El Cincel De Dios
AkejEnsayo10 de Septiembre de 2013
4.737 Palabras (19 Páginas)421 Visitas
EL CINCEL DE DIOS
PERSONAJES
HOMBRE
DIOS
HOMBRE: Efesios 2:10 dice que somos el trabajo de Dios, y que somos sus obras maestras. No sé tú, pero cuando me levanto por la mañana y me veo en el espejo, yo no veo una “obra maestra”. Quizás una obra de Picasso. Pero yo quiero ser una obra maestra. Quiero ser todo lo que Dios cuando me creó esperaba que yo fuera. Por eso oro y le digo: “Dios mío, haz lo que tengas que hacer para sacar de mi vida todas esas cosas que no tienen que estar ahí. Moldéame a la imagen de tu hijo, para que pueda ser tu obra maestra.”
DIOS. Hola.
HOMBRE. ¿Quién eres?
DIOS. Soy Dios.
HOMBRE. (Ríe.) Tú no eres Dios.
DIOS. Sí, acabas de hacer la oración y aquí estoy.
HOMBRE. (Sonriendo.) Bueno, si tú eres Dios haz que empiece a nevar.
DIOS. Si hiciera nevar, el lugar se volvería asqueroso, y no quisiera que eso pasase.
HOMBRE. ¡Ves! Tú no eres Dios (señalándole y sonriendo).
DIOS. ¿Por qué dices eso?
HOMBRE. Dios no diría “asqueroso”.
DIOS. Sí que lo diría, es una palabra que proviene del latín, de escharosus o costra.
HOMBRE. Bueno, si tú eres Dios, ¿qué dice Lamentaciones 15:9?
DIOS. Lamentaciones es un libro muy corto, solo tiene 5 capítulos.
HOMBRE. ¿Por qué tan corto?
DIOS. Estaba cansado de lamentarme.
HOMBRE. Bueno, si tú eres Dios, dime: ¿quién ganará la liga este año?
DIOS. ¿Sabes? No estoy aquí para andarme con jueguecitos.
HOMBRE. Sí, que eres Dios.
DIOS. ¿Por qué estas tan seguro ahora?
HOMBRE. Contestaste a mi pregunta con otra pregunta.
DIOS. ¿De verdad?
(Ambos sonríen.)
DIOS. Así es, así soy yo. ¿O no?.. (Se ríen). Ponte aquí, vamos a empezar.
HOMBRE. ¡Ey! ¿Para qué es esto?
DIOS. Estas son las herramientas que usaré para hacer de ti mi obra maestra.
HOMBRE. Ah, está bien. ¡Espera! Pensé que eras carpintero.
DIOS. Ese es mi hijo. Empecemos, ponte aquí.
HOMBRE. ¿Cómo sabrás qué quitar y qué dejar?
DIOS. Quitaré todo lo que no venga de Mí, y aliviaré tus cargas.
HOMBRE. Hablando de eso, ¿podrías arreglarme esta parte? Es que no he conseguido quitármelo de ninguna manera, lo demás, más o menos, pero aquí… hago algo de ejercicio, vigilo mi dieta, pero esto… (señalando la zona abdominal).
DIOS. ¿Vamos a hablar todo el rato o empezamos a trabajar?
HOMBRE. De acuerdo, empecemos.
DIOS. Allá vamos. Tienes demasiada ira (golpea con el martillo al cincel).
HOMBRE. ¡Auhh!
DIOS. Orgullo. (Golpea con el martillo al cincel.)
HOMBRE. ¡Auhh!
DIOS. Te comparas con otros en lugar de conmigo. (Golpea con el martillo al cincel.)
HOMBRE. ¡Auhh!
DIOS. Eres perezoso.
HOMBRE. ¡Auhh!
DIOS. Haces creer que siempre estás muy ocupado… Tienes problemas de lujuria.
HOMBRE. Tiempo muerto (hace la señal de la T). ¡Yo no tengo problemas de lujuria!
DIOS. ¿No tienes?
HOMBRE. ¡Claro que no!
(Dios le mira fijamente)
HOMBRE. Está bien (suspira resignado). Espera un momento, ¿podríamos tomarnos un respiro? Creo que ya me has dejado bastante bien.
DIOS. Sí, estás muy bien pero, ¿qué ves cuando te miras al espejo?
HOMBRE. ¡Me veo a mí!
DIOS. Entonces debo seguir moldeándote, porque el mundo necesita ver a mi hijo en ti. ¡Sigamos!
HOMBRE. Espera un momento, no vayas a tomártelo mal, pero cuando empiezo a parecerme a tu hijo la gente se incomoda conmigo, incluso mis amigos de la iglesia me critican diciendo ¡Uy con el santurrón!
DIOS. Estás tratando de ser dios sobre partes de tu vida en lugar de que yo sea Dios sobre toda tu vida.
HOMBRE. ¡Yo no dije eso!
DIOS. Pero es lo que quisiste decir.
HOMBRE. Sí, así es (cabizbajo). Es difícil hablar contigo porque ya sabes lo que pienso. Lo que digo es que ya hiciste tu trabajo, ahora toca descansar. ¡Después seguimos!
