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Desarrollo Del Juicio Profecional


Enviado por   •  15 de Octubre de 2012  •  1.743 Palabras (7 Páginas)  •  442 Visitas

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5. DESARROLLO DEL JUICIO PROFESIONAL

Procede preguntarnos cómo se adquiere y afina el buen juicio profesional, pues la

respuesta puede ser la clave para acabar de entender su naturaleza. La cuestión también es

trascendente por sus implicaciones en los métodos para la formación de los ingenieros, tanto

en la escuela como en la práctica. Un indicio al respecto aparece en una observación de

Nietzsche sobre la manera en que ciertos personajes geniales desarrollaron sus capacidades

sobresalientes: “No nos apresuremos a hablar de dones y talentos innatos! Pocos hombres de

reconocida gran maestría fueron especialmente dotados; más bien adquirieron su grandeza y

devinieron geniales ejerciendo capacidades cuyas limitaciones iniciales ya nadie suele

recordar. Todos ellos tuvieron la diligente seriedad de un buen artesano, y antes de atreverse

a hacer una gran obra aprendieron a construir apropiadamente las partes”.18

No es sostenible que el buen juicio profesional sea una capacidad extrarracional, pero

es comprensible que a los ojos de muchos lo parezca, pues es evidente que no todos los

ingenieros tienen buen juicio o llegan a desarrollarlo suficientemente, y algunos de quienes lo

poseen en alto grado suelen ejercerlo de manera tácita; es decir, sin explicar sus procesos y

hasta sin estar plenamente conscientes de los mismos.

Con base en evidencia empírica puede afirmarse que el buen juicio profesional del

ingeniero es un atributo intelectual cualitativamente diferente de la erudición, el

entrenamiento científico, la destreza deductiva y la habilidad matemática o lógica, aunque

guarda con todo esto una conexión muy estrecha. A reserva de explicarlo, puede postularse

que el buen juicio no sólo es distinto de esas otras capacidades, sino que es un atributo de

orden superior derivado de ellas: una especie de destilado que lentamente va surgiendo

conforme se ejercen todas las otras capacidades intelectuales requeridas por la ingeniería. Por

tanto, las capacidades conocimientos primero enumerados, y su uso práctico, son condicion

necesaria para que ulteriormente pueda desarrollarse el buen juicio. Si esto es así, la meta a

alcanzar durante la parte escolarizada de la formación de ingenieros debe ser que los

educandos adquieran un acervo suficiente de conocimientos científicos pertinentes, además

de destreza deductiva y habilidad lógica, para que al graduarse estén en condiciones de

ejercer, con la guía y supervisión de ingenieros experimentados, las funciones de la profesión

con el rigor necesario para ser eficaces integrantes de un equipo de trabajo profesional. Se ha

comprobado que jugar durante cierto tiempo este papel subordinado pero activo en el seno

de un equipo de ingenieros va dando en seguida oportunidad de desarrollar el buen juicio

profesional. Entonces el quid divinum (inspiración propia del genio, según la expresión clásica)

no es tal, sino una educada capacidad que algunos individuos han desarrollado paciente mente

a partir del ejercicio riguroso de su profesión, como apunta Nietzsche. La moderna psicología

experimental tiende a probar esa noción, pues ha encontrado que el buen juicio suele afinarse

con la práctica profesional cuando ésta ocurre de cierta manera que asegure la realimentación;

es decir, la posibilidad de comparar estimaciones teóricas a fin de contrastar sus resultados

contra los de observaciones o mediciones.19

También se sabe que el desarrollo del buen juicio ingenieril mejora si la experiencia

práctica abarca una gama de problemas de amplitud suficiente para a) dar sensibilidad sobre el

límite de validez de hipótesis, teorías y modelos en campos diversos pero relacionados; b)

revelar analogías entre campos diversos, y c) integrar progresivamente una suerte de mapa o

catálogo mental de todo ello que con el tiempo pueda irse enriqueciendo con las experiencias

del propio profesional.

Puede concluirse que la práctica de la ingeniería es condición necesaria para el

desarrollo del juicio profesional de un ingeniero, pero no es suficiente. Se requiere además

que esa práctica incluya expresamente los procesos de realimentación que resultan de hacer

predicciones teóricas y compararlas con la realidad; solamente así se produce aquel destilado

de sensibilidad que llamamos juicio. Debe ser, pues, una práctica basada sistemáticamente en

predecir el comportamiento de los proyectos de ingeniería, luego observarlo (medirlo) durante

la vida útil de los productos terminados, y finalmente cerrar el ciclo comparando predicciones

con observaciones. Esto permite, en el ámbito incierto de la realidad y a plena escala, calibrar

el grado de aproximación con el que las diversas teorías y métodos de análisis predicen el

comportamiento de lo que el ingeniero diseña; la importancia de este ciclo cerrado de

predicción-observación-comparación radica en que constituye una evaluación

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