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Econometria


Enviado por   •  24 de Marzo de 2014  •  399 Palabras (2 Páginas)  •  154 Visitas

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San Buenaventura

San Buenaventura (1217-1274), franciscano, intentó una síntesis armónica de los diversos hallazgos filosóficos de heterogéneas procedencias, Aristóteles, San Agustín, Avicena, Alejandro de Hales, etc., en servicio de la teología.

Toma de Aristóteles la alusión al entendimiento agente y posible, que para él no son dos potencias, sino dos diferencias de una única facultad intelectual. Derivado de ello, y de modo parejo a Tomás de Aquino, se enfrenta al averroísmo por mantener que ambos son algo del alma, que es una para cada hombre. Pero dada la insuficiencia del conocer humano para percibir lo espiritual, y siguiendo en esto a San Agustín, mantiene la iluminación de nuestro entendimiento por Dios, es decir, que el alma tiene dos caras, una que mira a los sensible, y otra a lo inteligible, siendo necesaria en esta última la luz divina.

De Agustín de Hipona toma también San Buenaventura la preferencia por la vía interior, más que las pruebas tomadas del mundo, para ascender a Dios. Admite, asimismo, -puede deberse al influjo de Avicena- en el alma cierta distinción entre esencia y existencia, pues dice que está compuesta de aquello por lo que es (quo est) y de aquello que es (quod est). Como Alejandro de Hales sostiene el hilemorfismo universal, y afirma, en consecuencia, que no sólo el hombre es un ser compuesto de materia y forma, sino que incluso el alma es una sustancia compuesta de esos dos principios, pues, según él, si no fuera así, no se distinguiría del Acto Puro. El inconveniente que esta hipótesis acarrea es que le llevará a admitir que tanto en el caso del alma como en el del cuerpo se trata de dos sustancias completas. En cuanto al origen del alma -como su maestro- defiende la creación directa e inmediata por Dios. Y por lo que al alma separada se refiere, no está de acuerdo en decir que sea persona.

Respecto de las potencias del alma su opinión es propia. Entendimiento y voluntad, también la memoria, forman parte de la integridad del alma pero no se identifican radicalmente con ella. Ahora bien, tampoco en sus escritos aparece clara la real distinción entre ellas y el alma. En eso San Buenaventura busca la imagen trinitaria en las tres potencias. Señala, además, la superioridad de la voluntad, asunto que posteriormente encontrará eco en Escoto. Basa la inmortalidad del alma en el deseo natural de felicidad.

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