparecieran por allí. Mira mi reloj, eran la 11:00am, la gente empezó a seguir a Gaitán, cuando sucedió, en mi concepto el acontecimiento que dividió la historia de Colombia, le soltaron unos cuantos disparos a Gaitán, probablemente un suicida, soy un hombre que al que le sorprenden muy pocas cosas, pero esa verdaderamente logro impresionarme.

Una revolución, no hay más palabras para describir lo que se vino después, la conmoción de la gente hizo que perdieran la cabeza, la locura de la gente se desato, y empezó el peor infierno que viví y viviré, la gente empezó a desatar lo que se puede describir como una guerra, empezaron a tirar piedras a los almacenes y apartamentos, quise escapar, soy un caleño de un metro con ochenta y cinco, robusto, pero eso no me ayudo para escapar de la gente, las tiendas cerraban, la policía no hacía casi nada al respecto, y yo quede atrapado entre esto, cuando vi fuego, pensé que se acabaría esto, había un pequeño basural en una esquina, pero cuando lo mezclan con gasolina y fuego no es para nada pequeño, cada vez que levantaba la cabeza, veía más gente y menos espacio para

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