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El Principe De Maquiavelo


Enviado por   •  16 de Octubre de 2012  •  5.027 Palabras (21 Páginas)  •  340 Visitas

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EL PRÍNCIPE

Para conocer bien la naturaleza de los pueblos hay que ser príncipe, y para conocer

la de los príncipes hay que pertenecer al pueblo.

Capítulo I

DE LAS DISTINTAS CLASES DE PRINCIPADOS Y DE LA FORMA

EN QUE SE ADQUIEREN

Solo existen dos tipos de principados, Hereditarios o adquiridos.

Capitulo II

DE LOS PRINCIPADOS

HEREDETARIOS

El príncipe natural tiene menos razones y menor necesidad de ofender, ya que en la antigüedad y continuidad de la dinastía se borran los recuerdos y los motivos que la trajeron, pues un cambio deja siempre la piedra angular para la edificación de otro.

Capítulo III

DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS

Nacen en primer lugar de una natural dificultad, dificultad que estriba en que los hombres cambian con gusto del señor, creyendo mejorar; pues luego la experiencia les enseña que han empeorado. Esto resulta de otra necesidad natural y común que hace que el príncipe se vea obligado a ofender a sus nuevos súbditos De modo que tienes por enemigos a todos los que has ofendido al ocupar el principado, y no puedes conservar como amigos a los que te han ayudado a conquistarlo, tampoco puedes emplear medidas fuertes contra ellos, porque siempre, se tiene necesidad de la colaboración de los “provincianos” para entrar en una provincia.

A los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos, porque si se vengan de las ofensas leves, de las graves no pueden; así que la ofensa que se haga al hombre debe ser tal, que le resulte imposible vengarse.

El príncipe que anexe una provincia de costumbres, lengua y organización distintas a las suyas, debe también convertirse en paladín y defensor de los vecinos menos poderosos, ingeniarse para debilitar a los de mayor poderío y cuidarse de que, bajo ningún pretexto, entre en su Estado un extranjero tan poderoso Porque siempre sucede que el recién llegado se pone de parte de aquellos que, por ambición o por miedo, están descontentos de su gobierno; los males que nacen en él, cuando se los descubre a tiempo, lo que sólo es dado al hombre sagaz, se los cura pronto; pero ya no tienen remedio cuando, por no haberlos advertido, se los deja crecer hasta el punto de que todo el mundo los ve.

El ansia de conquista es, un sentimiento muy natural y común, y siempre que lo hagan los que pueden, antes serán alabados que censurados; pero cuando intentan hacerlo a toda costa los que no pueden, la censura es lícita.

Para evitar una guerra nunca se debe dejar que un desorden siga su curso, porque no se la evita, sino se la posterga en perjuicio propio

Capitulo IV

POR QUÉ EL REINO DE DARÍO, OCUPADO POR ALEJANDRO, NO SE

SUBLEVÓ CONTRA LOS SUCESORES DE ÉSTE

DESPUES DE SU MUERTE

Contesto que todos los principados de que se guarda memoria han sido gobernados de dos modos distintos: por un príncipe que elige de entre sus siervos, que lo son todos, los ministros que lo ayudarán a gobernar, o por un príncipe asistido por nobles que, no a la gracia del señor, sino a la antigüedad de su linaje, deben la posición que ocupan. Estos nobles tienen Estados y súbditos propios, que los reconocen por señores y les tienen natural afección. Mientras que, en los Estados gobernados por un príncipe asistido por siervos, el príncipe goza de mayor autoridad: porque en toda la provincia no se reconoce soberano sino a él, y si se obedece a otro, a quien además no se tienen particular amor, sólo se lo hace por tratarse de un ministro y magistrado del principe.

Capitulo V

DE QUÉ MODO HAY QUE GOBERNAR LAS CIUDADES O

PRINCIPADOS QUE, ANTES DE SER OCUPADOS, SE REGÍAN

POR SUS PROPIAS LEYES

Hay tres modos de conservar un Estado:

primero, destruirlo; después, radicarse en él; por último, dejarlo regir por sus leyes, obligarlo a pagar un tributo y establecer un gobierno compuesto por un corto número de personas, para que se encargue de velar por la conquista, el

único medio seguro de dominar una ciudad acostumbrada a vivir libre es destruirla.

Quien se haga dueño de una ciudad así y no la aplaste, espere a ser aplastado por ella.

Capitulo VI

DE LOS PRINCIPADOS NUEVOS QUE SE ADQUIEREN CON

LAS ARMAS PROPIAS Y EL TALENTO PERSONAL

Los hombres siguen casi siempre el camino abierto por otros y se empeñan en imitar las acciones de los demás. todo hombre prudente debe entrar en el camino

seguido por los grandes e imitar a los que han sido excelsos, para que, si no los iguala en virtud, por lo menos se les acerque dado que el hecho de que un hombre se convierta de la nada en príncipe presupone necesariamente talento o suerte, es de creer que una u otra de estas dos cosas allana, en parte, muchas dificultades

el que menos ha confiado en el azar es siempre el que más tiempo se ha conservado en su conquista. También facilita enormemente las cosas el que un príncipe, al no poseer otros Estados, se vea obligado a establecerse en el que ha adquirido dificultades nacen en parte de las nuevas leyes y costumbres que se ven obligados a implantar para fundar el Estado y proveer a su seguridad. Pues debe considerarse que no hay nada más difícil de emprender, ni mas dudoso de hacer, triunfar, ni más peligroso de manejar, que el introducir nuevas leyes, el innovador se transforma en enemigo de todos los que se beneficiaban con las leyes antiguas, y no se granjea sino la amistad tibia de los que se beneficiarán con las nuevas. Tibieza en éstos, cuyo origen es, el temor a los que tienen de su parte a la legislación antigua, la incredulidad de los hombres, que nunca fían en las cosas nuevas hasta que ven sus

frutos. De donde resulta que, cada vez que los que son enemigos tienen oportunidad para atacar, lo hacen enérgicamente, y aquellos otros asumen la defensa con tibieza, de modo que se expone uno a caer con ellos.

Capitulo

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