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El Miedo Esenico


Enviado por   •  8 de Octubre de 2013  •  2.248 Palabras (9 Páginas)  •  383 Visitas

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Miedo Escénico

Si usted es de las personas que cuando tiene que dar una presentación (conferencia, cátedra, disertación, etc.) al ponerse frente al público le tiemblan las piernas, se le bloquea el cerebro y no puede hablar y cree que lo que va a decir resultará lo más tonto que jamás usted haya dicho; entonces usted tiene miedo escénico. 

Según algunas estimaciones, el miedo de hablar en público es el número uno de todos los miedos, por encima del miedo a la muerte. Nueve de cada diez personas tienen algo de miedo o ansiedad al enfrentarse a la necesidad de hablarle a un grupo de personas. El miedo escénico supera al miedo a los aviones, a las culebras y a las alturas.  

Algunas personas evitan completamente las presentaciones, con lo que limitan sus posibilidades de éxito o crecimiento profesional. Otras lo hacen cuando se les pide, pero se muestran nerviosos y cohibidos. Esto reduce su eficacia. 

Tenemos miedo al miedo porque si no lo manejamos, nos inhibe para correr riesgos, nos impide llevar ideas innovadoras a la acción y hacerlas realidad, impide pensar con creatividad y claridad, puede llegar a paralizarnos, y nos genera la mayor parte del estrés que experimentamos. Aunque tener miedo es común, es algo aprendido.

Es una emoción con la que hemos sido educados. Un niño nace con tan solo dos temores naturales: el miedo a caer y a los ruidos fuertes. 

La cultura, la familia y los gobiernos utilizan el miedo para instruirnos y controlarnos. Generalmente lo utilizan de manera incorrecta y esto nos condiciona a temores enfermizos. Si reconoce que casi todos los miedos, incluso el miedo a la muerte, son aprendidos, le tengo una buena noticia: ¡puede desaprender lo aprendido! Desaprender el temor conlleva un fuerte deseo a ser libres. Para ello debe desarrollar una voluntad de re-entrenamiento. 

Muchas veces el miedo es construido infundadamente, a lo mejor exagerado hasta llevarnos a la parálisis. Cuando el miedo es construido por usted y alimentado con pensamientos fatalistas, puede, cambiando sus pensamientos, construir la posibilidad de salir ganando. Lo que hace falta es valor, disposición y preparación para enfrentarlos. 

Otras veces el miedo es un aliado. Es quien le pone en alerta y le conduce con precaución por terrenos riesgosos. El asunto no está en tener o no tener miedo. Radica en saber manejarlo.  

Hace siglos que Cicerón consideraba al miedo escénico no solo como natural sino necesario: “a mis ojos, decía Cicerón, el orador, incluso el mejor, el que tiene la comunicación  más  fácil y mejor adornada, si no se intimida en el momento de tomar la palabra..., es un desvergonzado o poco menos”. 

El miedo se puede experimentar de muchas maneras distintas; puede sentirse como cosquilleo en el estómago, un latido rápido del corazón, corte del aliento, voz entrecortada, sudor en las palmas de las manos o algunas combinaciones de ellas. Lo importante es uno tomar conciencia de ello para hacer algo al respecto. El problema es que a veces no está consciente de estar asustado o no lo acepta. Entonces, está atrapado.

En el caso de las conferencias, el miedo escénico y el temor a hablar en público, vale decir que son miedos aprendidos y perfectamente superables. Claro, hay que prepararse. Usted tiene que aprender a manejar la actitud y las técnicas. 

Para manejar la actitud: 

Ø      Identificar cuales son los mensajes internos que le hacen perdedor. 

Ø      Sustituir los pensamientos de perdedor por pensamientos de ganador. 

Ø      Contagiarse de un deseo profundo de querer hacerlo. 

Ø      Contactarse con los beneficios de hacerlo bien. 

Ø      Entender que el "sustito" nos asocia a la responsabilidad de hacerlo bien. 

Ø      Desarrollar la autenticidad, la congruencia y la honestidad en uno. 

Ø      Focalizar en sus dones y cualidades, en sus otros éxitos y logros. 

Ø      Preguntarse ¿qué es lo peor que puede pasar? Y si llegara a pasar ¿qué puede hacer? Lo mejor es reconocerlo, aceptarlo y ser empático consigo mismo, detenerse y escucharse para prepararse ante eso que no se siente preparado.

Busque un modelo, observe, pida ayuda. Hágase cargo de la situación y no permita que el miedo lo maneje a usted. Maneje usted su miedo. Si no, es probable que lo temido, sea lo que suceda. 

Las personas que tienen miedo escénico pueden experimentar toda clase de síntomas característicos de los miedos ya mencionados: palmas de las manos sudorosas, pulso acelerado, pérdida de memoria y hasta dificultad para respirar.  

Muchos dictantes o conferencistas famosos han admitido libremente que han tenido miedo escénico y que se han puesto nerviosos frente a un auditorio. Un gran orador dijo alguna vez “Hay dos tipos de oradores: aquellos que son nerviosos y aquellos que son mentirosos y no dicen que son nerviosos.” Todo el mundo, aún el más experimentado de los charlistas, tiene miedo escénico.

Para reducir su miedo, usted debe asegurarse que se ha preparado completa y apropiadamente antes de la presentación.  La apropiada preparación y ensayo puede ayudar a reducir su miedo en un 75%. Las técnicas de respiración y relajación pueden ayudarle a reducir este miedo en un quince por ciento adicional. Su estado mental constituye el diez por ciento restante. 

En el año 2000 tuve la oportunidad de asistir y participar en el XII Congreso Latinoamericano de Odontología Pediátrica que se celebró en Santiago de Chile. Cuando llegó el momento de presentar mi conferencia y subí al podio mis piernas parecían de mantequilla, era un tembleque que pensé que me iba a caer. Inspiré. Miré a Lesbia mi  esposa, a mi hija Aurora, a mi colega y amigo Freddy y a mis alumnas que formaban parte del auditorio.  Cogí fuerzas. Volví a inspirar profundamente y me relajé.  Convertí el nerviosismo en energía positiva. Me ayudó a tener valor y ganar confianza en mí. La presentación que hice fue impactante y dinámica. Me sabía muy bien el tema y  había preparado y ensayado cuidadosamente mi presentación. 

Evite la utilización de estimulantes artificiales para reducir su miedo ante el público, ya que esta forma de ninguna manera resuelve el problema porque elude profundizar en la raíz del asunto.  Si su miedo es obsesivo es preferible que visite a un profesional de la conducta para que le ayude.

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