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El Amor de un Hada


Enviado por   •  22 de Noviembre de 2013  •  Informes  •  843 Palabras (4 Páginas)  •  289 Visitas

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El Amor de un Hada.

No hace mucho tiempo un hada llamada Anfimia fue destinada por Titania (la Reina de las Hadas) a cuidar el Jardín de un viejo hombrecillo que tenia de sobrino a un muchacho guapo, de negros cabellos y muy nostálgico. Su nombre era Damián, y salía todas las tardes con su libro bajo el brazo, hasta avanzadas horas en las noches.

En unos de esos momentos el joven alzó la vista para observar los colores que le entregaba el ocaso y al mirar hacia el rosal vio a una bella joven que resplandecía extrañamente por una luz alrededor de su cuerpo, esta trataba de ocultarse entre las ramas para no ser vista.

- ¿Quién eres? –Preguntó el joven …

Ella sorprendida de que la pudiera ver le contestó:

-Mi nombre es Anfimia …

-Y dime Anfimia ¿Qué estabas haciendo escondida en el jardín de mi tío?

Anfimia no sabía que decir, no podía creer

que un simple mortal como aquel pudiera

tener tan singular belleza.

- Soy un hada y eh sido destinada a proteger el jardín de tu tío …

Damián sonrió incrédulo, le parecía extraño que ella se escondiese entre los rosales, y con lo que ella le decía mas le costaba creer. De pronto en un giro que hizo la joven, vió unas luces que nacian de sus espaldas. Ella sonriente le dijo:

- Ahora ves que no te miento.

-¿Me puedes leer la mente?-dijo el joven sorprendido

-Tan solo percibirlo –le dijo sonriendo.

Así pasaban todas las tardes riendo y conversando, caminando y jugando. Hasta que de pronto Anfimia fue llamada por Titania (la reina de las hadas), tenía algo muy serio que hablarle…

“Elfos, Gnomos y Duendes te han visto compartiendo con un humano, sobrino del dueño del Jardín del cual te destiné a cuidar, pero hay otra cosa que me preocupa: ¿estas enamorada de este mortal?”

Anfimia, conciente que no podía mentir, le dijo:

-Sí madre mía, es cierto, más cuando me di cuenta de mis sentimientos fue demasiado tarde, y ahora ya no los puedo cambiar.

“Hija mia por más que yo te quiera, esto no lo puedo permitir, tu sabes que nosotras no nos podemos enamorar de algún mortal y si esto llegase a suceder el castigo ya está escrito…”

Así Anfimia fue destinada a ser un rayo de luna que tan solo podía acariciar a su amor cuando éste salía llamándola:

- Mi hermosa Anfimia, que te ha pasado, solo me has dejado. Algo extraño me sucede, que durante el día todo está desolado, pero al llegar la noche con la

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