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EL BIEN, EL MAL Y LA CIENCIA


Enviado por   •  17 de Octubre de 2016  •  Ensayos  •  471 Palabras (2 Páginas)  •  116 Visitas

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UNIVERSIDAD DE CARTAGENA

FACULTAD DE QUIMICA FARMACEUTICA

EL BIEN, EL MAL Y LA CIENCIA

ENSAYO DEL PRIMER CAPITULO

MAYRA ALEJANDRA MORALES C

Cod: 0531420015

¿Qué es la ciencia?, comienza preguntándose el autor, a lo cual responde que la calificación de cientificidad no viene ya asignada en base a sus contenidos, sino en base al modo en que estos contenidos son investigados y tratados. Si ello ha podido ocurrir es porque el carácter de cientificidad se le reconoce en la actualidad a un ámbito de investigación cuando este ha conseguido dotarse de un método propio de indagación, y este método, aunque con frecuencia pueda no estar plenamente explicitado de modo fidedigno, puede al menos ser caracterizado con dos requisitos: el rigor y la objetividad, a esto se vienen muchos interrogantes; ¡son suficientes esos dos rasgos? ¡no son, acaso, compartidos con otros saberes y actividades, tales como la teología o la crítica musical?

La ciencia. ¡es un saber o una actividad? A lo que se responde, “ambas cosas”. En esta ambivalencia se apoya gran parte de la argumentación del autor. Quien considera pertinente distinguir entre ciencia pura, mero conocer, y ciencia aplicada, orientada por y para hacer. También identifica con la objetividad a la ciencia aplicada. Ella es, se dice, quien distingue el saber de lo que no lo es, la episteine de la doxa. Más no parece suficiente para diferenciar los distintos tipos de conocimiento. En cualquier caso lidiando con la objetividad, se encuentra con la discusión en torno a la neutralidad de la actividad y el saber científicos.

Como en todo debate medianamente organizado, se empieza por aclarar sobre que se va a tratar. Y encuentra que la neutralidad que se propone discutir puede ser entendida en diversos sentidos; al menos, cinco: como desinterés, como independencia de prejuicios, como el no estar al servicio de intereses, como libertad de condicionamiento y como indiferencia respecto a fines. Pero, en general, la ciencia bien entendida no toma partido, puesto que no hace otra cosa que acrecentar el poder del hombre, y por tanto multiplicar enormemente tanto las posibilidades del bien como las del mal. Este carácter refuerza la carga de responsabilidad de los hombres que hacen ciencia o se valen de ella. La ciencia no es ni buena ni mala. Entiéndase que esta neutralidad se refiere solo al núcleo epistémico de la ciencia, a la ciencia pura.

Ciencia pura y aplicada conforman el sistema científico. La ciencia como saber es intrínsecamente buena. La ciencia aplicada y su tecnología, sin embargo, son indiferentes con respecto a fines. Meros instrumentos, neutrales. Pero no neutras, puesto que reaccionan con o ante el hombre y le obligan a tomar posición ética ante ellas, en este sentido, se afirma, que la ciencia como actividad, al transformar profundamente el mundo en torno, no es neutral ni puede serlo. El sistema científico se encuentra, se tropieza con lo ético.

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