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Desastres Naturales


Enviado por   •  9 de Mayo de 2014  •  4.698 Palabras (19 Páginas)  •  275 Visitas

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Antecedentes Históricos de los Desastres de Origen Natural

Existe la idea general de que nunca se habían producido tantos Desastres de Origen Natural como ahora a causa de los peligros geológicos, pero en realidad siempre ha habido Terremoto, Inundación, aludes y erupciones volcánicas, y en general cabe decir que las amenazas han ido asociadas de manera constante a la historia de la Tierra y, por lo tanto, de la humanidad. El principal cambio que se ha producido en la rápida historia de los hombres es el aumento de su grado de exposición, y ello por varios motivos.

En el transcurso de los años podemos encontrar numerosos ejemplos de diferentes desastres de origen natural que han dejado su huella en la memoria de los tiempos por la gran destrucción y mortandad que han ocasionado.

Contenido

• 1 Catástrofes Legendarias

• 2 Catástrofes Destacadas

o 2.1 Terremotos, Tsunamis y Erupciones Volcánicas

o 2.2 Inundaciones

o 2.3 Inestabilidades

o 2.4 Dinámica Climática Actual

• 3 Artículos Relacionados

Catástrofes Legendarias

Si hacemos un repaso rápido a la historia de los humanos relacionada con los desastres de origen natural, observamos que ha habido sucesos tan destacados que han dejado su huella en la memoria de la humanidad y han llegado hasta nuestros días a través de la mitología, las crónicas y los textos bíblicos. Este es el caso del mito de la desaparición de la ciudad de la Atlántida bajo las aguas del mar Egeo, que, más tarde, Platón recogería en sus Diálogos en el siglo IV a. C. La desaparición de la Atlántida se sitúa entre los años 1550 y 1650 a. C., y actualmente se explica como la consecuencia de una erupción explosiva que destruyó la isla de Santorini, precedida por un fuerte terremoto que, al mismo tiempo, generó un tsunami que arrasó completamente la antigua ciudad de Thera y destruyó literalmente la costa donde habitaba la antigua civilización minoica, al tiempo que causaba un gran número de víctimas desde Creta hasta Egipto.

Otro acontecimiento destacado es el Diluvio Universal, interpretado científicamente en virtud de varias teorías según las cuales las inundaciones ocurridas en la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates fueron consecuencia de los efectos de un tsunami que anegó más de 100 km de las tierras, en aquel momento, más pobladas y ricas del mundo. Otras teorías sostienen que las inundaciones estuvieron relacionadas con lluvias monzónicas o fueron causadas por un ciclón acompañado de grandes olas y lluvias intensas. No es, pues, extraño que estos efectos fuesen para los babilónicos “universales”.

Otras batallas en materia de desastres son las relatadas por Plinio el Joven, el naturalista romano que observó y describió, en el 79 d. C., la erupción del volcán Vesubio, que sepultó la ciudad de Pompeya bajo una lluvia de cenizas y arrasó Herculano con un corrimiento de lodo.

El arca de Noé según una biblia alemana impresa en Nuremberg en 1570.

Restos petrificados por la lava, que fosilizó a un habitante de Pompeya durante la erupción del Vesubio (al fondo) en el 79 d. C.

Catástrofes Destacadas

Terremotos, Tsunamis y Erupciones Volcánicas

Los terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas son fenómenos que muchas veces van de la mano, y la destrucción que pueden llegar a provocar, cada uno de ellos, es sumatoria. Uno de estos episodios se produjo en 1755, cuando un terremoto sacudió Portugal y muchos de los supervivientes se dirigieron a la costa en busca de un refugio seguro donde protegerse de los incendios y el desplome de los edificios, pero allí se vieron sorprendidos por un tsunami que elevó la cifra total de muertos a 60.000 personas, más de un tercio de la población en aquella época.

