El Aborto

EL ABORTO

Las grandes ramas del cristianismo tienen su posición tomada el relación a la problemática del aborto, La Iglesia Católica sostiene un criterio muy claro en relación a este tema dice:”el aborto es un crimen” (Concilio Vaticano II) y reclama el derecho irrestricto e inviolable de la vida, pues, considera que no hay argumento que certifique o garantice la ausencia de un proyecto de persona desde la concepción, lo que quiere decir que cuando un católico consecuente con la encíclica que hizo pública el Papa Pablo VI Vitae Humanus (Vida Humana 1969) confirma que defiende la vida, está siendo fiel a su concepto de persona humana y su respeto a la integridad humana. En el campo protestante también se han elaborado documentos, el simposio protestante sobre el Control de la Reproducción Humana que se realizó también por esta época dice: “El feto humano no es meramente un conjunto de células o una excresencia orgánica, es una vida humana propiamente dicha o por lo menos una potencial vida humana en desarrollo” lo que quiere decir que están defendiendo también la vida. Es por eso que las religiones cristianas se mantienen firmes en oponerse a esta práctica, pues, tienen una coincidencia general “que la vida debe ser defendida, sobre toda la vida del más débil” y este concepto es reconocido por la historia. Resulta triste comprobar cómo en pleno siglo XXI se haya caído en un abaratamiento de la vida humana, especialmente la de los más inocentes, llevando a caminos de destrucción y muerte en nombre del progreso y de una libertad mal entendida. El hombre ha roto su armonía con la naturaleza que ha producido los males individuales y colectivos como son: las guerras, las miserias, el terrorismo, la opresión, la corrupción, los ataques a la familia, el abandono de los niños y ancianos, campañas contra la vida, la legalización del aborto, la eutanasia, la eugenesia…todo lo que caracteriza una cultura de muerte y como señala el Documento de santo Domingo “Con tristeza humana y preocupación cristiana somos testigos de las campañas anti-vida que se difunden en América Latina y el Caribe perturbando la mentalidad de nuestro pueblo con una cultura de muerte…cada día es mayor la masacre del aborto, la mentalidad anti-vida, la eutanasia prenatal calificados como inútiles, defectuosos, o “carga” para la sociedad” (219). Frente a esta (anti)cultura de muerte resulta hermoso y esperanzador el que la iglesia católica enarbole la bandera de la defensa del ser humano, de cualquier edad y condición, apuntando su acción hacia la vida y la solidaridad, tomando en cuenta la dignidad del ser humano. Una sociedad que no asegura la vida de los no nacidos es una sociedad que vive en una seria violencia interna respecto de su misión fundamental: proteger y promover la vida de todos, un hijo puede haber sido concebido sin quererlo, pero esto no exime de la responsabilidad

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