ENSAYO SOBRE LA CULTURA
stephija17 de Septiembre de 2013
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Como en los buenos comics, nos salen protectores de todos lados. Así como existe la sociedad protectora de animales, se comienza a gestar la sociedad protectora de hombres, cuyo interés actual se centra en la obesidad y todo aquello que produce cáncer. Dicen que estamos muy lejos de ser saludables; por ello, siguiendo la línea paternalista, nos quieren llevar por el buen camino de la salud, la vida sana y saludable, incrementando impuesto al producto que ellos consideran dañino; a mamá gallina se le ha antojado proteger a sus pollitos.
¿Estado liberal? Sí, cómo no. Eso del "dejar hacer, dejar pasar" según conveniencia. Dejar hacer a los líderes sindicales que se han hecho ricos, por no querer decir millonarios, lucrando con los puestos. Dejar pasar la estabilidad social y económica del país que hace mucho se les ha ido de la mano. Dejar de hacer los pactos necesarios para volver a encontrar el rumbo que hemos perdido y dejar de promover el club de zánganos en los que se han convertido los partidos políticos.
Vamos por partes: estamos obesos. Y cómo no, desde que la mujer liberada se ha olvidado de su función de madre y desde que los horarios de escuela y trabajo son corridos, desde niño, te mandan a comer en la calle: las gorditas, los burritos, las tortas, las comidas rápidas.
Como si lo anterior no fuera suficiente, ahora resulta que los alimentos te hacen daño: la leche, el huevo, el arroz, el azúcar, el caldo de pollo, la carne. Te proponen que la buena alimentación es a base de verduras y eso no todas. Entonces, ¿qué es lo que tiene que comer uno para permanecer sano? Que si los alimentos son transgénicos, que si las sandías ya no son tan dulces como antaño, que si las verduras las riegan con aguas negras, que si esto que si lo otro. Y luego, te sacan todos esos programas de cocina gourmet en la tele como si un pueblo de pobres pudiera llevar a su mesa esos platillos mínimos apenas capaces de llenar una muela cariada. No señor, los únicos que estaban bien era nuestra raza de bronce cuyo régimen alimenticio consiste en frijoles con chile y tortilla. Si tomaban refresco habrá que eliminarlo para reemplazarlo con agua.
Nota: el agua tampoco es tan saludable, dicen que tiene arsénico y en algunas ciudades como en la capital la tienes que comprar embotellada, que eso ya es afectar a la economía familiar si tomas en cuenta el costo de cinco pesos por botella pequeña. Simas no se da abasto con los pozos para producir buena agua de la llave, y según parece, en las escuelas dejaron de poner bebederos porque ahora se quiere cobrar un impuesto para ponerlos cuando se suponía que ya deberían de existir. Por lo menos en mi escuela sí existen, aunque poco usados. (Pura demagogia).
Para corajes no tenemos. Continuamos, la sociedad protectora de animales se le ha dado protegerlo; van contra las corridas de toros y el circo, van contra las mulas que jalan los carritos y contra los dueños de los animales de carga que generalmente son propiedad de la gente del pueblo que no tiene papi rico que les compre un carro cuando llegan a la adolescencia y recurren al caballo o a la mula para resolver sus economías. Yo no sé qué tanto sepan estos señores de ecología, pero en todo nicho, cuando el depredador desaparece, se multiplican las especies que eran controladas por ellos, por un lado; por el otro, en toda la escala zoológica, el pez grande se come al chico. Esta sociedad llegará a pretender que no comamos ningún tipo de animal y que compitamos contra ellos para acabar con los vegetales. Volveremos a la sociedad náhuatl que no conocía al animal de carga; uno de sus grandes atrasos tecnológicos. Debemos permanecer en la línea del tercer mundo. El mismo hombre será nuestro cargador. Nos volverán a llevar de caballito para no mojarnos los pies.
Se me ha ocurrido que, lo mismo, puede aparecer la sociedad protectora del reino vegetal que
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