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El Juego del Poder. Recapitulando el proceso creativo de una obra de teatro de creación colectiva.

guadalupecihuaEnsayo13 de Agosto de 2018

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El Juego del Poder. Recapitulando el proceso creativo de una obra de teatro de creación colectiva.

Mtra. Guadalupe Corona Candelaria (Cuernavaca, Morelos. MÉXICO)

Introducción

La intención de este trabajo es recapitular y aportar algunas ideas sobre el proceso creativo echado a andar para la realización del proyecto teatral El Juego del Poder (1); una creación colectiva de la Compañía Teatral Infantil y Juvenil Espiral Rehilete (2004-2016); cuya temporada fue de 10 presentaciones en diversos escenarios (Anexo 2), culminando con la develación de placa conmemorativa en el mes de junio de 2016 en el Teatro Ocampo de la ciudad de Cuernavaca. Proyecto que ocupó un año y medio de tiempo sostenido, reuniéndonos los días sábados durante cuatro horas.

Es fundamental, identificar que l@s integrantes de esta agrupación son niñ@s y adolescentes, de entre 11 y 15 años, quienes han participado con nosotros previamente en procesos de expresión teatral, llevando a escena obras de dramaturgos consolidados.

(1)Obra de creación Colectiva. Sinopsis: En un tiempo no muy definido, podría ser cualquiera, se encuentran en una ciudad cosmopolita los autores intelectuales de masacres, violencia y devastación, los malévolos magos Gamatismus Katasko, Megara y Darius, quienes mueven a la ambición y destrucción a la especie humana. Una fantasía con resonancias de actualidad que nos permite reflexionar sobre la violencia, el mal uso del poder y sus consecuencias. Cada vez que las personas, matan, denigran y toman lo que no les corresponde, los magos se reabastecen de poder para continuar viajando en el tiempo-espacio a voluntad por los siglos de los siglos. Amy (Hija Maga) y Anthony (Hijo de Gánster) rompen con esta imposición, aliándose y negándose a reproducir las conductas y deseos de sus padres. Se trata de una interpretación, desde la mirada joven-adolescente sobre el poder, su mal uso y las consecuencias que esto trae; proponiendo momentos de comedia y tragedia bien armonizados.

La importancia del teatro como herramienta que enriquece el desarrollo personal y colectivo

Uno de los principales fundamentos de este trabajo, es la convicción de que la práctica del teatro desde temprana edad contribuye a enriquecer el desarrollo integral de los participantes (Tijerina, 1994; Motos 2003).

Se sabe que practicar el teatro promueve el enriquecimiento de diversas competencias y habilidades que, de manera concreta y en el tiempo corto ven su efectividad. Habilidades personales como la confianza y autoseguridad, la comunicación oral- corporal y la creatividad; así como habilidades sociales, tales como la capacidad de integrar equipos y vivirse en grupo, la capacidad de desplegar un discurso de manera solvente frente a un grupo numeroso, entre otras. Así pues, el teatro favorece la consolidación de habilidades personales y sociales, necesarias para la vida misma.

La vivencia de la expresión dramática durante la edad temprana, contribuye a que l@s jóvenes intérpretes enriquezcan sus competencias expresivas, comunicacionales, creativas.

Y no sólo hablamos del eje estético o artístico; sino nos referimos también a la creatividad como esa habilidad cognitiva que posibilita a ensayar diversas formas de resolver problemas, conflictos y retos. La creatividad como habilidad del pensamiento que se traduce también en la actitud. Una actitud creativa se caracteriza por la disponibilidad, la apertura mental y actitudinal, la fluidez, la capacidad de combinar ideas y traducirlas en síntesis pertinentes (Aldana, 1996).

Durante la etapa de la niñez, pubertad y adolescencia, el teatro “(…) no tiene como finalidad formar actores, directores teatrales, escenógrafos -“artistas” (…)- sino animar al individuo para que tome conciencia de sí mismo, de los otros y del mundo que le rodea, es decir, tiene como meta el proceso de crecimiento personal y grupal a través del juego teatral. El teatro, entendido como Arte Dramático, pone el acento en la representación, en el espectáculo y el espectador, en la estética de la recepción y en la adquisición de unas destrezas actorales con vistas a que el producto sea lo más atrayente posible para los espectadores (…)” (Motos, 2003).

Iniciando un proceso (la antesala para la generación de ideas)

En el verano del año 2014 la Compañía Espiral Rehilete se encontraba en el momento de haber terminado con su montaje anterior y con el cual celebraba 10 años de trabajo continuo: Momo, una adaptación teatral de la dramaturga Sabina Berman a la novela de Michael Ende.

