El Juego Y El Niño
kayele14 de Marzo de 2015
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El juego infantil. Parte I
El juego es vital en muchos aspectos del desarrollo social, emocional e intelectual de los niños (as) y presenta una importante repercusión en el aprendizaje académico. Es uno de los vehículos más poderosos que tienen los niños para probar y aprender bien nuevas habilidades, conceptos y experiencias. El juego puede ayudar a los niños a desarrollar el conocimiento que necesitan para conectarse de manera significativa con los desafíos que encuentran en la escuela.
El juego infantil.
Básicamente el juego es cualquier tipo de actividad que aprendemos por puro placer, sin ninguna preocupación por el resultado final. En el caso de los niños y niñas, adquiere una vital importancia ya que mediante el juego crecen física, espiritual e intelectualmente.
El juego infantil es una actividad que puede abordarse desde muchos puntos de vista, uno de ellos es el educativo. Con el juego el niño pone en marcha los mecanismos de su imaginación, expresa su manera de ver el mundo que le rodea, de transformarlo, desarrolla su creatividad y le da la posibilidad de abrirse a los demás.
Cumple un papel muy importante en el desarrollo armonioso de la personalidad de cada niño. Tanto en la escuela como en el ámbito familiar los niños emplean parte de su tiempo en jugar, según sus edades y preferencias, ya sea individualmente o en grupo, dirigidos por personas mayores o libremente, con una intencionalidad pedagógica en unos casos o en otros simplemente lúdica y de relación espontánea con los demás, pero en todos los casos implica una maduración de la personalidad del niño.
El juego es vital en muchos aspectos del desarrollo social, emocional e intelectual de los niños (as) y presenta una importante repercusión en el aprendizaje académico. Es uno de los vehículos más poderosos que tienen los niños para probar y aprender bien nuevas habilidades, conceptos y experiencias. El juego puede ayudar a los niños a desarrollar el conocimiento que necesitan para conectarse de manera significativa con los desafíos que encuentran en la escuela. Además, contribuye al modo en que los niños se ven a sí mismos. Mientras juegan, resuelven problemas confusos y perturbadores de índole social, emocional e intelectual. Encuentran nuevas soluciones e ideas y experimentan el sentido de poder que surge de tener el control y de imaginar cosas por sí solos (algo que los niños suelen no lograr en la vida real). Esto los ayuda a desarrollar una actitud positiva hacia el aprendizaje: descubrir cómo funcionan algunos problemas interesantes y a resolverlos de manera creativa. El juego es un proceso dinámico y diverso. Tiene un gran poder socializante pues ayuda al niño a salir de sí mismo, a respetar las reglas que hacen posible una convivencia pacífica, a compartir y a cuidar su entorno. Asimismo, el juego individual de cada niño (a) evoluciona y cambia a medida que el niño madura y adquiere experiencia y destreza. Varía entre los niños de acuerdo a la edad, las experiencias, el ambiente familiar y la disposición individual.
No todos los juegos tienen el mismo valor, el nivel de crecimiento que promueven depende de qué y cómo juegan los niños. Obtendrán un mayor beneficio del juego en la medida que ellos aporten al mismo su propia creatividad: imaginación, capacidades, experiencias y necesidades, como guionistas, actores, productores y directores.
Cuando pasan rápidamente de una actividad a otra, de juguete a juguete y sus juegos asocian mímica e imitación de los comportamientos y guiones de otros, probablemente tendrán menos oportunidades de desarrollar la gama completa de habilidades y actitudes positivas que el juego creativo les puede brindar.
Muchos factores del ambiente tienen influencia en el modo de jugar de los niños: la cantidad de tiempo que tienen para jugar, las experiencias que tienen para proveer contenido
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