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Enviado por   •  25 de Mayo de 2014  •  Tesis  •  1.018 Palabras (5 Páginas)  •  188 Visitas

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ACTO I:

Al día siguiente Sherezade

Sherezade: Decía majestad, que el genio mando al pescador que lo siguiese.

Efrit: ¡Vos sígueme!

Sherezade: Y el pescador hecho a andar detrás de él, aunque sin mucha confianza en su salvación. Y así salieron completamente de la cuidad y subieron a una montaña, bajaron una vasta llanura, en medio de la cual había una lago. Entonces el Efrit se detuvo y mando a echar las redes al pescador.

Efrit: Echad las redes y pescad.

Sherezade: Miró el pescador, a través del agua, y vio peces blancos, rojos, amarillos y azules. Este maravillado hecho sus redes y cuando hubo sacado encontró en ella cuatro peces, cada uno de color distinto y se alegró mucho.

Pescador: (alegre) ¡Oh, por Alah, lo que he encontrado!

Efrit: Ve con esos peces al sultán, ofrécelos y te dará con enriquecerte. Y mientras tanto, ¡Por Alah! Discúlpame mis rudezas, pues olvide los modales con mi larga estancia en el fondo del mar, adonde me he pasado mil ochocientos años sin ver el mundo ni la superficie de la tierra. En cuanto a ti, vendrás todos los días a pescar a este sitio, pero nada más que una vez. Y ahora, que Alah te guarde con su protección.

Pescador: Así lo haré como vos decís y gracias por ayudarme.

Sherezade: Y el Efrit golpeó con sus dos pies en la tierra, y la tierra se abrió y le tragó. Entonces el pescador volvió a la cuidad, muy maravillado de lo que le sucedió y colocó los peces en agua en una olla de barro para llevarlo al rey. Después se puso la olla en la cabeza y partió al palacio, llegando allá se presentó al rey.

ACTO II:

Pescador: Buenos días majestad. Vengo a ofrecerle estos peces.

Rey: (asombrado al límite) que entreguen estos a nuestra cocinera negra.

Visir: Como vos ordene, majestad. (Dirige a la cocina)

Visir: Me encarga el rey que te oiga: Si te guardó como un tesoro, ¡Oh gota de mis ojos! Es porque te reservó para el día del ataque. De modo demuéstranos hoy tu arte de cocinera y lo bueno de tus platas. (Regresa)

Cocinera: Lo haré para mi rey.

ACTO III:

Rey: Dale cuatrocientos dinares.

Visir: Como vos ordene, majestad.

Pescador: Muchas gracias me rey. Permiso.

ACTO IV:

Joven (de la pared): (metiendo la varita en la olla) ¡Oh, peces! ¿Seguís sosteniendo vuestra promesa? (Repites la pregunta tres veces y tiras la olla)

La cocinera se desmaya.

Peces: ¡Oh, sí! ¡Oh, sí!

Cocinera: (vuelve del desmayo) ¡Pobres Pescados! ¡Pobres pescados!

Visir: Llévale los pescados al sultán.

Cocinera: (Llorando, narra la historia)

Visir: (asombrado) Eso es verdaderamente una historia muy rara.

ACTO V:

Visir: Busquen al pescador y díganle que venga que quiero hablar con él.

Llega el pescador

Pescador: Buenos días, majestad. En que lo puedo servir.

Visir: Es absolutamente indispensable que vuelvas con cuatro peces como los que trajiste la primera vez.

Salió el pescador y luego regresó con los cuatro pescados.

Pescador: Aquí le traigo lo que me pidió mi señor (se retira)

ACTO VI:

Visir: Vas a freírlos en mi presencia para que yo vea que asunto es este.

Cocinera: Si, mi señor. (Vio aparecer a la joven)

Joven (de la pared):

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