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Discurso Presidencial


Enviado por   •  28 de Junio de 2015  •  6.409 Palabras (26 Páginas)  •  158 Visitas

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Chilenas y chilenos,

Me presento ante este Congreso de la República para dar cuenta de la marcha del Gobierno, así

como del momento histórico que vive nuestro país.

Para Chile ha sido un año complejo e intenso. Sé que esto ha provocado razonables

incertidumbres. Pero debemos mirar con perspectiva y sentido histórico lo vivido, para entender

la gran oportunidad que tenemos como país.

Chile está viviendo uno de los procesos transformadores más importantes de su historia.

Lo que tenemos ante nosotros es la oportunidad de construir entre todos un mejor país. Y este

cambio no será la obra sólo de un gobierno o de un sector político. Las grandes transformaciones

nacerán de los corazones y las voluntades de todos los ciudadanos, de cada chileno y chilena,

de ustedes y de mí, que anhelamos un país bueno, justo y pujante.

Asumí como Presidenta elegida por la mayoría de mis compatriotas, en un momento de grandes

demandas y expectativas. El mandato que recibí fue claro: conducir las transformaciones que

nos permitieran ser una sociedad menos desigual, más cohesionada, en paz y con desarrollo, al

servicio de cada hombre y mujer de la patria.

Ese es mi compromiso y lo estoy cumpliendo. Ese es el norte que guía nuestro trabajo.

Somos un gobierno para las personas, para sus familias y las localidades donde viven. Y ello

significa escuchar sus demandas. Y atenderlas con responsabilidad.

Las personas nos demandan más capacidades y derechos para poder llevar adelante sus sueños.

Nos demandan más y mejores oportunidades de trabajo y emprendimiento para surgir. Nos

demandan una participación social y un funcionamiento de la democracia que se corresponda

con su dignidad de ciudadanos. Nos demandan una convivencia social que brinde calidad de

vida y protección.

Los chilenos y chilenas son exigentes, porque han trabajado duro y quieren un país a la

altura de sus esfuerzos y méritos. No quieren un Estado, una economía y una política ajenos

a sus aspiraciones.

421 DE MAYO DE 2015

La institucionalidad de Chile tiene las capacidades para ponerse al nivel de las demandas de

sus ciudadanos y a tono con las exigencias del siglo XXI. Sin duda, podemos más.

Por eso nos comprometimos con los ciudadanos a emprender esos cambios. Y ese compromiso

está plasmado en nuestro programa.

En este primer año hemos avanzado actuando con determinación. Hemos hecho reformas

históricas, de las que hoy daré cuenta. Promulgamos leyes largamente esperadas, ejecutamos

nuestros programas y presupuestos, tomamos medidas para estimular la economía, hemos

mantenido y ampliado los servicios públicos del Estado, enfrentado emergencias, dialogado

con la sociedad y trabajado con el sector privado; fortalecido nuestros lazos con el mundo y

promovido la paz.

Por cierto que hemos tenido fallas y no voy a esconderlas bajo la alfombra. Chile hoy exige de

sus líderes hablar con la verdad. Es lo que he hecho y lo que voy a hacer.

Debemos asumir las dificultades del año que hemos vivido. Hemos debido enfrentar desafíos

inéditos que nos han remecido a todos.

La naturaleza nos golpeó fuerte, con terremotos, incendios, aluviones y erupciones.

El proceso de desaceleración de la economía que venía incubándose desde fines de 2012 ha

sido más profundo y prolongado de lo esperado y puede amenazar nuestras oportunidades.

Y la sociedad dijo basta a los abusos, los privilegios y la corrupción en la política y los negocios,

y afectó la confianza en sus líderes y representantes.

Esto cuestiona las bases de nuestra convivencia: la confianza que nos debemos unos a otros, la

calidad de nuestra democracia, la seguridad, el crecimiento económico.

Pero Chile, como tantas veces, ha mostrado la fuerza de su sociedad. Se ha puesto de pie ante

las catástrofes, ha redoblado su esfuerzo ante la desaceleración y ha hecho oír su voz crítica y

alerta ante prácticas ilegítimas e ilegales.

Chile no se ha abatido ante los problemas, ha reaccionado demandando actitudes y soluciones

que no dejen las cosas como estaban, sino que las cambien para mejor. Por eso, ante las crisis

que hemos vivido, hoy disponemos de un fuerte consenso para avanzar.

Esta es nuestra oportunidad histórica. Más difícil tal vez de lo que pensábamos, pero más

sincera, más profunda, más perdurable.

Hemos atendido a este llamado de la realidad y estamos actuando resueltamente. El gobierno,

en un esfuerzo que he conducido personalmente, y que ha convocado a actores de los más

diversos sectores, ha enfrentado las dificultades y ha encaminado soluciones institucionales

sólidas y con sentido de largo plazo.

Pero no por ello estamos postergando ni vamos a postergar nuestro compromiso de reformas.

Nuestra

...

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