Otro caso, esta vez asociado a una de las erupciones volcánicas más violentas de la historia moderna (Índice de Explosión Volcánica de 7), se produjo en 1815, cuando el volcán Tambora de la isla indonesia de Sumbawa entró en erupción, emitió una nube de ceniza que se expandió a más de 600 km de distancia y dio lugar a una lluvia de cenizas cubrió las zonas próximas al volcán con un espesor de hasta tres metros. Los piroclastos y las nubes de ceniza acabaron con la vida de 12.000 personas, aparte de las 49.000 que fallecieron de hambre por la consiguiente pérdida de las cosechas. Esta erupción fue la causa del llamado “año sin verano”, ya que el verano de 1816 fue uno de los más fríos y lluviosos en Estados Unidos y Europa. Además, la erupción del Tambora generó un tsunami que acabó con la vida de más de 10.000 personas.

Posteriormente, en 1883, el volcán Krakatoa, también de Indonesia, explotó violentamente, de manera que la cámara magmática colapsó y se generó también un tsunami que afectó principalmente a las costas de Java y Sumatra. Esta vez el balance fue de 36.000 víctimas mortales. Se calcula que el Krakatoa explotó con una fuerza de 100 megatones (la bomba de Hiroshima tenía unos 20 kilotones).

Lista de Algunas Erupciones Volcánicas Históricas

Año Zonas afectadas Volcán Victimas humanas

79 Império romano Monte Vesuvi 3.600

1586 Indonesia Kelut 10.000

1631 Italia Vesuvi 18.000

1783 Islandia Laki 9.350

1792 Japón Monte Unzen 15.000

1815 Indonesia Tambora 92.000

1822 Indonesia Galunggung 4.000

1883 Indonesia Krakatoa 36.000

1886 Nueva Zelanda Monte Tarawera 120

1887 Ecuador Cotopaxi 1.000

1902 Martinica Monte Pelée 29.000

1902 Guatemala Santa Maria 6.000

1902 Sant Vincent Soufrière 1.680

1912 Indonesia Kelut 5.115

1953 Nueva Zelanda Monte Ruapehu, Tangiwai 152

1980 Washington (est.) Monte Saint Helens 57

1982 México El Chichón 3.500

1985 Colombia Nevado del Ruiz 23.000

1986 Camerún Lago Nyos 1.746

1991 Filipinas Monte Pinatubo 800

2002 Congo Nyiragongo 245

Ya en el siglo XX, se considera que la mayor erupción la protagonizó en 1991 el volcán Pinatubo, al norte de Filipinas. Después de 600 años de calma, las coladas fangosas mataron a más de 800 personas y 1,2 millones de personas se quedaron sin hogar. Las cenizas expulsadas a la atmósfera por el volcán afectaron al clima global de la Tierra.

Otro tsunami ocurrido en 1946, provocado por un terremoto, acabó con la vida de 165 personas en Hawai y Alaska. El suceso hizo que los estados del área del Pacífico creasen un sistema de alerta de tsunamis, en funcionamiento desde 1949.

Otras regiones del planeta afectadas también por terremotos y tsunamis son las áreas del sudeste asiático bañadas por el océano Índico. Estas zonas fueron sorprendidas a finales del año 2004 por un tsunami provocado por un terremoto de magnitud 9,2 a la escala de Richter en el fondo marino que acabó con la vida de más de 200.000 personas y afectó a las costas de Sumatra, el golfo de Bengala, la India, Sri Lanka, Bangladesh, Tailandia, Mal, las Islas Maldivas, Myanmar (la antigua Birmania), Somalia, Madagascar, Tanzania, Kenia, las Seychelles y Sudáfrica. Este acontecimiento dio lugar al reciente desarrollo de un sistema de alerta de tsunamis para las regiones del océano Índico, del que hasta el momento carecían. Se considera que este seísmo es uno de los cinco peores conocidos desde 1900.

odos los años se producen miles de movimientos sísmicos en la Tierra, muchos registrados solo por los sismógrafos y demasiado débiles para poder ser notados por la población. Pero cada año se producen también algunos de elevada intensidad en diferentes partes del mundo que se convierten en verdaderas catástrofes. Solo en Japón se producen unos 1.500 seísmos al año.

Hay muchos ejemplos de terremotos históricos a los que podemos hacer mención; seleccionamos el ocurrido en Chile en 1960, de magnitud 9,5, la más alta registrada en la historia. Cabe destacar también la crisis sísmica de El Salvador, del año 2001, con un balance de 944 víctimas mortales y más de un millón de damnificados. En este contexto centroamericano Geólogos del Mundo ha desarrollado buena parte de su tarea a través de varios proyectos y programas de cooperación al desarrollo. En la lista adjunta figuran algunos de los grandes terremotos de la historia; se han seleccionado aquellos que han comportado más víctimas mortales o que han sido más significativos.

