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Desastres Naturales


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2014  •  2.584 Palabras (11 Páginas)  •  320 Visitas

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Incendios Forestales

1. Introducción

En el siguiente trabajo hablaré de la problemática ambiental que son los incendios forestales en la Argentina, fenómeno bastante habitual en nuestro país.

Algunos causados por la naturaleza, pero otros por descuidos del hombre, que no se preocupa por este tipo de problemas. Cada año este fenómeno crece y nadie hace nada para evitarlo, si uno ve las cifras de hectáreas perdidas por los incendios a lo largo de la historia, es de no creer.

En lugares como Bariloche, donde los bosques forman un papel preponderante en la vida de la ciudad, se queman miles y miles de hectáreas cada año y sin parecer que a nadie le importe. La mayoría de las veces los crean la naturaleza y siempre es la naturaleza (la lluvia) quien los apaga.

Además de donde se dan los incendios y conque proporción, hablaré de las diferentes formas con que se tratan de apagar los incendios, y así también la forma de evitarlos, porque es mejor evitarlos, y no esperar a que el fuego crezca de una forma incontrolable, (como sucede siempre) y dejar que lo apague la naturaleza.

Para realizar esta investigación se estuvo buscando información de incendios forestales de los últimos años, como así también opinión de la gente que vive cerca de donde se generan estos incendios, mapas aéreos de las zonas afectados, y estadísticas para darnos cuentas si estos hechos están aumentando o disminuyendo con el pasar de los años.

Este trabajo esta realizado con el objetivo de mostrarle a la gente que el problema de los incendios forestales es serio, y no algo que tiene que pasar desapercibido, y para concienciar a la gente y tratar de educarla, así entre todos poder mitigar este problema.

2. Tipos de incendio y sus consecuencias

Existen varias formas en que la vegetación se quema, y cada una con su consecuencia.

Estepa patagónica

Los llamados pastizales corresponden a la estepa patagónica, cubierta en su mayoría por pastos secos como el coirón o el neneo, unos matorrales bajos y semiesféricos. A esto se le suman sauces en los cauces de los arroyos y arbustos espinosos desperdigados por el medio de la nada.

Estos pastos no se queman como usualmente se ven en otras partes del país. Los pastos de la estepa se queman a mucha temperatura y producen mucha llama. Cuando el viento está en calma, se queman lentamente, pero cuando el viento sopla, las llamas son llevadas como la espuma de las olas, haciendo que el fuego avance a una velocidad vertiginosa. Ni siquiera los caminos son capaces de detener el avance d e un fuego con viento.

Cuando el fuego ha pasado, no queda nada sobre y debajo del suelo. Si la combustión fue rápida hay una probabilidad de que las raíces hayan sobrevivido, y la planta vuelve a recuperarse en un lapso de dos o tres años. Si no es así le demandará un poco más de tiempo, pero no más de diez años. El problema es que al no haber vegetación el suelo queda expuesto. El viento hace un trabajo erosionador impresionante.

En días de viento, a muchos kilómetros de distancia se ven las columnas de polvo elevarse en los cerros. Es ese mismo polvo que se junta formando dunas y ayudando a la desertificación de la Patagonia. Cuando llueve, el panorama no es mucho mejor, ya que el agua se lleva gran parte del suelo expuesto, dejando profundos surcos y causando aluviones de barro que cubren lo que quedó intacto.

Bosques

El incendio de bosques, árboles en general, es más complejo. Pero puede ser reducido a dos aspectos básicos: el fuego de copa y el fuego de sotobosque. El fuego de copa es el más peligroso. Es cuando el viento sopla con furia. Todo el follaje del árbol arde al mismo tiempo en una gigantesca llamarada. El calor generado ronda los 600 a 1000 grados, e incluso puede alcanzar los 1500. Serviría para derretir el hierro. Como en un bosque un árbol no se quema solo, el efecto es abrumador. Esta gran masa incandescente eleva tanto la temperatura del aire que genera su propio microclima, absorbiendo aire y expulsando el aire caliente en una turbulencia que tiende a girar sobre si mismo, generando una especie de tornado al revés.

En esta turbulencia son lanzadas ramas y hojas encendidas en lo que es una verdadera lluvia de fuego, que luego encienden más árboles a cientos de metros de distancia. El sonido que produce este tipo de fuego es ensordecedor. Nadie puede dejar de estremecerse ante el fragor de una tormenta de fuego con llamas que alcanzan el centenar de metros de altura. Es este tipo de fuego que merece el título de "incontrolable".

El segundo tipo de fuego es cuando no hay viento. Los árboles se queman lentamente y las llamas consumen las plantas del sotobosque. Es posible caminar con relativa seguridad al lado del fuego. Es aquí donde los brigadistas pueden trabajar en su lucha por cercar, controlar y apagar el fuego. Mientras que en el fuego de copa el viento a veces hace que un árbol queme sus hojas pero no el tronco (lo que en cierta forma es una ventaja, ya que el árbol no muere y en dos años está brotando de nuevo) en el fuego de sotobosque todo se quema lento y a fondo. Incluso las raíces se queman a varios metros bajo el suelo. Pueden estar quemándose semanas antes de apagarse, y hacer que un fuego rebrote en cualquier momento, en cualquier parte.

Consecuencias

El bosque sube más el paso del fuego, porque tiene más que perder que la estepa. La consecuencia más inmediata es la erosión hídrica, cuando el agua se lleva la tierra, y esto es debido a la característica del suelo andino en sí.

A diferencia de lo que muchos piensan, el bosque se sustenta en una capa de tierra medianamente fértil de unos 60 centímetros de espesor. Debajo de eso hay capas de suelo gredoso, arenoso, pedregoso y muchos más, todos inútiles para que algo crezca encima. Normalmente esta delgada capa fértil es sostenida por las raíces de los árboles, pero cuando se queman ya nada sujeta esta tierra y entonces es erosionada por el viento y el agua. El resultado puede ser una tierra yerma sin capacidad de regeneración a corto y mediano plazo. Mientras que en unos pocos años las plantas y arbustos pueden volver a crecer en terreno arrasado, si no hay tierra sobre la que sustentarse la recuperación se hace muy difícil.

La naturaleza no permanece impávida ante el fuego. Tiene sus mecanismos para recuperarse, pero para esto hay que evitar tocarla, dentro de lo posible. En muchos lugares

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