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El Bibliotecario: Primer Usuario De La Biblioteca


Enviado por   •  23 de Mayo de 2013  •  1.955 Palabras (8 Páginas)  •  316 Visitas

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El bibliotecario: primer usuario de la biblioteca

EDUARDO CAMPECH MIRANDA

El primer usuario de la biblioteca, por definición y por congruencia, debe ser el bibliotecario. Éste debe erguirse como el experto en libros, y por consiguiente, en lector. Es decir, si un carnicero es vegetariano, si un carpintero es alérgico al aserrín, si un albañil no sabe diferenciar entre la cal y el cemento, o sencillamente si un médico se siente aterrado y llega a desmayarse por presenciar una hemorragia, entonces dudaremos mucho de contratar los servicios de cualquiera de estos profesionales. Lo mismo sucede a la sociedad cuando se enfrenta a un bibliotecario que en su infancia o adolescencia fue vacunado contra la lectura. Y hablo en este caso de bibliotecarios porque es el ámbito que nos ocupa, pero esta recomendación bien puede hacerse expansiva a todos los mediadores de lectura.

Iniciaré haciendo un breve recuento de mi experiencia como lector y formador de lectores. Recuerdo mi terror y emoción la primera vez que ingresé a una biblioteca. Cursaba el segundo de secundaria. Y era así porque sencillamente yo no era lector. En esa época tuve la fortuna (ahora, al pasar de los años, creo que fue más un infortunio) de que en la materia de español, nos obligaban a leer las ediciones de Porrúa y que en su gran mayoría incluían un estudio introductorio y un argumento. Suficiente para presentar la evaluación correspondiente y aprobar con la consigna de que “después del seis todo es vanidad”. Así pasaron junto a mí Santa de Federico Gamboa, El Zarco y Navidad en las montañas, de Ignacio Manuel Altamirano, Comedias de Juan Ruiz de Alarcón, Cuatro comedias de Molière, pero sólo eso; pasaron por mis manos y no por mis ojos, neuronas ni corazón.

Sería hasta tercer grado cuando mi entonces maestra Claudia Pastrana nos “recetó” Canasta de cuentos mexicanos, de B. Traven. Fue el primer libro que leí completo. En ese mismo año descubrí la poesía modernista y en un juego fortuito propiciado por la ignorancia, confundía las letras de “Nocturno a Rosario” de Manuel Acuña con la canción Ella de José Alfredo Jiménez. Y no era extraño que cantara el primero y recitara la segunda.

Hago este recuento sencillamente porque es la base para mi trabajo de bibliotecario y promotor de lectura (de hecho al decir bibliotecario debo incluir al promotor de manera indisoluble).

Años después me encontraría en esta ciudad de plata y cantera, cumpliendo un sueño: laborar en la Biblioteca Central Estatal de Zacatecas. El primer día de trabajo intercambié impresiones con algunos compañeros, entre ellos Arturo Briseño Soriano y José Luis Martínez Rodríguez, ambos intendentes. Nueve o diez años después, las cosas habían cambiado. Arturo y José Luis ya eran bibliotecarios, su trabajo constante era reconocido con una oportunidad. Se generó un proyecto de gestar un área al interior de la biblioteca que se dedicara exclusivamente al fomento de la lectura. En ella iniciamos la ingeniera Perla Martínez Murillo y un servidor. Una de las primeras acciones implementadas fueron los círculos de lectura con los compañeros.

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NUEVOS LECTORES, NUEVOS USUARIOS

La dinámica se modificó y el interés comenzó a centrarse en la manera adecuada de leer en voz alta. El bibliotecario con más entusiasmo fue José Luis. Hasta entonces, él consideraba que leer en voz alta correctamente era una cuestión genética, una virtud con la que se nace. Le comentamos que el trabajo y la práctica eran las herramientas que le permitirían dominar la técnica de esta modalidad de lectura.

José Luis confesaba no ser lector. Es más, que no le gustaba leer. No recuerdo con claridad si surgió de él o de nosotros la inquietud de recomendarle un libro. En ese instante recordé mi paso por la secundaria, a la maestra Pastrana y Canasta de cuentos mexicanos. José Luis quedó atrapado por los cuentos de Traven. Acabábamos de generar otra cuestión común para ambos: nuestro primer libro. El siguiente fin de semana José Luis sacó en préstamo El perfume de Patrick Süskind —sí, José Luis ya había tramitado y utilizaba para él su credencial de préstamo a domicilio. A primera instancia me parecía un riesgo que un nuevo lector se enfrentara a un texto cuyos referentes suponía estaban fuera de su alcance. Aunado a ello, la tipografía me parecía podría ser un obstáculo (cuántas veces no hemos escuchado como pretexto o como preferencia que “las letras están muy chiquitas”), pero finalmente eran prejuicios míos, porque el lunes, José Luis había leído completo el libro. ¡El perfume leído en dos días por un lector inicial! ¿y decimos que no tenemos tiempo de leer?

Posteriormente José Luis siguió leyendo y seguimos recomendando: Clemencia de Ignacio Manuel Altamirano, Días de pinta, rica antología de cuentos modernos, y comenzó a apasionarse por la poesía. José Luis leía en su casa en voz alta, al grado de que su esposa e hijos le preguntaban si estaba loco; su entrada a la biblioteca era a las 9:00 horas y llegaba una hora antes, y en el silencio de la sala general se ponía a leer en voz alta. En la capacitación para Mis Vacaciones en la Biblioteca 2003, José Luis quiso integrarse con todo su entusiasmo para aprender más. Así lo hizo y su desempeño fue sobresaliente al grado de que al siguiente año la Dirección General de Bibliotecas del Conaculta lo invitó a que cursara el Diplomado en Promoción de la Lectura ofertado por la Asociación Mexicana para el Fomento del Libro Infantil y Juvenil, IBBY México. Ahora, no hay duda, José Luis es un lector y esto se refleja en las bibliotecas del municipio de Guadalupe, Zacatecas, donde es Coordinador y contagia el amor por los libros y la lectura.

Si un bibliotecario no es lector, si no conoce los libros, no podrá hacer recomendaciones. Por ejemplo, si una señora llega a la sala general y pide un libro de García Márquez, un libro de cocina mexicana o Arráncame la vida de Ángeles Mastretta, sencillamente recurre a los catálogos y asunto solucionado. ¿Qué sucede si alguien nos solicita

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