Lista de Algunos de los Terremotos más Destacados de la Historia

Año Zonas afectadas Victimas humanas Año Zonas afectadas Victimas humanas

526 Costa del Mediterráneo 200.000 1949 Ecuador 5.000

826 Grecia 45.000 1949 Rusia 110.000

856 Irán 200.000 1952 Japón 8.233

893 Irán 150.000 1957 Irán N 12.300

1138 Siria 230.000 1960 Marruecos 15.000

1201 Oriente Medio 1.100.000 1960 Chile 5.000

1268 Sicilia (Italia) 60.000 1962 Irán 12.225

1290 China 830.000 1966 Turquia 2.520

1556 Shaan-si (China) 830.000 1968 Irán N 12.000

1531 Portugal 30.000 1970 China 10.000

1556 China 830.000 1970 Perú 70.000

1667 Cordillera caucásica 80.000 1972 Nicaragua 10.000

1963 Italia 60.000 1974 China 20.000

1727 Irán 77.000 1974 Pakistán 5.300

1737 IndiaN, Himalaya, Pakistán S y Bangladesh 30.000 1976 Filipinas 8.000

1755 Norte Irán 40.000 1976 Guatemala 23.000

1755 Portugal 70.000 1976 Tangshan (China) 255.000

1783 Italia 50.000 1978 Irán 15.000

1797 Ecuador 40.000 1980 Argelia 5.000

1822 Asia Menor 22.000 1985 México 35.000

1828 Japón 30.000 1986 El Salvador 1.500

1868 África y Chile 25.000 1988 Armenia NW 25.000

1868 Ecuador y Colombia 70.000 1988 Himalaya (India) 975

1896 Japón 22.000 1988 SW China 1.000

1906 San Francisco (EE.UU) 3.000 1990 Irán 50.000

1906 Chile 20.000 1991 Pakistán i Irán 1.200

1907 Rusia 12.000 1991 India 1.600

1908 Messina (Italia) 72.000 1993 Latur (India) 10.000

1915 Italia 32.000 1995 Kobe (Japón) 6.000

1920 China 200.000 1998 Afganistán y Tayikistán 4.000

1923 Japón 143.000 1989 San Francisco (EE.UU) 67

1927 China 40.900 1992 Egipto 550

1931 China 10.000 1992 Indonesia 2.500

1933 China 9.300 1993 India 9.700

1933 NE de Japón 2.990 1995 Kobe (Japón) 6.000

1933 California 117 1999 Colombia 1.185

1934 India y Nepal 10.700 1999 Turquía 17.000

1935 Pakistán - India 30.000 2001 San Salvador (El Salvador) 944

1939 Chile 28.000 2001 India 20.085

1939 Turquía 33.000 2003 Afganistán NW 1.000

1943 Turquía 4.000 2003 Argelia NW 2.300

1944 Argentina 8.000 2003 Bam (Irán) 30.000

1946 Japón 2.000 2004 SE Asiático y África 280.000

1948 Japón 3.800 2005 India N, Pakistán y Afganistán 86.000

1948 Unión Soviética 110.000 2006 Indonesia 5.700

Inundaciones

Desbordamiento fluvial en el Area Metropolitana de San Salvador, ocasionado por las intensas lluvias provocadas por el huracán Stan, El Salvador, 2005.

Las inundaciones son un proceso estrictamente vinculado a las condiciones climáticas de las diferentes regiones del planeta: las precipitaciones, los huracanes, las tempestades costeras, los ciclones y la fusión de los hielos conducen a crecidas del nivel de las aguas de las redes fluviales y a los consiguientes desbordamientos. A este hecho se suman síndromes climáticos como los de El Niño o los efectos del cambio climático.

