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El Lenguaje Político En Los Medios De Comunicación

Miau66622 de Noviembre de 2014

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EL LENGUAJE POLÍTICO

Y

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

”[…] Debe, por tanto, un príncipe tener gran cuidado de que no le salga jamás de la boca cosa alguna que no esté llena de las cinco cualidades que acabamos de señalar y ha de parecer, al que lo mira y escucha, todo clemencia, todo fe, todo integridad, todo religión. Y no hay cosa más necesaria de aparentar que se tiene que esta última cualidad, pues los hombres en general juzgan más por los ojos que por las manos, ya que a todos es dado ver, pero palpar a pocos: cada uno ve lo que pareces, pero pocos palpan lo que eres y estos pocos no se atreven a enfrentarse a la opinión de muchos, que tienen además la autoridad del Estado para defenderlos. Además, en las acciones de todos los hombres, y especialmente de los príncipes, donde no hay tribunal al que recurrir, se atiende al fin. Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar su Estado, y los medios siempre serán juzgados honrosos y ensalzados por todos, pues el vulgo se deja seducir por las apariencias y por el resultado final de las cosas, y en el mundo no hay más que vulgo. Los pocos no tienen sitio cuando la mayoría tiene donde apoyarse.”

El príncipe, Maquiavelo

Pag. 121, cap. XVIII,

“Quomodofides a principibus sit servanda”,

De qué modo han de guardar los príncipes la palabra dada

Hipótesis del trabajo

El objetivo de este trabajo consiste en identificar los aspectos generales del lenguaje político en los medios de comunicación, así como su posible intencionalidad. Para ello, en primer lugar se analizará la estructura de los medios de comunicación de masas, sus dependencias privadas e institucionales y cómo estas influyen en la elección de sus contenidos. La segunda parte se centrará en ver cómo esos contenidos se adaptan al modelo de lenguaje establecido y si se hace eco de connotaciones políticas u ideológicas.

Para la primera parte de este trabajo se utilizarán los argumentos expuestos en “Periodismo y sentido de la realidad” de la profesora María Jesús Casals Carro y las del reconocido politólogo Noam Chomsky. Para los aspectos sobre el lenguaje político se empleará como base el “Curso General de Redacción Periodística” de Martínez Albertos.

Estructura de los medios de comunicación

Partimos de la premisa de que el concepto de política difiere de él de ideología. Hay que establecer esta diferencia porque lo que los medios de comunicación promulgan no se trata de una mera propaganda partidista. Se trata del altavoz de la ideología dominante asociada a los mercados; el liberalismo económico. Entonces, lo que analizaremos a partir de aquí es cómo se retroalimentan los caracteres comunicativos y los caracteres comerciales para sustentar una serie de estructuras políticas básicas: como son los Estados y el sistema democrático occidental; que ha ido evolucionando hacia el modelo de democracia de audiencia, donde los mass media pueden configurar la victoria de un candidato u otro.

[…] Uno de los tópicos más ideológicos que se han utilizado desde 1906 es la proclamación del “fin de las ideologías” de Daniel Bell. El problema de este aserto es que corrobora la intención de la ideología dominante, que es la del liberalismo económico, de imponerse como única ideología posible. El periodismo convive con la propaganda sin poder evitarlo y los códigos éticos bien advierten de las limitaciones de esta convivencia, es decir, sus normas quieren evitar la convivencia. Pero no es fácil. El periodismo es una actividad que vive por sus fuentes de información. Esas fuentes, aparte de la ideología no manifiesta de las agencias informativas, representan a órganos de poder, público y privado, cuya función es preservar sus intereses y productos. De este modo, periodismo, publicidad, propaganda y espectáculo, cuatro actividades que suministran información, aunque muy diferente, poseen un estrecho vínculo difícil de evitar. Utilizan todos los canales para poder manifestarse y un lenguaje que quiere emularse de una actividad a otra.

La constatación de este modelo podemos hallarla en la evolución histórica del propio periodismo. Existía la tendencia a pensar que la globalización supondría el libre acceso de información para todas las personas del mundo, sin embargo eso no se tradujo en la proliferación de la pluralidad de medios. Lo contrario, supuso la concentración en grandes corporaciones que aglutinaron todos los aspectos de la comunicación (información, propaganda, publicidad y entretenimiento) donde predominan características similares derivadas de la competencia empresarial y de la homogeneidad de una masa de espectadores que exige contenidos dentro de un menú muy reducido.

