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El Principe

benja101011 de Octubre de 2012

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Contenido

Introducción 4

Reseña Biográfica 4

CAPÍTULO I DE LAS VARIAS CLASES DE PRINCIPADOS Y DEL MODO DE ADQUIRIRLOS 5

CAPÍTULO II DE LOS PRINCIPADOS HEREDITARIOS 5

CAPÍTULO III DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS 5

CAPÍTULO IV POR QUÉ, OCUPADO EL REINO DE DARÍO POR ALEJANDRO, NO SE REBELÓ CONTRA SUS SUCESORES DESPUÉS DE SU MUERTE 6

CAPÍTULO V DE QUÉ MANERA DEBEN GOBERNARSE LOS ESTADOS QUE, ANTES DE OCUPADOS POR UN NUEVO PRÍNCIPE, SE REGÍAN POR LEYES PROPIAS 6

CAPITULO VI DE LOS PRINCIPADOS QUE SE ADQUIEREN POR EL VALOR PERSONAL Y CON LAS ARMAS PROPIAS 7

CAPITULO VII DE LOS PRINCIPADOS NUEVOS QUE SE ADQUIEREN POR LA FORTUNA Y CON LAS ARMAS AJENAS 7

CAPÍTULO VIII DE LOS QUE LLEGARON A PRÍNCIPES POR MEDIO DE MALDADES 8

CAPÍTULO IX DEL PRINCIPADO CIVIL 8

CAPÍTULO X CÓMO DEBEN MEDIRSE LAS FUERZAS DE LOS PRINCIPADOS 8

CAPÍTULO XI DE LOS PRINCIPADOS ECLESIÁSTICOS 9

CAPÍTULO XII DE LAS DIFERENTES CLASES DE MILICIA Y DE LOS SOLDADOS MERCENARIOS 10

CAPÍTULO XIII DE LOS SOLDADOS AUXILIARES, MIXTOS Y MERCENARIOS 10

CAPÍTULO XIV 11

DE LAS OBLIGACIONES DEL PRÍNCIPE EN LO CONCERNIENTE AL ARTE DE LA GUERRA 11

CAPÍTULO XV DE LAS COSAS POR LAS QUE LOS HOMBRES, Y ESPECIALMENTE LOS PRÍNCIPES, SON ALABADOS O CENSURADOS 13

CAPÍTULO XVI DE LA LIBERALIDAD Y DE LA MISERIA 14

CAPÍTULO XVII DE LA CLEMENCIA Y DE LA SEVERIDAD, Y SI VALE MAS SER AMADO QUE TEMIDO 16

CAPÍTULO XVIII DE QUE MODO DEBEN GUARDAR LOS PRÍNCIPES LA FE PROMETIDA 18

CAPITULO XIX EL PRÍNCIPE DEBE EVITAR SER ABORRECIDO Y DESPRECIADO 20

CAPÍTULO XX 26

SI LAS FORTALEZAS Y OTRAS MUCHAS COSAS QUE LOS PRÍNCIPES HACEN, SON ÚTILES O PERJUDICIALES 26

CAPÍTULO XXI CÓMO DEBE CONDUCIRSE UN PRÍNCIPE PARA ADQUIRIR CONSIDERACIÓN 29

CAPÍTULO XXII DE LOS MINISTROS O SECRETARIOS DE LOS PRÍNCIPES 31

CAPÍTULO XXIII CUANDO DEBE HUIRSE DE LOS ADULADORES 32

CAPÍTULO XXIV POR QUÉ MUCHOS PRÍNCIPES DE ITALIA PERDIERON SUS ESTADOS 32

CAPÍTULO XXV DOMINIO QUE EJERCE LA FORTUNA EN LAS COSAS HUMANAS, Y CÓMO RESISTIRLA CUANDO ES ADVERSA 33

CAPÍTULO XXVI EXHORTACIÓN PARA LIBRAR A ITALIA DE LOS BÁRBAROS 36

Introducción

Este ensayo aborda el contenido del libro El Principe, el cual fue escrito en 1513, motivado por la acusación que recaía sobre él por una supuesta conspiración contra los Médici, una poderosa familia florentina que lo había despojado de sus cargos públicos.

En este documento que escribió durante su exilio el autor intenta ofrecer, valiéndose de ejemplos históricos, diversas estrategias para adquirir, mantener y fortalecer el gobierno de una ciudad o región, y enseña a ejercer el poder.

En esta obra se expone la necesidad de no ser flexible en ningún sentido y a desarrollar una conducta indigna moralmente con el fin de preservar el bien del Estado. Por otra parte, aconseja combinar la fuerza bruta con inteligencia para garantizar, de esta forma, el poder frente al resto de los hombres.

Reseña Biográfica

NICOLÁS MAQUIAVELO (1469-1527)

Nicolás Maquiavelo nació y murió en Florencia. Hijo de una familia de abolengo pero escasos recursos económicos, siguió el oficio de su padre, estudió jurisprudencia y a los 25 años logró ocupar un puesto en el gobierno florentino como secretario de la República De Los Diez.

El mérito fundamental de Maquiavelo consistió en su habilidad para estructurar una teoría política con base en las experiencias cotidianas, al margen de toda concepción idealista. El príncipe, su obra maestra, ha tenido una trascendencia universal por constituir un verdadero manual para el ejercicio del poder. Se dice que, a lo largo de la historia, ha sido el libro de cabecera de Napoleón, Richelieu y muchos otros grandes políticos y estadistas.