En China es donde se han producido las inundaciones más devastadoras de la historia. Las avenidas fluviales periódicas del río Yangzi y del río Amarillo han causado una gran pérdida de vidas humanas, aparte de los miles de muertos de hambre fruto de las inundaciones. Entre estas destacan las de 1887 del río Amarillo (entre 900.000 y 6.000.000 muertos)

Otra de las regiones también afectadas de manera periódica por las crecidas fluviales es los Estados Unidos, donde los desbordamientos del río Mississippi se porducen de tres a cuatro veces por siglo. Las inundaciones son también inducidas por los huracanes, principalmente en la costa este de los Estados Unidos, con una peridiocidad de una o dos cada década y con mayor frecuencia en la costa del Golfo. Un ejemplo reciente de este hecho ocurrió en 2005 como consecuencia del huracán Katrina, que arrasó la zona de Nueva Orleans y otras ciudades costeras de los estados de Luisiana y Mississippi. Causó 1.619 muertos y el agua llegó a los nueve metros de altura en algunos barrios de la ciudad de Nueva Orleans, razón por la que tuvo que ser evacuada.

La región de América Central y el Caribe resultó afectada en 1998 por el huracán Mitch, que provocó un balance extraoficial de 18.000 muertos. A este huracán se lo considera el segundo más mortífero de la historia del Atlántico, después del Gran Huracán de 1780; la mayoría de las muertes se produjeron a causa de las inundaciones y los corrimientos en Honduras y Nicaragua, y también en Guatemala y El Salvador. En 2005 el huracán Stan, descrito en los países de América Central como una tempestad tropical, afectó principalmente a los territorios de Guatemala y El Salvador, donde se produjo el mayor número de muertos y donde muchas comunidades y pueblos quedaron completamente aislados. y la del año 1931 del río Yangzi (3.700.000 muertos).

La zona asiática se ve afectada de manera periódica por tifones, ciclones y tornados que causan un gran panorama de destrucción. En Bangladesh, en 1988, casi tres cuartas partes del país quedaron inundadas a causa de las lluvias monzónicas más intensas de los últimos 70 años; 2.000 personas murieron y unos 30 millones perdieron sus hogares. El 1989, las lluvias torrenciales volvieron a inundar varias zonas del continente asiático y acabaron con la vida de centenares de personas en Corea del Sur, el sur de la India, Pakistán, Bangladesh y China. Y así sucesivamente, año tras año, las lluvias monzónicas dan lugar a numerosas situaciones de catástrofe.

Dentro de la región europea cabe destacar dos episodios. El primero tuvo lugar en 1953 en Holanda debido a fuertes vientos y olas gigantes que ocasionaron inundaciones que cubrieron 200.000 hectáreas y en las que murieron 1.800 personas. Este desastre dio pie, en las décadas siguientes, a las mayores obras de ingeniería hidráulica del mundo. Posteriormente, en 1993, Bélgica, Francia, Alemania, España y los Países Bajos sufrieron las peores inundaciones de la última década del siglo XX. Muchos ríos, entre ellos el Rin, se desbordaron, siete personas perdieron la vida y los daños económicos fueron muy grandes. En agosto de 2002 las aguas de los ríos Elba y Danubio afectaron a buena parte de Europa central, y aunque no causó un gran número de muertos, este episodio comportó, de nuevo, una catástrofe económica y social.

En el Estado español los registros históricos muestran el importante riesgo de inundaciones de muchos sectores. Mencionemos algunas: la zona de Levante ha sido a menudo afectada por inundaciones: en 1957 se produjo la gran riada de Valencia, las cuencas del Turia y el Palancia inundaron buena parte de la capital y de Sagunt. Posteriormente, el cauce del río Turia fue desviado al sur de la ciudad. En 1962 se produjeron inundaciones en Cataluña, Baleares y Castelló; las fuertes lluvias provocaron el desbordamiento de algunos afluentes del río Besòs y causaron más de 700 muertos en Rubí, Terrassa y Sabadell. En 1983 las precipitaciones más intensas de la historia del País Vasco provocaron el desbordamiento del río Nervión durante la Semana Grande de Bilbao, hecho que provocó un balance de decenas de muertos y cuantiosos daños materiales. Desde entonces, el río ha sido sometido a varias modificaciones para prevenir futuras avenidas. Por último, uno de los sucesos más desafortunados fue el ocurrido en 1996 en el cámping de la localidad aragonesa de Biescas, donde una riada, provocada por unas intensas lluvias de verano y un encharcamiento accidental, causó la muerte de 87 personas.