Y como ocurre en todo proceso creativo, la fase intermedia entre el final e inicio de un nuevo proyecto, implica momentos de incertidumbre, esos que habitualmente se identifican con la imagen de la “hoja en blanco”, la mente en blanco. Etapa en donde la incertidumbre coloca al creador, al intérprete creativo, contra la lona; con lo cual las dudas atraen al cerebro un torrente de preguntas: ¿Qué haremos ahora?, ¿qué temas nos interesa abordar?, ¿qué personajes nos retarán después de los que acabamos de poner a prueba en la temporada previa?, ¿las obras que ya están allí escritas para su escenificación nos engancharán, nos agradarán? ¿Haremos conexión con alguna de ellas? ¿Realismo o Fantasía? ¿Qué tono queremos explorar para nuestro siguiente montaje? La búsqueda interrogativa nos llevó a drenar un poco el cerebro y la experiencia previa para ir alejándonos de los referentes de nuestra temporada-obra teatral anterior.

La incertidumbre, antesala del proceso creativo

Para incentivar la búsqueda trajimos a la agrupación para su conocimiento una diversidad de obras de autores consolidados, pues esta es una de las tradiciones de nuestra forma de trabajo, y seguro debía de funcionar. Leímos algunas: Lágrimas de Agua dulce de Jaime Chabaud, la cual cuenta la historia, con un tono de realismo mágico mexicano, de Sofía, una niña a quien el pueblo la explota para que le de sus lágrimas y así los abastezca de agua; Los sueños de Paco de Carlos Corona, cuya historia aborda el divorcio visto desde los ojos de un niño y las repercusiones que esto trae para su vida; Sobre ruedas de María Inés Falconi, plantea el tema de la inclusión y la vivencia de las capacidades diversas entre los adolescentes, donde un chico vive su condición en silla de ruedas con la amargura y autoexclusión que la propia sociedad refuerza.

Después de la etapa de conocimiento de dichas obras, y dado que abordaban muy directamente las problemáticas adolescentes, se manifestó el rechazo a las mismas por nuestro grupo de intérpretes jóvenes. Aquellas otras que implicaban el uso de una gran metáfora, detrás de la cual, se advertía que tocaríamos invariablemente problemáticas que implicaban la edad y la realidad de nuestros participantes, también eran desechadas. “No queremos nada tan fantástico, porque ya hemos hecho muchas obras así, argumentaron para rechazar propuestas”.

Algunas de las obras que hemos realizado a lo largo de 12 años de trabajo son: Guau, vida de perros (Alejandro Licona), Mundo Nocturno (Teresa Valenzuela), Alicia en el país de las maravillas (Nuestra versión al país de las maravillas, basándonos en el guión radiofónico de Sotavento Producciones), El pozo de los mil demonios (Maribel Carrasco), Momo (Adaptación teatral de Sabina Berman a la novela de Michael Ende). Estábamos frente al adolescente queriendo despedirse indirectamente de su mundo infantil previo, pero no sabiendo qué querer contar y cómo contarlo.

Así, combinamos estos momentos de búsqueda de obra, con ejercicios propios del teatro. Motivamos las actividades de improvisación teatral, a partir de las cuales, medíamos varias cosas: por un lado, requeríamos identificar cuál era la temperatura (interés, actitud, motivación) de cada uno de los integrantes frente a la siguiente experiencia teatral. Por otro lado, deseábamos sondear cómo se encontraban los participantes, emocional y socialmente hablando, en sus etapas de transición a la adolescencia y en su capacidad de relación entre unos y otros.

Una actividad muy enriquecedora de esta etapa, por ejemplo, fue Apartamento 32. A partir de improvisaciones, llegamos a la creación de una “radionovela”, en la que fuimos sondeando las temáticas que interesaban a los participantes. Entonces aquí apareció la necesidad de usar el estilo de comedia y de plantear los temas de las relaciones humanas tensas; como los amores no concretados, intentando entrar en el género del misterio.

Trabajando de este modo, fortalecimos la identidad de grupo. Reforzamos los aspectos de colectividad y vínculo a partir del taller de cooperación creativa. Jugamos para identificar nuestras maneras de comunicarnos, de relacionarnos, de ser o no asertivos e inclusivos; pues en ese tiempo contábamos con dos tipos de subgrupos; uno, el de los adolescentes “autoaceptados”, quienes tenían entre 13 y 14 años y quienes se posicionaban como los más fuertes, en ideas, en propuestas, en despliegue interpretativo. Y el otro subgrupo, los más pequeños, entre 9 y 11 años; quienes se mostraban un tanto inhibidos por la presencia y fuerza expresiva-creativa de los otros.

De este modo, llegamos a ciertas conclusiones. No realizaríamos ninguna de las obras conocidas de autor. Nos reconocíamos como un equipo rico, diverso, en el que tod@s teníamos un lugar y la capacidad de proponer. Identificamos cómo debíamos mejorar las formas de plantear nuestros desacuerdos o diferencias de manera adecuada

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