ESTADISTICAS CRIMINALES
elisas13 de Junio de 2013
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LAS ESTADÍSTICAS CRIMINALES
2.1 los orígenes de la estadística criminal
El conocimiento sobre la extensión de la criminalidad se adquiere sobre todo a través de las estadísticas que, desde el primer tercio del siglo XIX, registran y analizan las modificaciones y la evolución de la criminalidad. La Estadística Criminal permite estudiar el movimiento general de la criminalidad sus ritmos y variaciones, sus correlaciones con ciertas características personales (raza edad, sexo, y determinadas condiciones geográficas y sociales, económicas, culturales y políticas).
Es una aplicación de la Estadística General a una parte específica de la criminalidad. Se relaciona con la Sociología del Derecho, en cuanto a que se encarga de recopilar datos numéricos sobre crimines, criminales, extraídos de organismos Estatales, de manera que se revelen relaciones de categorías y datos publicados periódicamente, los cuales sirven a la Sociología del Derecho para la investigación y análisis de los fenómenos jurídicos, específicamente sobre el delito que es un fenómeno social jurídico a la vez, lo que permite determinar el índice de criminalidad por sexo edad y región incluyendo hasta las condiciones socio-económicas de las persona, en ocasión de un proceso judicial.
La estadística criminal, en sus distintas variantes de estadística policial, judicial y penitenciaria, aparece así como algo más que un simple indicador matemático del volumen de la criminalidad, como un índice de las diferencias entre “criminalidad real” y “criminalidad oficialmente registrad”, como una prueba de una eficacia del derecho penal o del valor simplemente simbólico de algunas normas penales.
Sería absurdo negar a estas teorías un valor siquiera parcialmente informativo sobre la criminalidad o la conducta desviada. Pero tampoco pueden pretender una validez absoluta y mucho menos vincular al legislador en sus decisiones sobre cuáles son las conductas merecedoras de pena.
Se entiende por estadística criminal " el conjunto de datos numéricos sobre los crímenes y criminales, extraídos de los registros de organismos oficiales, clasificados, dispuestos y analizados en forma que revelen relaciones entre categorías y datos, publicados periódicamente según un plan uniforme. (Tharstein Sellin)
Las estadísticas criminales pueden originarse en diversas fuentes; entre las que se destacan la policial, la judicial y la penitenciaria.
la estadística es una actividad generalizada en la sociedad actual para medir hechos, resultados, productos. Aunque puede haber estadísticas generadas por instancias privadas, las más representativas son las oficiales. Entre las estadísticas oficiales, al criminólogo le interesa especialmente la estadística criminal. Por ésta se entiende la producida por las llamadas instancias del control formal: policía, justicia, cárcel. La estadística criminal es, pues, el género, del que son especies, la estadística policial, la judicial y la penitenciaria.
2.2 la estadística judicial como estadística criminal
Estadística judicial: es la que proporcionan los jueces y magistrados penales del país de acuerdo con los procesos iniciados y las providencias dictadas en su desarrollo.
Lo que se ha llamado durante mucho tiempo estadística criminal ha sido tan sólo la estadística judicial. Pues la otra estadística importante en la medición de los delitos, la policial, ha tardado mucho más tiempo en obtener carta de naturaleza. En España, hasta los años 70, no se dieron los pasos necesarios para tener datos fiables sobre el conocimiento policial del delito (Hernández Lores, 2001: 26). En Alemania, no empieza a publicarse de forma unificada hasta 1953 (Stein-Hilbers, 1975: 201).
La estadística judicial ha sido, sobre todo, un indicador sobre las personas condenadas y no sobre los delitos cometidos (Bernaldo de Quirós, 1906: 14; Stein-Hilbers, 1975: 202). Menos valor para medir la extensión del delito tiene, obviamente, la estadística penitenciaria, la cual sólo refleja el número de entre los imputados y condenados que se encuentra en la cárcel. La estadística penitenciaria no se desarrolla hasta el siglo XX. Pese a alguna publicación aislada (por ejemplo, la de 1889).
2.3 la estadística moral y el funcionalismo
El termino empleado, durante una buena parte del siglo XIX, para describir la evolución oficial de los delitos y otras conductas desviadas, como el suicidio, fue el deestadística moral. Delito y suicidio fueron comprendidos como patologías morales y, dada la regularidad de sus registros, los llamados estadísticos morales (Quetelet, De Guerry, Dufau) vieron en ellos un parentesco con los fenómenos físicos: su sometimiento a un encadenamiento constante y regular, a una relación de causa y efecto, sobre todo cuando eran analizados a través de series amplias de datos (Dufau, 1845: 8-12).
