EL REY DE LOS DINKAS

EL REY DE LOS DINKAS

J HRANZ / 10/06/2013

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Hace cincuenta años nació en una pequeña aldea del África oriental un niño que estaba llamado a ser el jefe de su tribu como lo era su padre e igual que en su día lo fue su abuelo. El pequeño creció feliz rodeado de los suyos y llevando una vida al estilo Dinka, que así es como se llamaba su pueblo: pasear el ganado en busca de pastos, cazar algún bicho, procurar no ser cazado por otro bicho y poco más, una vida tranquila, una vida feliz. Pero el pequeño creció y creció pues los Dinka son pueblo de gente alta, más altos que ningunos, pero él creció aun más convirtiéndose en uno de los hombres más altos del mundo. El vivir en una pequeña aldea perdida no fue motivo suficiente para que su altura no llamase la atención de los ávidos cazatalentos del deporte profesional. Un buen día, llego un hombre blanco a la aldea y lo convenció para que se fuera con él en busca de la fama y la gloria pese a que el joven Dinka ni sabía de lo uno ni de lo otro, aun así aceptó y se marchó con aquel hombre en busca de la aventura de su vida.

Sin saber una palabra en inglés y menos de su cultura se enroló en una universidad americana como paso previo a la NBA. Demasiadas cosas nuevas por eso allí no le fue del todo bien pues el joven Dinka solo sabía de cabras, leones y okapis, él solo era un pastor alto, muy alto, más alto que ninguno. Su gigantesca altura hacía pensar de él como un buen jugador de baloncesto pero apenas tenía conocimientos del juego, sus movimientos eran torpes y carentes de sentido. Aun así esa altura le fue suficiente para llamar la atención de los ojeadores de la NBA que personalizados en los Washington Bullets le ofrecieron un contrato. Allí cayó de pié pues sus 2,31 metros sumado a sus apenas 80 kg hacían de él una caricatura esperpéntica, cosa muy apreciada en la cultura americana de mediados de los años ochenta. Y es que aquellos eran los años dorados de la publicidad, del marketing, de los alicientes y de los iconos (ET, Michael Jakson, Los Goonis, La guerra de las Galaxias…). Pero él demostró que tras a esa planta caricaturesca había un jugador de baloncesto. A base de mucho entrenamiento y mucho esfuerzo mejoró varias facetas de su juego siendo capaz de sobre todo poner tapones llegando a conseguir el record en su primera temporada como novato. Sus respetables números unidos a su carismática imagen hicieron que se convirtiera en reclamo para las grandes marcas que así lo vieron y así le transmutaron en un icono mediático de la época. Con fama y dinero el joven Dinka disfrutó de aquello que aquel hombre blanco le ofreció unos años atrás en su aldea y que por tal motivo decidió embarcarse en esta aventura eludiendo sus responsabilidades como futuro líder de su aldea.

Convertido

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