Inestabilidades

Los desprendimientos de tierra y los deslizamientos suelen ser consecuencia de otros fenómenos, como los terremotos, las erupciones volcánicas y el deshielo. Estos sucesos pasan a menudo más inadvertidos que otros porque su alcance es más puntual, aunque no dejan de representar peligros que han dado lugar a muchas situaciones de desastre; por regla general generan grandes pérdidas económicas antes que un gran número de víctimas mortales.

El corrimiento de tierra más grande producido en el último milenio tuvo lugar en 1980 durante la erupción del monte Saint Helens en Estados Unidos. El volumen de material deslizado fue de 2,8 km3, aunque este hecho no se considera un desastre, ya que no supuso ningún riesgo para la población. En cambio, uno de los deslizamientos con más víctimas mortales se dio en la región china de Kansú, en 1920; ocasionó 200.000 muertos.

Otro de los episodios más destacados y que centró la opinión internacional se dio en 1985, cuando la violenta erupción del volcán colombiano Nevado del Ruiz, tras casi 150 años de inactividad, comportó el deshielo de la nieve y provocó un alud de lodo y agua que enterró y destruyó la ciudad de Armero, con un balance de 25.000 muertos.

Los episodios en que se relacionan inestabilidades gravitacionales como consecuencia de las crisis sísmicas son numerosos y se repiten todos los años en diferentes puntos del planeta. Mencionemos algunos: en 1988, en Nepal, un seísmo de magnitud 6,9 (en la escala de Richter) sacudió la región del Himalaya y provocó inestabilidades en las vertientes y corrimientos que destruyeron miles de hogares. Perdieron la vida unas 975 personas. En 1999, en Venezuela, las intensas lluvias comportaron el corrimiento de las vertientes de una cordillera en la zona de Vargas, que provocó la muerte de miles de personas y unos 300.000 damnificados. En 2001, a raíz de la crisis sísmica que afectó a El Salvador, en la localidad de Santa Tecla se produjo un gran deslave que sepultó un barrio de casas. En otro orden de causas hay que hacer mención del lamentable suceso de 2003 en el Cerro Puca Loma de la localidad boliviana de Chima, donde, como consecuencia de una mala planificación de la actividad minera, se produjo un deslizamiento que dejó un balance de 24 muertos y más de un centenar de desaparecidos no identificados.

Corrimiento en el barrio de Las Colinas, en la localidad de Santa Tecla.El Salvador. 2001.

Corrimiento de tierras en el barrio de las Colinas, Santa Tecla, El Salvador,a causa de la crisis sísmica del año 2001, El Salvador.

Dinámica Climática Actual

Por último, cabe destacar que en la actualidad el cambio climático se ha convertido en el factor más influyente en la gravedad de los desastres de origen natural. El aumento de la concentración de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, vapor de agua y ozono, entre otros), tanto naturales como de origen antropogénico, contribuye a que aumente la temperatura media de la Tierra. Las consecuencias de la dinámica climática actual pronosticadas por los científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático son las siguientes:

• Aumento de la temperatura media de 1,4 a 5,8 grados centígrados durante este siglo,

• Desertificación de ciertas zonas del planeta,

• Lluvias de carácter torrencial en otras zonas,

• Aumento del nivel del mar de entre 9 y 88 cm para el año 2100, que inundaría zonas hoy densamente pobladas,

• Difusión de ciertas enfermedades de tipo tropical en zonas actualmente de clima templado.

Dentro de este contexto, no es de extrañar que el año 2004 fuera el cuarto más cálido registrado históricamente, después de 1998, 2002 y 2003. Además, entre los 10 últimos años encontramos 9 entre los más cálidos desde 1861.

Siempre ha habido desastres de origen natural que han afectado de manera destructiva a las personas y sus bienes, pero en la actualidad los Escenarios de Riesgohan cambiado y la Exposición de la Población es más elevada.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los desastres se clasifican de la siguiente manera:

A) Desastres Naturales.

B) Desastres Tecnológicos.