No es de extrañar la amoralidad del libro si se toma en cuenta que Maquiavelo fue secretario de César Borgia, a quien puede considerarse su principal inspirador. En efecto, el escritor florentino estuvo al lado de César cuando éste convocó, con pretextos amigables, a los capitanes que habían rehusado servirle, y en seguida los mandó degollar. Maquiavelo redactó un minucioso informe sobre aquel trágico episodio, donde ya se advierte su manera de separar tajantemente la política y la moral.

De Principatibus, título latino que dio Maquiavelo a su tratado, expone en 26 apartados "qué es un principado, cuáles son sus clases, cómo se adquieren, cómo se conservan y por qué se pierden". Maquiavelo evitó componer un tratado voluminoso, como era lo usual en su época, confiriendo mayor importancia al fondo de las cosas que a las palabras.

Se trata del primer libro que desarrolla técnicamente, y con un lenguaje apropiado, el arte de gobernar. Para llegar a una visión tan clara de la realidad política de su tiempo, Maquiavelo supo asimilar catorce años al servicio del Estado florentino, sin olvidar las experiencias que adquirió en sus frecuentes misiones diplomáticas y en la observación directa de príncipes y monarcas (Maquiavelo, 1513).

CAPÍTULO I DE LAS VARIAS CLASES DE PRINCIPADOS Y DEL MODO DE ADQUIRIRLOS

En este capítulo se describe que existen principados o repúblicas. Los principados se dividen en hereditarios y nuevos. Los hereditarios, en quien los disfruta, provienen de su familia, que por mucho tiempo los poseyó. Los nuevos se adquieren de dos modos: o surgen como tales en un todo o son heredados pero con una nueva forma de dirigir.

CAPÍTULO II DE LOS PRINCIPADOS HEREDITARIOS

En este capitulo advierte que no explicara sobre las repúblicas, a causa de que ha escrito sobre ellas en sus discursos acerca de la primera década de Tito Livio.

Y ahora bien examinando la manera con que es posible gobernar y conservar los principados, empieza por decir que en los Estados hereditarios, que están acostumbrados a ver reinar la familia de su príncipe, hay menos dificultad en conservarlos que cuando son nuevos. El príncipe entonces no necesita más que no traspasar el orden seguido por sus mayores, y contemporizar con los acontecimientos, después de lo cual le basta usar de la más socorrida industria, para conservarse siempre a menos que surja una fuerza extraordinaria y llevada al exceso, que venga a privarle de su Estado. Pero, aun perdiéndolo, lo recuperará, si se lo propone, por muy poderoso y hábil que sea el usurpador que se haya apoderado de él. Y es que el príncipe, por no tener causas ni necesidades de ofender a sus gobernados, es amado natural y razonablemente por éstos, a menos de poseer vicios irritantes que le tornen aborrecible. La antigüedad y la continuidad del reinado de su dinastía hicieron olvidar los vestigios y las razones de las mudanzas que le instalaron, lo cual es tanto más útil cuanto que una mudanza deja siempre una piedra angular para provocar otras.

CAPÍTULO III DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS

En este capítulo se describen las dificultades en esta clase de régimen político, principalmente cuando el principado no es nuevo, sino miembro añadido a un principado antiguo que se posee de antemano. Por tal reunión se le llama principado mixto, cuyas incertidumbres dimanan de una dificultad, que es conforme con la naturaleza de todos los principados nuevos, y que consiste en que los hombres, aficionados a mudar de señor, con la loca y errada esperanza de mejorar su suerte, se arman contra el que les gobernaba y ponen en su puesto a otro, no tardando en convencerse, por la experiencia, de que su condición ha empeorado. Ello proviene de la necesidad natural en que el nuevo príncipe se encuentra de ofender a sus nuevos súbditos, ya con tropas, ya con una infinidad de otros procedimientos molestos, que el acto de su nueva adquisición llevaba consigo. De aquí que el nuevo príncipe tenga por enemigos a cuantos ha ofendido al ocupar el principado, y que no pueda conservar por amigos a los que le colocaron en él, a causa de no serle posible satisfacer su ambición en la medida en que ellos se habían lisonjeado, ni emplear medios rigurosos para reprimirlos, en atención a las obligaciones que le hicieron contraer con respecto a si mismo. Por muy fuertes que sean los ejércitos del príncipe, éste necesita siempre el favor de una parte, al menos, de los habitantes de la provincia, para entrar en ella.

Recomienda que cuando se adquieren algunos Estados que se diferencian del propio en lengua, costumbres y constitución. Uno de los mejores y más eficaces medios a este propósito será que el príncipe vaya a residir en ellos. Y es que, residiendo en su nuevo Estado, aunque se produzcan en él desórdenes, puede muy prontamente reprimirlos, mientras que, si reside en otra parte, aun no siendo los desórdenes de gravedad, tienen difícil remedio. Además, dada su permanencia, no es despojada la provincia por la codicia de sus empleados, y los súbditos se alegran más de recurrir a un príncipe que está al lado suyo que no a uno que está distante.

CAPÍTULO IV POR QUÉ, OCUPADO EL REINO DE DARÍO POR ALEJANDRO, NO SE REBELÓ CONTRA SUS SUCESORES DESPUÉS DE SU MUERTE

En este capítulo considera las dificultades que se ofrecen para conservar un Estado recientemente adquirido. Ya que hay dos modos de gobernar los principados conocidos. El primero consiste en serlo por su príncipe asistido de otros individuos que, permaneciendo siempre como súbditos humildes al lado suyo, son admitidos, por gracia

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