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Discurso Masonico


Enviado por   •  12 de Marzo de 2015  •  1.228 Palabras (5 Páginas)  •  559 Visitas

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Un territorio vale por sus hombres. México tiene que valer por los mexicanos.

Jesús Guisa y Acevedo.

Estar presente frente a ustedes en este acto cívico, con motivo al aniversario del natalicio de uno de los hombres más grandes que ha dado México, es de profundo honor y orgullo. Los mexicanos y en especial los masones celebramos este 2011 el 205 aniversario del nacimiento de un hombre clave en la historia y en la consolidación de la vida de nuestro país y seguramente un hermano esencial del pensamiento humanista y político latinoamericano.

Es uso muy antiguo de los pueblos democráticos, tributar honores a los héroes que han muerto por la patria, por la verdad y por la libertad, es por eso que rendimos tributo a Juárez, ya que es considerado el adalid de la República Mexicana y el emancipador de las conciencias de un pueblo.

En México, la masonería ha tenido un papel muy importante en las tres épocas de su evolución positiva. En la Independencia fueron grandes masones Joaquín Miguel Gutiérrez, Morelos, Allende, Guerrero, Bravo, Mina; en la reforma, están Ángel Albino Corzo, Benito Juárez, Ignacio Ramírez, José María Mata, Gómez Farías; en la revolución contribuyeron, en forma definitiva, hombres como Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón, Belisario Domínguez, Francisco I. Madero y muchos más, sería interminable la lista.

Esto demuestra que en las tres etapas positivas de nuestra historia, la masonería ha jugado un papel muy importante. No como masonería, porque la masonería no lucha en forma política en el mundo, sino preparando a sus hombres en el seno de sus talleres para que estos con una ética y con un ideal puro, alto y noble, trabajen en beneficio de la humanidad.

Juárez fue uno de esos hombres, y la generación que le acompañó en su lucha por la Reforma Liberal, son el mejor ejemplo de cómo los principios, los postulados y las enseñanzas de la Masonería deben sembrar la inquietud y los ánimos de las instituciones sociales y políticas de los pueblos evolucionados. Los Estados Unidos mexicanos, fueron fundados por Masones y la Reforma Liberal Mexicana es, sin duda alguna, la segunda fundación de este país. Estos hechos colocaron a México entre las naciones civilizadas del mundo.

Al V.`. H.`. Juárez se le exalta por su condición humana llena de virtudes; se le reconoce por sus méritos enormes al ser el ejemplo más vivo de la perseverancia en la lucha contra todas las adversidades juntas, ya en su vida personal, ya en su devenir político.

En su vida personal, Juárez surge de la clase social históricamente más marginada de América, la indígena. Nació el 21 de marzo de 1806, en la ranchería de San Pablo Guelatao, a tres kilómetros del Municipio de Ixtlán, Estado de Oaxaca, México. Hijo de los indígenas zapotecas Marcelino Juárez y Brígida García; creció dentro de esta comunidad por lo que parte de su niñez sólo habló el dialecto zapoteco. Apenas tenía 3 años cuando murió su padre Marcelino. Después del nacimiento de su hermanita María Longinos, la alegría se volvió tristeza porque enseguida murió su madre. Solos en la vida quedaron los huérfanos María Josefa, Rosa, Benito y María Longinos.

Los abuelos paternos –Pedro Juárez y Justa López– recogieron a los huérfanos María Josefa y Rosa, a Benito y María, la recién nacida, se fueron a vivir con su tía Cecilia García, hermana de la difunta madre. A los escasos dos años murieron los abuelos paternos. Entonces su tío Bernandino –hermano del abuelo paterno– se hizo cargo de Benito. Bernardino era un hombre dedicado a las faenas del campo y del pastoreo. Tenía un rebaño de ovejas al que Benito le ayudaba a cuidar. Fue en este ambiente donde Juárez aprendió el laboreo y las tareas campesinas. La pérdida de uno de esos animales, el 17 de septiembre de 1818 por quedarse dormido, asustó al niño Benito, quien tomando una decisión muy personal y temeroso de ser castigado por la falta de la oveja, escapó a pie hasta llegar a la capital del estado, la ciudad de Oaxaca, dirigiéndose inmediatamente a la casa de la familia Maza, donde trabajaba como sirvienta su hermana María Josefa.

Durante esta etapa, gracias a su hermana y a la propia familia Maza, consigue incrementar sus estudios; sobre todo adquiere el dominio del español, pues tenía muy pocos conocimientos del mismo y vive unos años de estabilidad. Poco después ingresó al servicio doméstico del monje Antonio de Salanueva, quien poseía un taller de encuadernación donde aprendió el oficio de encuadernador, lo que le permitió también la lectura de muchos autores clásicos. Asimismo, el fraile Salanueva le enseñó, entre otras áreas del conocimiento, filosofía y teología y contribuyó en su ingreso como alumno externo del Seminario de Santa Cruz que era el único lugar donde se podía estudiar la secundaria en Oaxaca. Cuando estaba próximo a ordenarse como sacerdote cambió de carrera, inscribiéndose en 1829 en el Instituto de Ciencias y Artes del estado, para iniciar estudios en jurisprudencia, que culminó con todo éxito el 13 de enero de 1834, fecha en que recibió el título de abogado.

En el ámbito de la política Juárez ocupo diversos cargos como secretario en el régimen del general Antonio de León, luego fiscal del Tribunal Superior y diputado al Congreso Federal, y le tocó aprobar el préstamo que Gómez Farías había solicitado para financiar la guerra contra Estados Unidos de América, se desempeño también como regidor de ayuntamiento, gobernador de su estado hasta ser el presidente de la republica mexicana, puesto que desempeño con lealtad hasta el último segundo de su vida.

El elevado espíritu Masónico de Benito Juárez tuvo su más fervorosa expresión en el patriotismo y tolerancia con que condujo su vida personal, familiar y política y en el cumplimiento exacto de sus deberes Masónicos y fraternales creando escuelas, protegiendo la libertad bajo todas sus formas y velando por el fiel cumplimiento de las leyes y la Constitución de México.

Fue proclamado “Benemérito de las Américas” por su defensa de las libertades humanas, que sirvió de ejemplo a otros países de América latina.

Hacemos acto de presencia, este día, ante el monumento que Chiapa de Corzo ha levantado al personaje tan ilustre, porque nos traslada a la obra de nuestro hermano Benito Juárez.

Agradecemos de antemano tan noble gesto de nuestro mandatario municipal, al retomar los honores a tan ilustre mexicano y le expresamos que seguimos con atención y respeto las obras de su gobierno en esta tierra de héroes, en esta tierra cuyos hombres del pasado, regaron con su sangre la semilla de la libertad que hoy gozamos y la que conservamos gracias a la eficaz labor de los gobiernos nacidos de la revolución mexicana, sabemos que los tiempos son difíciles y aplaudimos cuando el bienestar llega al pueblo partiendo de una responsabilidad compartida, queremos manifestarle, aquí, ante la presencia de la imagen del tan ilustre mexicano, que la masonería Chiapacorceña ha estado dispuesta a participar incondicionalmente, en las obras que den prosperidad a este nuestro municipio, siempre con nuestros principios de libertad, igualdad y fraternidad.

Juárez siempre lucho bajo estos preceptos, siempre ante situaciones adversas y casi siempre con inferioridad de fuerzas, pero aún cuando era derrotado, sabía cómo animar a sus hombres.

Para nosotros ser masón es un timbre de orgullo. Lo prueba la historia de todos los pueblos y en especial, la de nuestra patria.

¡Viva Juárez!, ¡Viva México!

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