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El Misterio A Travez Del Hueco E Las Donas


Enviado por   •  14 de Diciembre de 2012  •  3.300 Palabras (14 Páginas)  •  342 Visitas

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El misterio a través del hueco de las donas

Querido lector, hoy quiero contarte una pequeña historia, sobre mi viaje, un pequeño gran mundo, en el momento más inesperado en el objeto mas inesperado, un pequeño mundo en grandes problemas. Ya ha pasado el tiempo, desde que por primera y ultima vez logre observar y vivir aquel lugar, ahora no sabría decirles donde está, pues la ubicación de aquel lugar, no es un donde, si no un cuando…

Sé que es difícil exigirte querido lector que te sea fácil entenderlo y que por mucho estés distante de creerlo, yo mismo estuve ahí, tan real como el papel, el lápiz y la firmeza con que la sostengo, pero aun así realmente me cuesta creer que todo realmente paso y aquel mundo realmente existe…

Era de tarde, apenas se le veían las ganas al sol relamiendo el horizonte, ya a momentos dejar venir la helada noche. Pero en la noche prematura de su habitación, ahí, Ahí reclinado en el sillón se encontraba el empedernido escritor intentado exprimir su cerebro (De nuevo), algo así como prostituir su imaginación intentaba obtener otra idea, la editorial ya no le aceptaría otro retaso . Era una tarde de agosto, las nubes se había ido, Solo dejando el olor a tierra húmeda a su paso después dos semanas de lluvia.

Pero los días cuando la situación se pone difícil, empieza la rutina; de la cama al escritorio, solo interrumpidas por las cortas caminatas al baño el cambio de música, los momentos de reflexión sobre política y situación social del país,

—grururgurur— Sonido proveniente del estomago de Gene

—Debería ir a comprar algo de comida—agrego— pero apenas baja el sol, —Dice mientras mueve un poco las cortinas para ver—debería esperar un poco a que se haga de noche, es bastante desagradable el sol cuando no te has expuesto ni una sola vez, es mejor hacerlo por la mañana cuando no es muy fuerte—

Camina hacia la estantería, Tomo un libro y de nuevo al sillón, que habría hoy en las manos de este escritor, alguna, una novela extensa, una tarde de poesía ligera. No ojee el libro por más de 20 Minutos, cuando el sol que lograba filtrarse por la ventana comenzó a retirarse.

Es hora de ir a comprar algo de comida me dispongo a buscar mi cartera y las llaves, después de un intento fallido, será mejor ir caminando, igual solo son unas cuadras. Y como es de costumbre el panorama nocturno de mi barrio me recuerda por que prefiero ir en auto que caminar, en el silencio de la noche, las calles parecen un lugar tranquilo, claro, para pandillas, dealler, polis corruptos, Posdata . basura la pobre iluminación, el asfalto con húmedo, de un clima lúgubre, y poco transitable para personas que no saben que calle evitar. El anuncio de la tienda 24 Horas la única luz clara que se ve en metros adornada por los anuncios de moteles y un bar y alguno que otro despacho dental el, puesto de hotdogs del carismático Don cheto, le regalo con saludo con la mano antes de entrar al luminoso lugar .

Una pizza congelada será el menú de hoy, cigarrillos, bebidas estimulantes, y dos plumas negras, quiero un poco de café, pero el café de este lugar es realmente horrible, al otro lado de la calle está mi solución, un cafebar que tiene un café bastante decente, pago las compras cruzo la calle con rumbo a aquel café, un anuncio con luces verdes y morado y una decoración retro hacen que adore este lugar, de momento veo a Claudia, es la cajera la conozco de hace tiempo y es una chica que va acorde al lugar. Piel blanca, ojos grandes y cabello largo semi-ondulado, dos tatuajes que le sientan muy bien, a pesar de su apariencia metalera al alternativa hipster su estatura es baja y es encantadora es todo un personaje.

–Hola bien, que llevaras? – dijo con su encanto característico y rápidamente parándose de puntillas como niña.

–Americano regular señorita– con una sonrisa me aparte un poco y fui a la mesa que uso regularmente –una chica choco conmigo – disculpe- me dijo rápidamente y se fue rápidamente, al parecer en una camarera nueva, se ve agitada. Me gustaría servirle un café a esa camarera cansada, veo mi orden frente a Claudia la chica se ve estresada, prefiero ir por el. Mientras camino veo a la chica nueva es realmente encantadora..

–¿Quién es la chica nueva?- le digo a Claudia mientras tomo el café

–melissa, empezó esta semana, no quiero desanimarla, pero el algo torpe y problemática, pero la e cubierto estos días pues quiero que tenga una oportunidad –dijo anotando en una pequeña libreta– Platicamos por un rato, de política, literatura religión, ambos siendo muy apegados a los temas, las platicas se vuelven muy amenas

–bueno Claudia debo irme los manuscritos deben estar para el lunes

–suerte lechuza–me dijo con una sonrisa, ese apodo solo use mientras mientras estuve e una dona de mi amigo Octavio ríos, le digo Ríus, por el caricaturista Eduardo del rio.

–chao Golondrina– apodo que le puse pues me recuerda a esa ave.

–Espera, quiero algo dulce- dije en tono juguetón

–pues como yo no estoy en el menú, tengo pie y donas – comenzó a reír levemente

–sorpréndeme– le dije con mi sonrisa retadora

Ya en casa me dispuse a otra tanda de escritura. Camine a tientas por el oscuro corredor para llegar a la cocina. Creo de todos los lugares en el apartamento , este es en el que paso menos tiempo , pongo la pizza y marco en el Microondas 30:00 aun que tengo hambre odio las cosas crudas. Decidió ir al estudio por escribir un poco mientras se cocinaba la pizza. Al sentarme apenas en el momento que tome la pluma vi mi solución, aquella pequeña bolsa de papel color café con verde. era el postre que Claudia con rapidez selecciono para mi, una dona, con hambre, a pesar de ser tan insípida, una dona café, apenas dorada por el aceite y con azúcar, aun para una persona tan quisquillosa y selectiva con la comida, se ve bastante apetitosa, Será un buen calmante para la bestia de mi estomago. Tome la bolsa y después de pensarlo bien me tome el café frio. Justo antes del primer mordisco veo a través del azucarado dulce y veo algo moverse. Rápidamente ajito la dona pensando que era un ratón nada, ni rastros de animal, pero con incredulidad volteo a ver aquella dona. Me acerque con cuidado, vi a través de ella por unos minutos y tras no ver nada me sentí estúpido y la lance al suelo con desinterés. Mejor regrese a mi escritura, pero de momento a otro podía ser atacado por el hambre y aquella dona en el

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