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Desarrollo Del Pensamiento Creativo

JosefinaAlejo22 de Septiembre de 2013

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Revista Latina de Comunicación Social 30 – junio de 2000

Edita: LAboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos Análisis de Comunicación Social

Depósito Legal: TF-135-98 / ISSN: 1138-5820

Año 3º – Director: Dr. José Manuel de Pablos Coello, catedrático de Periodismo

Facultad de Ciencias de la Información: Pirámide del Campus de Guajara - Universidad de La Laguna 38200 La Laguna (Tenerife, Canarias; España)

Teléfonos: (34) 922 31 72 31 / 41 - Fax: (34) 922 31 72 54

ÁMBITOS - Revista Andaluza de Comunicación

Número 2 - Año 1999 - Universidad de Sevilla

Periodismo cultural: crítica y escritura

(3.885 palabras - 9 páginas)

Dra. Silvia N. Barei ©

Profesora e investigadora en el área de Teoría y Crítica Literaria en la Universidad Nacional de Córdoba, República Argentina.

1. El criterio funcional: la crítica como mediación

En el relato de Henry James "La figura en el tapiz", un joven crítico de un diario prestigioso se problematiza pensando qué ha de decir del libro de un reconocido escritor, temeroso de no acertar ni con el parecer del autor, ni con las expectativas de los lectores, ni con el posible secreto que, a su parecer, todo texto artístico esconde.

Por supuesto que no acierta, y he aquí el conflicto que, como en toda la obra del escritor norteamericano, se plantea en el ámbito dominante de lo psicológico.

Lo que queda suspendido en el aire es la idea de que hay una disimetría fundamental entre críticos y escritores y que toda obra de arte oculta una figura secreta, como la de los tapices persas, que se tejen desde el revés de la trama. No es el tejedor quien ve la obra terminada, sino los que están del otro lado. Nunca sabrá el creador con certeza qué dibujo secreto han trazado los hilos en el telar o las palabras en el texto (que deriva justamente de texere: "tejer-tejido").

?Es el crítico quien puede descubrir esta figura secreta y revelarla a los no iniciados?, parece preguntarse el relato. Desde esta perspectiva, el crítico se piensa entonces como un mediador entre autor y lector, creador y público y su tarea es no es sólo la de informar sobre las novedades literarias, sino más bien la de intervenir en el múltiple sistema de las recepciones de la obra de arte en tanto sujeto competente (el mundo de los "expertos": Said,1988, 1996)

Esta perspectiva, que habla de la crítica con un criterio que podríamos llamar "funcional", (se pregunta cómo funciona, para qué sirve culturalmente, por qué se hace necesaria para un grupo social, etc.) le atribuye como propósitos finales el ser un medio de discusión público sobre el arte aportando diferentes propuestas de interpretación de las obras, el servir como "palabra de orden", es decir, articuladora de los sistemas sociales y estéticos y el movilizar a los receptores para que éstos puedan elaborar sus propios juicios.

La amplia circulación de periódicos y proyectos culturales ha incrementado la dedicación a la crítica y la profesionalización del periodista cultural y ha llevado a pensar a sus mismos participantes acerca del modo en que este periodismo (en tanto periodismo especializado) y su labor crítica participan en el sistema de la cultura. Es decir: ¿cómo circulan socialmente los bienes simbólicos, cómo se receptan, cómo se transforma el sistema cultural y cómo lo registra y reconstruye la crítica día a día a través de la práctica periodística? El suplemento cultural, la página de espectáculos o de arte en los diarios y las revistas especializadas (literatura, cine, arte, cultura en general) se constituyen en el lugar en el que se da cuenta críticamente de la producción simbólica de una sociedad. Este lugar responde a particularidades de la "institución-periodismo" que cree tener una especie de "derecho natural" a la palabra y a la escritura.

Por lo tanto, el periodismo se erige en atribuidor y distribuidor de este derecho sobre la base de reglamentaciones, prescripciones, privilegios y omisiones que definen espacios de saber y redes concretas de circulación de los textos artísticos y los discursos sobre ellos. Pareciera entonces que ningún texto se hace visible socialmente si en algún momento la crítica de los medios no se ocupa de él.

Puede afirmarse que el periodismo cultural en tanto espacio ya canonizado en los periódicos, es el que:

* determina qué textos de la producción social son susceptibles de ser leídos (literatura), vistos (cine, teatro, espectáculos, exposiciones) o escuchados (conciertos, programaciones musicales), por lo tanto, discursivizados en el diario o la revista.

