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Desarrollo Sostenible


Enviado por   •  17 de Octubre de 2012  •  4.404 Palabras (18 Páginas)  •  278 Visitas

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EL DESAFÍO DEL DESARROLLO SOSTENIBLE

El Ingeniero Ambiental debe tener como misión específica el análisis, la prevención y corrección de daños ambientales, de protección del entorno y de mejora de la calidad ambiental, frente a problemas como consumo no sostenible de recursos, generación de residuos, contaminación de aguas, aire y suelos, evitando que los procesos productivos, o en general, las actividades humanas, afecten a la calidad ambiental.

El desarrollo económico genera retos ambientales relacionados con la explotación de los recursos y con el efecto de los residuos industriales, agropecuarios, domésticos etc. El propósito de la Ingeniería Ambiental es la mitigación de los impactos generados por el desarrollo y las actividades humanas, incluidos los asentamientos humanos. Es decir, la Ingeniería Ambiental nace de la necesidad de conciliar las actividades humanas con el medio ambiente. Los ingenieros ambientales tienen que ver con la planeación, el diseño, la construcción y la operación de infraestructura.

Esta disciplina no sólo está orientada a la protección de los recursos y ecosistemas, sino que busca soluciones técnicas apropiadas a problemas reales que la actividad humana genera en el medio ambiente. Dentro de las actividades del Ingeniero Ambiental figuran el diseño de sistemas de tratamiento, la modelación y prevención de los impactos ambientales y la gestión de los recursos naturales.

El mundo actual requiere acciones tendientes hacia el desarrollo sostenible. La Ingeniería Ambiental es una disciplina que estudia los efectos y las posibles soluciones de las actividades en el medio ambiente. De no actuar ahora, y sumado con el crecimiento acelerado de la población, se podría llegar a que futuras generaciones no puedan utilizar y a disfrutar el medio ambiente y los recursos que tenemos hoy.

A orillas de un nuevo milenio: la crisis ambiental

En el cruce entre dos milenios, la mirada de los hombres y mujeres de nuestro tiempo se vuelve hacia atrás, observa, reconstruye y descubre graves desequilibrios, promesas incumplidas... La destrucción de múltiples ecosistemas, la contaminación creciente del aire, agua y suelos, las demandas de quienes no tienen acceso a los recursos, nos hablan de necesarias y urgentes soluciones para los problemas pendientes. Entre tanto, un ejercicio de reflexión resulta indispensable para continuar caminando.

Vivimos en el seno de una crisis ambiental, pero ¿qué es una crisis...? Attali (1982) la define como "la larga y difícil reescritura que separa dos formas provisionales del mundo", aquella que, al menos en parte, es necesario abandonar por haberse mostrado incapaz de resolver los problemas, y esa nueva visión emergente que, planteando alternativas innovadoras, se orienta hacia el equilibrio en las relaciones entre los distintos grupos humanos y de la Humanidad con la Naturaleza.

Hablar de reescritura significa regresar, aunque sea por un tiempo, a los orígenes. Es preciso reinterpretar el pasado, descubrirnos en él y descubrirlo, para ver, con ojos críticos, nuestros aciertos y errores, para intuir los cambios de rumbo necesarios.

Analizar la problemática ambiental supone, así, identificar sus causas y tratar de descubrir los modelos de utilización de los recursos que subyacen a la crisis. Porque es ahí, en la profundidad de los orígenes, en las conductas y los modelos que la Humanidad (o al menos parte de ella con gran capacidad de decisión) ha adoptado, donde podremos descubrir realmente las raíces de nuestro comportamiento como especie, a través de relaciones inter e intraespecíficas que expresan nuestro modo de entendernos y de estar en el mundo.

Mirando atrás sin ira (pero con lucidez...)

Una mirada retrospectiva nos muestra, en el plano científico, varios siglos de dominio del viejo paradigma mecanicista, cientos de años de pretendida separación total entre el sujeto, el objeto y su contexto. Sus efectos son evidentes. La necesidad de un cambio de rumbo también. Hoy comprendemos, al fin, que la tarea diseccionadora de los procesos científicos de corte reduccionista, si bien se mostró (y se muestra) útil para resolver problemas concretos (comunicarnos a distancia, poner un avión en vuelo, etc.) ha resultado infecunda para interpretar toda la complejidad del entramado que envuelve nuestra presencia en la Tierra. En efecto, esta Ciencia positivista no ha podido explicar el funcionamiento de los tres grandes sistemas que más nos preocupan: -lo infinitamente grande (el universo). -lo infinitamente pequeño (el mundo subatómico). -y el ámbito de la vida.

Desde el punto de vista ético, comprobamos como la pérdida de cercanía entre los seres humanos y la Naturaleza ha ido pareja con el afianzamiento de un imaginario social que otorga a la especie humana la función de "dominar" y "transformar" cuanto tiene a su alcance. La idea de la Tierra como centro del universo fue desbancada en su día, pero la idea del hombre como centro de la Tierra todavía sigue pendiente de revisión, aunque algunos antropólogos nos recuerden, para nuestro disgusto, que "quizá somos únicamente una idea tardía, una especie de accidente cósmico, sólo una fruslería en el árbol de Navidad de la evolución" (Jay Gould, 1991).

En todo caso, es evidente que estamos retados a revisar nuestra posición "frente a" la Naturaleza, así como también, desde los sectores ricos del planeta, nuestra posición (encubierta o no explícita, pero real) "frente" al resto de la Humanidad. Se dice que el reto de las personas en este fin de siglo es autorrealizarse. Algunos pensamos que tal ambición sólo resulta posible y legítima cuando implica realizarse con todo lo existente (y con todos los que comparten con nosotros la aventura de estar vivos en este tiempo y lugar).

En el ámbito social, si aceptamos el hecho de que la sociedad de la globalización es un mosaico de graves desequilibrios territoriales, económicos y humanos, es posible que, de inmediato, nos planteemos la necesidad de una nueva filosofía del desarrollo que ilumine la toma de decisiones y las prácticas de gestión. Y cabe enfatizar el concepto "filosofía del desarrollo" (no tanto o no sólo "economía") porque lo que en este momento requiere el planeta para hacer frente a la cuestión ambiental es un nuevo esquema de pensamiento integrado que ha de concebirse interrelacionando claves éticas, culturales y científicas, con claves socioeconómicas.

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