DESASTRES NATURALES:

Son los desastres producidos por la fuerza de la naturaleza. Entre estos tenemos:

1. DESASTRES GENERADOS POR PROCESOS DINÁMICOS EN EL INTERIOR DE LA TIERRA:

a. Seísmos: Son los movimientos de la corteza terrestre, que generan deformaciones intensas en las rocas del interior de la tierra, acumulando energía que súbitamente es liberada en forma de ondas que sacuden la superficie terrestre.

b. Tsunamis: Movimientos de la corteza terrestre en el fondo del océano, formando y propagando olas de gran altura.

c. Erupciones Volcánicas: Son el paso de magma, cenizas y gases del interior de la tierra a la superficie.

2. DESASTRES GENERADOS POR PROCESOS DINÁMICOS EN LA SUPERFICIE DE LA TIERRA:

a. Deslizamiento de Tierras: Ocurren como resultado de cambios súbitos o graduales de la composición, estructura, hidrología o vegetación de un terreno en declive o pendiente:

b. Derrumbes: Son la caída de una franja de terreno que pierde su estabilidad, o la destrucción de una estructura construida por el hombre.

c. Aludes: Masas de nieve que se desplazan pendiente abajo.

d. Aluviones: Flujos de grandes volúmenes de lodo, agua o hielo.

3. DESASTRES GENERADOS POR FENÓMENOS METEOROLÓGICOS O HIDROLÓGICOS:

a. Inundaciones: Invasiones lentas o violentas de aguas de río, lagunas o lagos, debido a fuertes precipitaciones fluviales o rupturas de embalses, causando daños considerables.

b. Sequías: Deficiencias de humedad en la atmósfera por precipitaciones pluviales irregulares o insuficientes.

c. Tormentas: Fenómenos atmosféricos producidos por descargas eléctricas en la atmósfera.

d. Tornados: Vientos huracanados que se producen en forma giratoria a grandes velocidades.

4. DESASTRES DE ORIGEN BIOLÓGICO:

a. Plagas: Son calamidades producidas en las cosechas por ciertos animales.

b. Epidemias: Son la generalización de enfermedades infecciosas a un gran número de personas y en un determinado lugar.

5. DESASTRES TECNOLÓGICOS:

a. Incendios.

b. Explosiones.

c. Derrames de Sustancias Químicas.

d. Contaminación Ambiental.

Perspectivas futuras

A pesar de todos los esfuerzos que se hacen para controlar el ambiente, sigue incrementándose el número de desastres, tanto naturales como provocados por el hombre. El número promedio de calamidades ha permanecido en un nivel relativamente constante y de cierta manera ha disminuido en algo. Sin embargo, continúan aumentando de forma considerable la tasa de mortalidad y las pérdidas económicas, debido al aumento de la población en algunas zonas y al crecimiento de una sociedad tecnológicamente avanzada.

Conforme el hombre siga estableciéndose en tierras propensas a inundaciones, construyendo edificios más altos, y produciendo mayores barcos y aviones más grandes, las pérdidas por inundaciones, incendios y accidentes de transporte, parecen destinadas a aumentar.

Las enfermeras pueden desenvolverse en tres áreas para ayudar a mitigar las pérdidas humanas y materiales en el desastre:

1. Preparación personal

• Asegúrese de que usted como enfermera es un recurso útil para la comunidad, y no una carga.

• Conserve su propio equipo y material de urgencias (véase el capitulo 3).

• Cerciorarse de que su familia sepa qué hacer en una situación de emergencia.

• Utilice la prudencia para seleccionar el sitio en donde establecerá su hogar.

2. Participación de la comunidad.

• Conozca en detalle los programas locales para situación de desastre y los procedimientos de emergencia.

• Participe en la vida política de su comunidad que se relacione con la asistencia en caso de desastre.

• Apoye a los dirigentes que optan por soluciones definitivas y a largo plazo en los programas de disminución de pérdidas y de preparativos de emergencia, en vez de los que escogen una solución rápida y breve como un expediente político de solución.

• Colabore para modificar el uso de la tierra y las medidas de desarrollo, de modo que reflejen los mejores conocimientos actuales acerca de los peligros geológicos e hidrológicos.

• Apoye a las organizaciones de auxilio voluntario de la localidad.

