EL ARTE DE LA NO VIOLENCIA

EL ARTE DE LA NO VIOLENCIA

LA VIOLENCIA, que palabra tan atroz, tan dura, una de las palabras, sin duda, que más daño han hecho, que más duelen hasta el pronunciarla. VIOLENCIA, te hemos permitido adentrarte tanto en nosotros que hemos logrado con ello que día con día la paz individual y la del mundo se desvanezca con el pasar de los días.

Empezaré primero por el inicio de esta catástrofe, de donde se origina. LA FAMILIA, hermosa palabra, fuente de nuestra fortaleza ante la vida. Pero qué decir cuándo en ésta los valores no se han inculcado adecuadamente, cuando una FAMILIA debiera ser la proveedora de esos valores como el respeto, la tolerancia, el amor, la humildad, y muchos más, cuando nosotros, quienes somos padres y aún los adultos que no lo son, no inculcamos en nuestros hijos y en los niños en general, esas bondades. ¿Por qué seguimos haciendo niños cada vez más inhumanos, más materialistas? No basta decirle a un niño que luche por un sueño, que estudie para que sea un profesionista, que el trabajar lo proveerá de felicidad, pues con los resultados del trabajo podremos adquirir muchas cosas; digámosle también que para llegar a donde queremos tenemos que tener valores, ser tolerante, que en el mundo hay diversidad de pensamientos y que con la mayoría quizá no comulguemos, pero eso no quiere decir que sea motivo de violencia, de disgusto o de ver mal a la persona que no está de acuerdo con nosotros.

Esto por ende será la razón de que hoy por hoy vemos a seres humanos, más materialistas, gente inhumana, ambiciosos que quieren conseguir sus intereses a costa de los más débiles. Una persona sin valores, difícilmente sabrá la importancia de la paz para sí misma y por consecuencia para el mundo.

VIOLENCIA, VIOLENCIA, nos persigue por doquier, al ver a niños en la calle pidiendo limosna, limpiando parabrisas, mujeres maltratas hasta por su propia pareja (pareja, creo que no correspondería, sería mejor un individuo que no conoce el amor), gobiernos que no han sido capaces de acabar con la hambruna de su pueblo, por el contrario lo hunden más en ella.

En consecuencia como tener un mundo con PAZ, sin VIOLENCIA, cuando nos hemos dedicado a fomentar esta última. Si tan solo nos diéramos la oportunidad de ser mejores seres humanos, de comprender que este mundo nos pertenece a todos, sin distinción de color, raza o sexo, que seamos más tolerantes, consientes y agudizar nuestro sentido del oído, para escuchar como nuestro planeta esta clamando por una medicina, que no cuesta nada económicamente, pero como cuesta asumirla moralmente, y se llama PAZ.

Karla Gabriela González Meléndez

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