El Corredor Del Jaguar

Mitos y leyendas ancestrales tienen al jaguar (panthera onca) como protagonista. Pero este felino, considerado creador, dios y guerrero, puede acabar como un simple recuerdo si no son tomadas las medidas necesarias para protegerlo. Debido a la dimensión de la cuenca amazónica y a las inmensas extensiones de tierra que el jaguar necesita para establecer poblaciones viables, proteger esta región como un todo es fundamental. Esteban Payán, coordinador en Colombia de la Fundación Panthera, está convencido de eso. Por esta razón, la Fundación Panthera firmó un acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente para crear corredores genéticos que unan los parques naturales, ya que como islas no pueden garantizar la preservación de este enorme felino. La iniciativa no es colombiana. Va desde México hasta el norte de Argentina. Y, al medio del camino, la Amazonia pasa a ser un local cuya conservación es un tanto estratégica. Debido a su tamaño – es el mayor felino de América Latina – y su condición de carnívoro, el jaguar necesita de amplios territorios en buen estado de conservación, donde existan las cantidades apropiadas de frutas y plantas, que atraigan el número suficiente de presas.

Se estima que los jaguares necesitan de un espacio de 100 km2 por cada tres individuos (un macho y dos hembras). Por eso, pese a que en Colombia la mayor parte de la Amazonia esté en territorios protegidos (como áreas indígenas y reservas naturales), estas tierras de cuidado especial son insuficientes para garantizar la preservación de la especie. “Debemos conservar 500 individuos juntos para que esta población sobreviva 300 años”, indica Payán.

Corredor del jaguar en las Américas

“Según los estudios genéticos que realizamos, percibimos que el jaguar es el mismo en diferentes regiones, por el tamaño que les permite recorrer muchos lugares, entonces el flujo genético ha sido continuo. Las especies se separan cuando existe una barrera que no deja que se reproduzcan”, explica.

Payán indica que este corredor genético no va contra el desarrollo humano y productivo, no depende únicamente de parques nacionales y reservas privadas, pero sí del acto de no matar jaguares, y de la realización de ciertas prácticas en la agricultura, en la pecuaria y en la gestión de las áreas protegidas. “Por eso debe ser un corredor continental”, afirma.

Luego de estudiar diferentes áreas, Payán está convencido que el jaguar sí puede coexistir con el hombre y que en los territorios donde vive también pueden vivir comunidades indígenas que cacen sosteniblemente. Entre los riesgos que enfrenta esta especie está la exagerada degradación de su hábitat y la cacería excesiva de especies que son sus alimentos.

Se estima que su hábitat fue disminuido en 40% desde el comienzo del siglo pasado. Sin embargo, aún existen

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