• Copere en la orientación del público en cuestiones de preparación personal.

3. Preparación profesional

• Participe en la creación de los planes en caso de desastre en los niveles comunitario o de hospital.

• Asista a clases de enseñanza continua y cursos de actualización para mantenerse al día en los conocimientos y habilidades de asistencia en situación de desastre.

• Apoye los esfuerzos administrativos para mejorar la preparación en caso de desastre.

1. Antecedentes y perspectiva histórica

Stephen B. Taggart, B.S., M.S., C.H.C.M.

Casi todos los días ocurren desastres en algún lugar de Estados Unidos de América y en cl resto del mundo, los cuales amenazan innumerables vidas y causan daños en la propiedad. Nos enteramos de ellos por los medios de comunicación: aviones que se estrellan, inundaciones, huracanes, tornados, incendios, sismos, accidentes producidos por materiales peligrosos, sequías, hambrunas y guerras. Del 1 de enero de 1971 al 3 de junio de 1980, distintos presidentes estadounidenses declararon como desastres mayores a 326 sucesos de este tipo1. Además, acaecen innumerables calamidades localizadas que no califican para una declaración presidencial, aunque algunas veces ocasionen el mismo numero de víctimas o más, como el derrumbe de las escaleras exteriores de un hotel en Kansas City, el 17 de julio de 1981, que no fue considerado de magnitud suficiente para que el presidente de Estados Unidos lo estimara un desastre, no obstante que causó 113 muertos y 188 lesionados. El costo de tales desastres, en términos de vidas humanas, pocas veces es conocido en toda su magnitud por quienes no los han sufrido personalmente (tabla 1-1).

Conforme ha aumentado la conciencia del público respecto a los desastres, también lo hicieron las exigencias relativas a adoptar mejores prácticas de atención. La meta del auxilio médico en una tragedia es evitar o minimizar la muerte, las lesiones, el sufrimiento y la destrucción. Muchas personas y entidades intervienen en este esfuerzo: organizaciones de atención para situaciones de desastre en los niveles local, estatal y federal; corporaciones privadas de auxilio; departamentos de bomberos y de policía; personal médico y de enfermería; líderes políticos y también administradores, abogados, ingenieros, meteorólogos, geólogos, sociólogos y voluntarios. Debido a que la atención en un desastre constituye una labor interdisciplinaria, todas las personas que participan deben conocer sus responsabilidades y papeles respectivos. El propósito del presente capitulo es proporcionar algunas de las definiciones generales relacionadas con los desastres; tratar acerca de los distintos tipos de catástrofes y los agentes que los causan; señalar las fases de una tragedia y mostrar la manera en que se relacionan con el auxilio y la atención; examinar la intervención histórica cada vez mayor de las enfermeras; y la forma como deben prepararse para casos de desastre; y, finalmente, ventilar los problemas comunes que conlleva el suministro del auxilio médico en dichos sucesos.

El Reportero de la Historia

Un blog de noticias de Historia e Historiadores

El estudio histórico de los ‘desastres naturales’

El estudio histórico de los desastres naturales no ha estado ausente en la historiografía latinoamericana como se suele creer, especialmente en la mexicana que ha producido una amplia bibliografía sobre el tema llegando incluso a hacer aportes metodológicos verdaderamente valiosos para su desarrollo. En este sentido, la contribución de la estudiosa mexicana Virginia García Acosta en este campo no sólo ha sido altamente signficativa, proporcionando pautas teóricas y metodológicas que otros historiadores han aplicado para sus propias países, sino también impulsando estudios históricos sobre el impacto que en las sociedades han tenido los desastres naturales. Además de los dos tomos que coordinó para La Red, "Historia y desastres en América Latina", vol. I (1996) y vol. II (1997), García Acosta editó en 1994 un breve libro sobre “Estudios históricos sobre desastres naturales en México”, para el cual escribió un breve ensayo, "Enfoques teóricos para el estudio histórico de los ‘desastres naturales’", que resumía el estado del arte en que se encontraban las investigaciones de este tipo en América Latina. En su texto, ensaya unas conclusiones y una hipótesis que en el contexto de la crisis generada por el terremoto del 15 de agosto último resultan verdaderamente sugerentes, cuando no actuales. Como suele decirse, los subrayados son nuestros.