La estadística daba cuenta de <<hechos sociales>>, era también, a juicio de Durkheim, un instrumento idóneo para asentar definitivamente los dominios de la sociología como saber independiente. Por último, la estadística, para Durkheim, venía a probar la normalidad social de conductas desviadas como el delito y el suicidio, lo cual no debía implicar –subrayaba- su aceptación moral ni el reconocimiento de lo normal constitución biológica y psicologica de sus autores. Por tanto, el uso y la confianza de método estadístico en el estudio de los fenómenos desviados han venido históricamente ligados, primero, a la obra de los estadísticos morales, y despues, al funcionalismo.
2.4 funciones actuales de la estadística
Junto a las valoraciones críticas a la estadística, se reconoce también hoy que la misma cumple algunas funciones útiles para informar las políticas públicas.
En primer lugar, los datos estadísticos influyen en la política legislativa y policial. En Inglaterra, la constancia de haberse doblado, de 1977 a 987, la cifra de robos a viviendas y locales (burglary) determinó el aumento de medidas de vigilancia vecinal y de prevención general frente al delito (Jupp, 1989: 89). En España, el aumento de la cifra de delitos registrados por la policía en 2001 y 2002 (véase Cuadro 1) ha proporcionado el llamado Plan de >Lucha contra la Delincuencia, donde nunca en tan corto periodo de tiempo, se habían adoptado tantas reformas legales y policiales contra los delitos comunes.
La estadística cumple también una función positiva para los medios de comunicación. Muy a menudo, éstos recogen informaciones estadísticas para ilustrar algunos reportajes sobre asuntos relativos a la inseguridad ciudadana. Con ello se favorece el debate público sobre estas cuestiones, aunque también, si no se sopesan bien las informaciones, se puede producir un efecto desmesurado de miedo al delito (Jupp, 1989: 88-89).
Por último, las estadísticas muestran una <<topografía>> elemental de la delincuencia: la prevalencia del delito en las zonas urbanas en relación a las rurales; el predominio de las infracciones leves sobre las graves; el absoluto dominio cuantitativo de los delitos contra la propiedad sobre todos los demás; las características de los lugares donde, principalmente, se realizan los hechos delictivos; el claro predominio de la delincuencia masculina sobre la femenina; el descenso que se observa en la comisión de delitos a partir de los 40 años de edad; el bajo nivel económico y la baja instrucción de los detenidos y condenados; el número creciente de extranjeros con problemas policiales y judiciales, etc. Estos datos ofrecen una visión general de la delincuencia, la cual debe, con todo, ser contrastada con estudios muéstrales realizados ante la policía o la justicia.
2.5 instancias de conocimiento de las infracciones penales
Como ya se ha dicho, la denuncia se puede presentar ante la policía, el juzgado o la fiscalía. Asimismo estos órganos pueden conocer de otros delitos a través de sus propias investigaciones. Este último supuesto es minoritario en la práctica, salvo en algunos casos de investigación policial por tráfico de drogas. Los denunciantes (normalmente, las propias víctimas) son los principales responsables del delito conocido. La suma de todas estas denuncias, si fuera posible hacerla, constituiría en un principio la delincuencia oficial. Pero esta suma no es factible, sencillamente porque nos faltas datos.
2.6 la composición estadística
Aparte de las valoraciones generales sobre la estadística criminal, una conclusión más contrastada sobre la misma obliga a indagar en los procesos internos de su elaboración. A esto nos vamos a referir en este epígrafe. Vamos a tomar el caso de España. Bien sabido que si este procedimiento de análisis se efectuara respecto a otros países, el juicio sobre su fiabilidad podría ser diferente. La estadística es, por tanto, un método susceptible de evaluación. Puede haber, según los países, mejores y peores estadísticas. España no parece encontrarse entre los que disponen de una buena estadística criminal (Stangeland, 1997).
Como ya sabemos, cada órgano del control formal tiene sus propias estadísticas, las cuales expresan las actividades principalmente de las que se ocupan los mismos. Como la función realizada por la policía, la justicia y la cárcel son diferentes, así también las estadísticas de cada uno de estos órganos se refieren a cosas diferentes. La estadística policial, entre otros asuntos, recoge la cifra de infracciones penales conocidas a través de las denuncias ciudadanas
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