* especifica en qué género ha de manifestarse esta discursivización: entrevista, crónica, comentario, crítica, ensayo.

* delimita el espacio textual en el que ha de publicarse (suplemento, páginas especiales) y por lo tanto, en qué términos se relaciona con los textos de la misma página o del periódico todo.

* instaura reglas constitutivas de los textos, una tópica y una retórica, procesos de enunciación propios del periodismo especializado y de formas de modelización del sujeto receptor.

* deja traslucir un discurso histórico que muestra las directrices fundamentales de las ideologías sociales en pugna, en tanto voces ocultas tras un tipo de saber especializado, pero fuertemente reglado por la economía de mercado.

Hay que tener en cuenta que el crítico, el periodista cultural, en tanto "experto" o periodista especializado, tiene un conocimiento disciplinar, y su destinatario es doble: el público de los suplementos culturales o las revistas que es también un público fuertemente sectorializado, y el mismo creador. Por ello es importante el papel de "mediador" y el peso que tiene en el mercado: más allá de las políticas editoriales, él también puede producir éxitos artísticos.

No quiero decir que los produzca siempre -pero que al menos puede hacer visibles socialmente ciertos textos- o puede dejar pasar producciones importantes, y acá, desde el auge del periodismo y el nacimiento de la crítica cultural en el siglo XIX, sobran los ejemplos.

A propósito de este tema, Luz María Vallejo Mejía reflexiona:

"Muchos enterados sostienen que la crítica literaria hoy no tiene suficiente influencia entre el público, pero ninguno niega que sirve como eficaz canal de promoción de las grandes editoriales. Este fenómeno del mercado que estudia la sociología de la literatura está adquiriendo tan desmesuradas proporciones que ha transformado los roles de autor y lector, y ha distorsionado la labor crítica. Existe un nuevo horizonte de intereses que no corresponde precisamente a las expectativas del lector y que determina en parte la forma de hacer crítica.

El fenómeno comenzó a finales del siglo pasado, en 1896, cuando el primer suplemento literario de un diario neoyorquino lanzó el lema tratar los libros recién salidos como si fueran noticias. Desde entonces se convirtió en mandamiento para la mayoría de los reporteros dedicados a resumir libros. Y la tradición continúa, aunque con más altas pretensiones intelectuales. Por ejemplo, sin una reseña laudatoria en el famoso suplemento literario The New York Times Book Review, especie de biblia de la alta cultura y del mundo literario norteamericano, es difícil colocar un libro en el mercado..." (1994: 65)

Los aspectos que tan someramente he señalado anteriormente como propios del periodismo cultural se corresponden con una perspectiva a la que he denominado "funcional" dentro del campo del pensamiento teórico. Fundamental para el estudio de este tema y ampliamente desarrollada desde posiciones diferentes, ha dejado de lado otro aspecto que me propongo apuntar brevemente en las reflexiones que siguen: el problema de la escritura.

2. Crítica y escritura

Son ampliamente reconocidos, tanto la reticencia a otorgar valor a la labor escritural de los periodistas como los ataques a las vulgarizaciones en las que incurren los diarios cuando se trata de escribir sobre el arte. Y más aún si hablamos del arte literario. Desde la Ilustración razones de privilegio atribuidas a lo "letrado" hicieron que se limite la búsqueda del estilo a los poetas e intelectuales. La labor periodística, los ensayos y notas culturales publicadas en diarios y revistas prestigiosas por grandes escritores, los trabajos de Poe, Chesterton, García Márquez o Borges bastarían para desmentir el preconcepto, pero sin embargo, éste subsiste y lo que es peor, pervive una mirada de desconfianza hacia todo lo que se aparte de ciertas reglas canónicas del periodismo tradicional.

Si volvemos atentamente a la lectura del relato de Henry James que citábamos al comenzar estas reflexiones, no podremos dejar de observar que el núcleo duro del texto plantea otra cuestión importante en relación con la tarea del crítico: no tanto el qué decir, el para quién, el por qué, sino el cómo.

?Qué queremos decir entonces, cuando hablamos de "la escritura de la crítica" en relación con el periodismo cultural? Que, al plantearse los problemas del lenguaje, la crítica se escribe en tres instancias fundamentales:

* Como un gesto reversible en que leer y escribir constituyen una sola operación

* Como una ruptura del régimen jerárquico texto-objeto/texto-crítico en una operación dialógica de dimensión ética.

* Como un gesto político de desestabilización de las formas convencionales de escribir acerca de la cultura.

2.1. Lectura-escritura: los problemas del lenguaje

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