“Enfoques teóricos para el estudio histórico de los ‘desastres naturales’ “ (*)

Por Virginia García Acosta

“[...] Menos conocidos y escasos, resultan otros enfoques surgidos en la década de los ochenta. A diferencia de los estructural-funcionalistas, visualizan a los desastres como fenómenos internos y no externos; para ellos las sociedades humanas no constituyen entes totalmente integrados funcionalmente, solidarios y estructuralmente organizados que sólo por el efecto de agentes externos (como serían los fenómenos naturales destructivos) resultan transtornados y perturbados. Rechazan abiertamente el empleo del método deductivo, a través del cual de un evento único se concluyen causas múltiples, e insisten en analizar, de manera deductiva, la totalidad de factores internos que intervienen en una determinada sociedad antes y después de un desastre, esto es, su contexto. En estos términos, esta propuesta resulta sugerente para lograr entender, desde una perspectiva crítica, los efectos sociales, políticos y económicos de los desastres naturales.

Con este enfoque, algunos estudios enfatizan la recurrencia de los desastres en determinadas zonas geográficas, así como la vulnerabilidad socioeconómica de ciertas poblaciones afectadas. Esta última provoca mayor fragilidad y riesgo, en cuyo caso un desastre natural puede convertirse en una verdadera catástrofe. Es el caso de situaciones en las cuales prevalece un equilibrio precario entre la población y el ecosistema, en las que existen problemas persistentes como concentración de los recursos, pauperización creciente, debilidad económica de grandes sectores, inestabilidad política u otros, que magnifican los efectos de un desastre natural a niveles insospechados.

Las sociedades no son receptores pasivos de los excesos climáticos o geofísicos. Debemos analizar sus interrelaciones, teniendo siempre presente el tipo específico de sociedad y de desastre en cuestión.

Algunas conclusiones interesantes o ‘lecciones’ a las que ha llegado este último tipo de estudios, y que pueden ser de utilidad para un estudio socio-histórico de los desastres naturales son los siguientes:

a) los desastres naturales siempre interrumpen un cierto desarrollo;

b) los desastres naturales deben estudiarse y analizarse como parte de los procesos sociales y económicos;

c) hay que tomar en cuenta la diferente respuesta entre la población afectada, en particular su notable vitalidad y capacidad organizativa para lograr la supervivencia, y la inercia que ha caracterizado la respuesta gubernamental en la mayoría de los casos;

d) los desastres naturales se suman a los cotidianos desastres económicos y políticos por los que atraviesan ciertos países, regiones o sectores (Cfr. Caputo, Herzer y Morello, 1985).

A partir de estos enfoques surgió una hipótesis que hemos adoptado como una de las centrales de nuestros estudios históricos sobre desastres naturales y que se puede formular de la siguiente manera: los desastres naturales constituyen el detonador de una situación social, económica y política previamente existente: “Los fenómenos naturales juegan un rol muy importante como iniciadores del desastre, pero no son la causa. Ésta es de naturaleza múltiple y debe buscarse fundamentalmente en las características socioeconómicas y ambientales de la región impactada. [...]”.

Resumen

En un esfuerzo por establecer las bases de los capítulos subsecuentes, aquí se han presentado algunas definiciones e información general relacionada con la asistencia en situaciones de desastre. La práctica de la enfermería, en realidad, surgió y maduró como respuesta a las necesidades creadas por los desastres, en particular las guerras. Las enfermeras que laboran en un hospital y las que lo hacen en un establecimiento ajeno a estas instituciones, han jugado un papel muy importante en la asistencia en desastres y en virtud de que seguirán interviniendo de la misma manera, están obligadas a prepararse para enfrentar este reto. Las necesidades que desencadena un desastre son distintas a las de la vida diaria; más aún, la experiencia y la capacitación que se adquiere en situaciones normales, generalmente no preparan a la persona para que actúe adecuadamente en una catástrofe. Es esencial que se aprenda de los errores del pasado, en cuanto al suministro de atención a las víctimas. En el futuro se debe enfatizar más en lo referente a los aspectos de enseñanza y capacitación en la asistencia durante casos de desastre.

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