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El Deber Ser De La Educación


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2014  •  1.152 Palabras (5 Páginas)  •  749 Visitas

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El deber ser de la educación

Introducción

La educación hoy más que nunca representa un pilar esencial en el desarrollo de las sociedades, pero es importante destacar que para que dichas sociedades puedan alcanzar y cumplir sus propias metas y estándares establecidos, es importante que cuenten con educación de calidad.

El presente ensayo plantea una visión del deber ser de la educación desde el punto de vista ético, tomando algunas de las ideas principales de grandes autores como lo son Paulo Freire y Fernando Savater, basándose en la premisa de la importancia de educar en valores.

“Los hombres han nacido

los unos para los otros;

edúcales o padécelos”

MARCO AURELIO

El deber ser de la educación desde el punto de vista de la ética.

Hoy en día la sociedad en la que vivimos ha conseguido grandes logros en muchos sentidos; ciencia, tecnología, educación, etc.; pero al mismo tiempo existen grandes problemas por resolver. Problemas personales, insatisfacciones, frustraciones, enfermedades, depresiones, problemas colectivos, conflictos sociales graves, falta de solidaridad, agresiones, violencia de todo tipo, desigualdades económicas, etc.

Estos problemas complejos se encuentran íntimamente relacionados con la falta de ética y de valores en nuestra sociedad. Esta es una situación que compete en parte a la familia, al ambiente que nos rodea, pero también a la educación actual. “Se trata como suele decirse, de una crisis de autoridad en las familias” Savater, lo menciona en su libro El valor de educar, como la autoridad en la familia que debería servir para ayudar a crecer a los miembros más jóvenes, configurando del modo más afectuoso posible a lo que en psicoanálisis se le llama “principio de realidad”.

Debido a que la falta en la enseñanza de valores en el núcleo familiar se ve cada vez más afectada, el trabajo de la educación en este ámbito es cada vez más demandado y oportuno.

La educación de hoy en día, tiende a formar individuos preparados en especialidades específicas listos para un rendimiento laboral inmediato, excluyendo la formación humanista lo cual genera a menudo indiferencia y falta de solidaridad. En cuanto al ambiente se ha hablado de las “anti-escuelas”; denominando así a los modelos de conducta brindados por los medios de comunicación (principalmente la televisión), la publicidad y las modas de todo tipo, etc. Todo esto vuelve a la juventud vulnerable y la aleja de la reflexión.

Este contexto manipulador no puede cambiarse fácilmente, pero si puede ser abordado por la educación para ayudar a enfrentarse con él y con los problemas reales que enmascara. De ahí la necesidad de una educación ética, que a nuestro pensar, debería tomar la ética como parte fundamental del currículo en todos los niveles educativos.

Su introducción es necesaria porque es la ética precisamente la que intenta establecer, mediante la razón, las normas reguladoras del comportamiento humano que permitan resolver los problemas que afectan a nuestra convivencia, aportando soluciones reales.

Es preciso reflexionar sobre la exigencia moral de la práctica educativa con la demanda de resaltar que se trata de una tarea intrínsecamente moral en donde necesariamente intermedian nuestros juicios y valoraciones. Los miembros de la sociedad humana no solo saben lo que saben, sino que también perciben y persiguen corregir la ignorancia de los que aun no saben o de quienes creen saber erróneamente algo, y es aquí donde el papel de la educación se hace presente.

La educación es un proceso de adaptación crítica a través del cual se transmiten conocimientos, actitudes y valores. En estos tiempos en que la educación se encuentra inmersa en una sociedad tan cambiante, resulta imperante educar en valores, en unos valores apreciados y compartidos por todos, que posibiliten la convivencia en una sociedad democrática; todo esto con la finalidad de proveer a los estudiantes de oportunidades de seguir adquiriendo y perfeccionando sus aptitudes, conocimientos técnicos y profesionales así como la posibilidad de participar activamente en la sociedad y de analizarla críticamente, según sus necesidades y bajo un criterio propio.

Para Freire , el hacer de la educación una interacción democrática, entre maestro- alumno, que a la vez ayude a promover entre los mas vulnerables la oportunidad de salir adelante a través de la educación, es un claro ejemplo del deber ser de la educación.

El abrir nuevos caminos, generar esperanza, educar en valores, pero sobre todo predicar con el ejemplo, es una labor nada sencilla, pero a la vez un reto interesante para todos aquellos que pretendan enseñar. La educación hoy más que nunca, necesita docentes comprometidos, personas que trabajen motivados y guiados por una sincera vocación, que les lleve a dar lo mejor de sí en cada una de sus clases.

El docente tiene la gran tarea y la obligación, de cultivar su lado humano y espiritual, de tal forma que su persona, refleje los valores que pretende inculcar. Si pudiéramos hablar de manera utópica del deber ser de la educación, podríamos imaginar un momento en el cual, solo personal capacitado y gustoso de sus actividades atendería las aulas, mostrando un verdadero compromiso de acogida para con sus estudiantes, un reconocimiento del alumno y de su necesidad de aprender y al mismo tiempo de ser guiados.

La educación y el conocimiento son la base de las civilizaciones y si se logra que dicha educación se enriquezca de valores, los resultados serian sorprendentes ya que al actuar de manera ética el respeto sería fundamental y muchos de los problemas de las sociedades se verían resueltos por el simple hecho de aprender a respetarse unos a otros.

Conclusión

El hablar del deber ser de la educación en lo personal me deja un buen sabor de boca, ya que siembra en mi la semilla de la esperanza, pero sobre todo de la voluntad, para poner lo mejor de mí en el lugar en que me encuentre.

El impacto que el docente puede tener en la educación y en el cambio de conducta de los estudiantes, dependerá en gran medida del nivel de involucramiento y de acogida que se dé en el aula, y si realmente existe un compromiso por parte del maestro, se puede llegar a lograr que exista un compromiso por parte del estudiante, que será ahí donde se pueda generar la enseñanza de valores y el cambio de nuestra sociedad.

Bibliografía

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Estrada, M. R. (2006). Por una ética de la compasión en la educación. En D. d. Educación.. Barcelona: Universidad de Barcelona. Campus Mundet.

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Savater, F. (1997). El valor de educar. Barcelona: Editorial Ariel S.A.

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