[…] La globalización incluye a una confluencia de intereses políticos y comerciales que hace necesaria la concentración de empresas comunicativas. Ya no tiene sentido hablar de cuarto poder en referencia a la prensa. Hay un poder concentrado real, trasnacional y efectivo, con sucursales allá donde haga falta proporcionar servicios de toda índole: informativos, culturales, políticos, educativos, bienes de consumo y entretenimiento. Esa es la globalización.

Los propietarios de estas grandes cadenas transnacionales tienen distintos accionistas que suelen agruparse en torno a lobbies con diversos intereses (políticos, comerciales, sociales…). Es la sinergia entre empresa informativa y capitalismo la que introduce cuáles serán las prioridades para informar a la audiencia, evidentemente favorables a esas dos partes.

[…] Los medios de comunicación de masas de los Estados Unidos son instituciones ideológicas efectivas y poderosas, que llevan a cabo una función propagandística de apoyo al sistema mediante su dependencia de las fuerzas del mercado, los supuestos interiorizados y la autocensura, y sin una coerción abierta significativa. Este sistema de propaganda se ha ido haciendo cada vez más eficiente en las década recientes, con el desarrollo de las redes nacionales de televisión, la mayor concentración de los medios de comunicación de masas, las presiones de la derecha en la radio y televisión públicas, y el crecimiento en el alcance y sofisticación de las relaciones públicas y el tratamiento de noticias.

Por ello no resulta tan raro ver campañas de desprestigio mundiales como las de FOX News en América Latina defendiendo intereses de empresas estadounidenses como Chiquita Brands (antigüaUnitedFruitCompany) o las informaciones de la mayoría de medios generalistas sobre el continente africano. Robert L. Stevenson y Donald Lewis Shaw establecen este diagnóstico sobre los problemas informativos y políticos derivados del imperialismo cultural:

[…] 1. El mundo de las noticias es definido por Occidente y distorsiona o excluye valores auténticos pero no occidentales del Tercer Mundo. Y son los corresponsales de los medios informativos lo que se encargan de la recolección de esta información interesada.

2. Este filtro cultural excluye a gran parte del mundo, especialmente aquella que no tiene inmediato interés para el Oeste. De hecho, las corresponsalías fijas en el extranjero están siempre situadas en los puntos estratégicos del primer mundo.

3. La pequeña parte de las informaciones procedentes del Tercer Mundo que se introducen en el conjunto de noticias mundiales enfatiza los aspectos más frágiles de ese Tercer Mundo.

4. El tratamiento distorsionado, negativo, del Tercer Mundo por los medios informativos occidentales es transferido al propio Tercer Mundo debido a la dependencia que este tiene de las agencias de noticias occidentales.

5. Las noticias que hablen del desarrollo y avances sociales son escasas y, a veces, escatimadas.

El método empleado para el Tercer Mundo es perfectamente reproducible en otras magnitudes y con otras características para las informaciones de los países dominantes. La verdadera manipulación no se encuentra sólo en el formato de la información, sino en la ausencia de determinadas informaciones. Esta explicación de Ignacio Ramonet, que recoge Casals en su libro, lleva la clave del método de selección de noticias: la exagerada cantidad de información hace que se establezcan unos criterios generalizados de lo que le interesa al público.

[…] Los valores por los que la democracia vive no podrían desarrollarse y crecer sin libertad de expresión y cierta transparencia informativa. La censura como se ha entendido hasta ahora no se practica en las democracias occidentales consolidadas. Pero, ¿es esa la realidad? Ignacio Ramonet lo refuta. “Todos sabemos que la censura funciona”-afirma-. Si no se puede aplicar la censura de la prohibición de textos, imágenes y palabras, funcionará por autofagia la censura contraria, es decir, el exceso de todo ello: “La censura no funciona hoy suprimiendo, amputando, prohibiendo, cortando. Funciona al contrario: funciona por demasía, por acumulación, por asfixia. ¿Cómo ocultan hoy la información? Por un gran aporte de ésta: la información se oculta porque hay demasiada para consumir y, por tanto, no se percibe la que falta”.

Se nos presenta así un nuevo modelo de censura (sustentada en una ideología dominante y de base política), pero la estructura debe estar normalizada entre los ciudadanos para así poder pasar inadvertida. Si pensamos en los regímenes autoritarios que fueron siempre encima de la libertad de prensa, llegaremos a la conclusión de que suelen suscitar resquemores entre la masa. La solución perfecta sería la apariencia de la libertad informativa bajo una realidad de control

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