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El Principe De Maquiavelo


Enviado por   •  21 de Febrero de 2015  •  4.646 Palabras (19 Páginas)  •  223 Visitas

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"EL PRINCIPE" (DE MAQUIAVELO)

CAP. I: DE LAS DISTINTAS CLASES DE PRINCIPADOS Y DE LA FORMA EN QUE SE ADQUIEREN.

Los principados son nuevos, son hereditarios o son del todo. Los Estados nuevos están acostumbrados a vivir bajo un Príncipe, a ser libres; el Príncipe adquiere su poder con armas propias, por la virtud o por medio de la fortuna la adquieren, mientras que otros Estados le ayudan a poseer el principado adquirido.

CAP.II: DE LOS PRINCIPES HEREDITARIOS.

Los Estados hereditarios tienen menos dificultad para ser conservados. El Príncipe es más amado por su pueblo y por sus gobernados. Sólo tiene que dirigir al Estado tal como lo hicieron sus antepasados. Si perdiera el poder de su Estado, lo recuperará por muy poderoso y hábil que sea el que tome al Estado. Si el príncipe es de mediana inteligencia se mantendrá siempre en su Estado.

CAP. III: DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS.

Los miembros del Estado esperan que sus nuevos gobernantes sean mejores a los anteriores. Por muy poderoso que sea un Príncipe, siempre necesitará del favor de sus nuevos súbditos. Para que un Príncipe pueda recuperar un Estado por segunda vez, éste se debe unir a otros ocupados por mucho tiempo y hablar la misma lengua. Es muy fácil conservarlo, cuando no ha sido antes una República y se debe extinguir la descendencia del Príncipe gobernante, si las costumbres de los pueblos sometidos son similares. Para mantener el gobierno sobre estos pueblos, el Príncipe no debe alterar las leyes ni aumentar los impuestos. Los nuevos Estados formarán un solo cuerpo con los antiguos.

Para que un Príncipe adquiera un País con diferente idioma y cultura, deberá irse a vivir a ese país. Los súbditos del Príncipe gobernante se sentirán alegres de contar con un Príncipe que este cerca de ellos y tendrán más ocasión de amarle. Mientras que al propio Príncipe lo verán distante y extraño. Y cualquier extranjero que quiera atacar a este Estado tendrá más dificultad y mandará a establecer colonias claves para la seguridad. El que no gobierne bien perderá todo lo conquistado, aunque lo conserve tropezara con muchas dificultades y obstáculos. Cuando los males que nacen en el Estado y se les descubre a tiempo, se les cura rápido y no tendrán remedios cuando por no haberse detectado a tiempo y se les deja crecer hasta que todo el Estado los ve. Para evitar una guerra no se debe dejar que el desorden siga en curso.

CAP. IV: POR QUE EL REINO DE DARIO, OCUPADO POR ALEJANDRO, NO SE SUBLEVO CONTRA LOS SUCESORES DE ESTE, DESPUES DE SU MUERTE.

Los Estados que se gobiernan con ministros esclavos, el Príncipe tiene más autoridad porque no hay quien se reconozca como superior a él. Los Estados en que el Príncipe es asistido en su gobierno con súbditos bien admitidos, el Príncipe tiene más autoridad porque en su provincia no hay nadie que reconozca autoridad más que la suya, exceptuando la autoridad que él designa en sus autoridades subordinadas.

Los principados conocidos son gobernados de dos formas: El primero consiste en serlo por un príncipe, asistido de otros individuos que, permaneciendo siempre súbditos bien humilde al lado suyo, son admitidos por gracia o concesión en clase de servidores, para ayudarle a gobernar. El segundo, se compone de un príncipe, asistido de barones, que tienen su puesto en el Estado, no de la gracia del príncipe, sino de la antigüedad de su familia. Estos barones mismos tienen Estados y gobernados que los reconocen por señores suyos.

CAP. V: DE QUE MODO HAY QUE GOBERNAR LAS CIUDADES O PRINCIPADOS QUE, ANTES DE SER OCUPADOS, SE REGIAN POR SUS PROPIAS LEYES.

Las Ciudades se deben destruir e irse a vivir a ellos y dejar a estos pueblos sus leyes, obligándolos a pagar contribución anual, creando un tribunal pequeño que cuide de conservarlos fieles. El Príncipe deberá conservar la autoridad que delega a sus súbditos. Cuando las ciudades están habituadas a vivir bajo un Príncipe, el deber de obedecer, los ciudadanos no estarían de acuerdo para elegir a otro Príncipe, porque no saben vivir bajo ninguna soberanía y se pueden conquistar con más facilidad.

En las Repúblicas, hay más odio con el conquistador que se hace Príncipe y más deseo de venganza en su contra, es mejor dividir estas ciudades o habitarlas.

CAP. VI: DE LOS PRINCIPADOS NUEVOS QUE SE ADQUIERE CON LAS ARMAS PROPIAS Y EL TALENTO PERSONAL.

Lo más difícil como Principado es introducir nuevas Leyes. Tiene enemigos antiguos, mientras los que pudieran sacar el suyo de los nuevos, lo defienden con tibieza. Los que llegan a ser príncipes no adquieren su principado sin trabajo, pero le conservan fácilmente; y las dificultades que ellos experimentan al adquirirla en parte de las nuevas leyes y modos que les es indispensable introducir para fundar su Estado y su seguridad.

CAP. VII: DE LOS PRINCIPADOS NUEVOS QUE SE ADQUIEREN CON ARMAS Y FORTUNA DE OTROS.

Los que fueron Príncipes por fortuna, llegan sin mucho trabajo, pero tienen que conservarlo. Y cuando lo logran tiene todo tipo de obstáculos. Estos Príncipes no pudieron adquirir su Estado más que comprándolo o haciéndolo por favores. Los Estados que se forman repentinamente son como la naturaleza que nacen con prontitud, no tienen raíces. Los que se han hecho príncipes de repente, no son de bastante grandes para estar dispuestos inmediatamente a conservar lo que la fortuna acaba de entregar en sus manos, ni se han proporcionado los mismos fundamentos que los demás príncipes se habían formado antes de serlo. Ya que los hombres ofenden por miedo y por odio.

CAP. VIII: DE LOS QUE LLEGARON AL PRINCIPADO MEDIANTE CRIMENES.

También se puede llegar a ser príncipe de otras dos formas, el primero es cuando un particular se eleva por una vía malvada y detestable al principado y el segundo cuando un hombre llega a ser príncipe de su patria con el favor de sus conciudadanos. Los actos de severidad mal usados son aquellos que no siendo más que en corto número al principio, van siempre aumentándose y se multiplican día a día, en vez de disminuirse y de mirar su fin. El que toma un Estado debe poner atención a los actos de rigor que le es preciso hacer, a ejercerlos todos una sola vez e inmediatamente, a fin de no estar obligado a volver a ellos, y poder no renovarlos, tranquiliza a sus gobernados, a los que ganará después, haciéndoles el bien. Las ofensas

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