El Ensayo Y La Escritura Académica
vivimonzon199126 de Marzo de 2013
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La postura de docentes y estudiantes frente a la escritura académica
Jorge Larrosa, de nacionalidad española, es ensayista y ejerce en la Universidad de Barcelona, como profesor de Filosofía de la Educación. Ha realizado estudios postdoctorales en el Centro Michel Foucault de Paris y en el Instituto de Educación de la Universidad de Londres. Entre sus obras más significativas están las siguientes: La experiencia de la Lectura. Estudios sobre literatura y formación (1996), Pedagogía Profana. Estudios sobre lenguaje, subjetividad y educación (2000, traducido al francés y al portugués), Lenguaje y educación después de Babel (2003), y, la obra que nos compete: El Ensayo y la Escritura Académica (2003).
El autor de aquel artículo, reflexiona sobre el ensayo y su exclusión del mundo académico, problematizando la escritura académica. Invita al lector a reflexionar acerca de sus prácticas de lectura y escritura en el ámbito académico, advirtiendo que durante el transcurso del escrito será irónico, exagerado, tosco, buscando ser provocativo. Basándose para esto, prácticamente, en la obra El ensayo como Forma publicado en 1954, de T. W. Adorno, filósofo alemán, considerado uno de los máximos representantes de la Escuela de Francfort y de la teoría crítica de inspiración marxista.
Larrosa dedica, también, unas cuantas líneas y un poco más de un par de páginas a la escritora malagueña María Zambrano, quien plantea que se viven “malos tiempos para el ensayo” (Larrosa, 2003) . Ante esto, él sugiere que esta situación podría revertirse.
El autor de El Ensayo y la Escritura Académica cita, parafrasea y comenta el texto publicado por Adorno. De esta forma, Larrosa, hace una reivindicación del ensayo, señalando, a la vez, que la escritura académica está fuertemente influenciada por los estilos de los académicos anglosajones. Las notas de Larrosa “pretenden ofrecer como contrario una cierta imagen de la cultura académica” (Larrosa, 2003). Señala que algunos ensayistas caen en el error de la estupidez, esto es, “someterse a la opinión” (Larrosa, 2003). Por consiguiente, nace un nuevo “tipo de intelectual”: arrogante y vanidoso.
Sostiene Larrosa, que los estudiantes y docentes, en los ámbitos académicos deben poseer determinadas habilidades de escritura que persigan las finalidades académicas. Lo cual lleva a que todos escriban de un “modo mecánico y estandarizado, sin estilo propio” (Larrosa, 2003).
Otros autores han escrito sobre la temática de la escritura académica, como por ejemplo, el periodista italiano Franco Prattico, en su artículo Los malentendidos de la divulgación científica (1998), donde se plantea el papel que posee el texto escrito en la investigación científica. Una segunda obra es El proceso de escritura académica: cuatro dificultades de la enseñanza universitaria (2004), de la doctora en Psicología Paula Carlino, donde se plantea un diagnóstico de las dificultades de escritura de los universitarios.
Ahora bien, ¿es posible qué produzcamos un texto donde nuestros propios estilos y subjetividad no estén, en cierta forma, presentes? ¿Cuál es el lector modelo que supone la lectura académica? ¿Para quién escribe el escritor académico? Estas, son unas de las muchas interrogantes que, surgen al leer El Ensayo y la Escritura Académica. Ensayo que nos hace reflexionar acerca de nuestras prácticas de lectura y escritura, guiando a los lectores a una reflexión que no resulta ni pesada ni aburrida.
El planteo que realiza Jorge Larrosa, consigue ser muy interesante, provocativamente interesante, diría, es irónico, extravagante, desmesurado pero, esto lo lleva a ser una lectura recomendable para quienes pertenecemos al ámbito educativo y académico, haciéndonos pensar y replantearnos si en verdad somos lectores y escritores o simplemente investigadores.
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