DIOS. Lo que estás haciendo es muy común y se llama “control” ¿quieres controlar las cosas en tu vida o quieres que siga trabajando?
HOMBRE. ¡No, no, moldéame! ¿Puedes moldear lo que yo quiera?
DIOS. Eso se llama “control”. Has estado aferrado a esto por mucho tiempo. ¿Listo para esto?
HOMBRE. Sí… Eso duele
DIOS. A Mí me duele más que a ti.
HOMBRE. No creo que entiendas este dolor.
DIOS. No me hables de dolor, yo sé todo sobre el dolor. Envié a mi hijo y murió en la cruz por el dolor y el pecado. Y lo hice también para darte libertad. ¿Sabes qué es la locura? Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar diferentes resultados. Y esas son las cosas, que si recuerdas, ya hacías en el instituto y que ahora sigues haciendo pero que no funcionan, cuando estás triste, enfadado, cansado, preocupado… ¡pero no funciona!
HOMBRE. Bueno, creo que quizás…
DIOS. Yo no pienso así.
HOMBRE. Bueno, pero si lo hacemos de otra manera.
DIOS. Esa no es mi manera.
HOMBRE. Bueno entonces, ¡YO NO PUEDO SER BUENO!
DIOS. Yo te creé bueno. ¡Sé bueno! ¿Qué?
HOMBRE. Nada
DIOS. ¿Qué te pasa?
HOMBRE. ¡No lo entenderías!
DIOS. “Yo, Dios de todo el universo, no entendería lo que uno de mis hijos tiene que decir”. Pruébame.
HOMBRE. Dios, te he dejado caer tantas veces...
DIOS. No... tú nunca me has sostenido. Yo te sostengo a ti con mi victoria, nunca olvides eso. En esta relación yo soy quien te sostiene.
HOMBRE. Está bien. Sigue moldeándome.
DIOS. Sigamos.
HOMBRE. Solo…. Prepárate para lo que vas a encontrar. Porque yo sé quién está dentro de mí. Es que Dios... me levanto todas las mañanas, y me miro en el espejo. (Apuntando al espejo.) Y yo veo un… pequeño niño asustado que se levanta todos los días, y trata de vestirse y actuar como un adulto, ¡pero no puede! Así que prepárate para lo que vas a encontrar dentro de mí.
DIOS. Has escuchado durante mucho tiempo palabras que no eran las mías. Tú crees que eres basura, ¿verdad? ¿Realmente crees que eres basura? Escúchame bien, yo no hago basura… ¿Qué diría eso de mí? ¿Cómo puedo mostrarte que mi amor no tiene límites? Ya sé, mete la mano en tu bolsillo.
HOMBRE. ¿Qué?
DIOS. Mete la mano en tu bolsillo.
HOMBRE. ¿Por qué?
DIOS. ¿Estás discutiendo conmigo? Mete la mano en el bolsillo. ¿Sabes qué es eso?
HOMBRE. Es una página de mi diario de cuando era joven. ¿Cómo la conseguiste?
DIOS. ¿HOLA?
HOMBRE. Es cierto.
DIOS. Léela.
HOMBRE. “Te amo, (nombre)”
DIOS. Al otro lado.
HOMBRE. Lo siento. “Querido Dios: Hoy te he entregado todo lo que tengo y todo lo que soy. Nunca me volveré a aferrar a algo. Tu palabra dice que me harás tu obra maestra y me usarás para hacer grandes cosas. No sé cómo va a ser posible, pero lo deseo con todo mi corazón. Así que por favor, haz lo que sea necesario para hacer de mí lo que tú esperas. Te amo, Dios.
DIOS. Yo también te amo (nombre). Te amo mucho, te amo tanto como para dejarte así como estás. Así que esta salvación que tú ya tienes, no dejes que sea solo un sentimiento. Quiero que trabajes en cada detalle de tu vida, y no te compares con los demás porque no tiene sentido. Fuiste una de mis obras maestras, fuiste creado a mi semejanza. No veas esto como una prisión (sosteniendo el martillo y el cincel en la mano) sino como el Padre que instruye a su hijo. El Padre instruyendo al hijo que ama.
HOMBRE. Lo sé, pero me dolerá.
DIOS. Así es. Te dolerá. Al principio, cuando me dijiste que sí creíste que todo sería muy fácil. Esto no funciona así. Quiero que hagas algo, mira al frente y repite conmigo: “(Nombre) es la obra maestra de Dios”.
HOMBRE. (Sin convicción, brazos cruzados.) (Nombre) es la obra maestra de Dios.
DIOS. No, no, no. No en la manera en la que te ves, o en la manera en la que te ven los demás sino en la manera en la que YO te veo.
HOMBRE. “(nombre) es la obra maestra de Dios” (Esta vez con convicción).
DIOS. Sí, lo eres.
HOMBRE. Y tú también lo eres. Dios no crea basura. Tú eres la obra maestra de Dios.
CONSEJOS
PERSONAJES
PREJUICIOSO
HOMBRE
CIENTÍFICO
PSICÓLOGO 1
PSICÓLOGO 2
JESÚS
ESCENARIO
(Dos sillas ampliamente distanciadas encarando al público.)
...