El Reto De Planificar Y Cumplir
AdrianaAdrian7 de Noviembre de 2012
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Una historia que contaba que los habitantes de un pequeño pueblo llevaban una libreta colgada al cuello. En ella anotaban con minuciosidad los momentos de alegría y felicidad y aun lado escribían cuanto había durado: la ilusión del primer amor, el regreso de un ser querido, el viaje más deseado. ¿Por cuánto tiempo se habían prolongado esos instantes de felicidad? ¿Un mes? ¿Tres semanas? ¿Quince minutos?. Al momento de morir, sus allegados sumaban los tiempos contemplados en la libreta y esa medición constituía la inscripción de las lápidas que cubrían sus tumbas. La razón en sencilla; para esas personas el tiempo disfrutado es el único y verdadero tiempo vivido.
Las complejas y atareadas sociedades modernas nos han enseñado, y a la vez no, el valor del tiempo. A todos parece faltarles tiempo para acometer sus tareas, pero por otra parte muchas veces los pierden sin escrúpulos. El relato anterior nos muestra cómo realmente el tiempo bien aprovechado es el que cuenta, aquél que nos rindió frutos, que nos hizo sentir mejor o que nos permitió avanzar en la dirección propuesta. El tiempo es, sin duda, una oportunidad.
Más allá de optimismo que pudiese traslucir la frase, el tiempo es una oportunidad real, no abstracta, y cada quien decide lo que hace con ella, si la aprovecha o no, pero aprovechar el tiempo también va más allá de disfrutarlo y tiene que ver con la capacidad de las personas por cumplir con los compromisos propios de la rutina y el entorno sin que esto signifique un sacrificio personal. La cuestión de aprovechar el tiempo tiene que ver también con una actitud ante el.
Planificar es una herramienta fundamental para aprovechar el tiempo y no dejarse llevar por las distintas tareas o personas que nos desvían de lo que resulta fundamental para nosotros, pero también es cierto que no todos somos planificadores nato y que en muchos casos nos hemos acostumbrado a hacer en vez de planificar, identificándonos con el mito de que planificar es una pérdida de tiempo porque siempre surgen imprevistos.
Creo que ambos extremos son malos. Planificar todo es imposible y creo que la vida de las personas no puede sujetarse a un horario, pero tampoco creo prudente no planificar todo y dejárselo al azar o a la suerte. Lo más importante es que exista un equilibre que implique organización, sin que una planificación se convierta en una camisa de fuerza.
El tiempo enfocado en la planificación es bien invertido y los planes siempre resultan una herramienta muy útil, pues no sólo a nivel práctico permite una distribución del tiempo adecuada, sino que psicológicamente se convierte en una meta por cumplir y, dependiendo de nuestras motivaciones en circunstancias específicas, nos sentimos comprometidos a llevarlos a cabo.
Son muchas las circunstancias que pueden afectar nuestros planes, desde el tráfico, el que no haya línea en el banco, la impuntualidad o la falta de compromiso de las personas, una gripe, los horarios, por lo menos, son los ladrones más frecuente de mi tiempo, pero creo que lo importante es saber que esas circunstancias pueden presentarse porque también forman parte de la cotidianidad y tomarlas en cuenta, en la medida de lo posible, a la hora de hacer planes.
“Cada día es una nueva oportunidad para cambiarlo todo”. Cada día es una nueva oportunidad para aprender y mejorar, para ser más efectivo y más congruentes entre lo que hacemos y hacia dónde vamos. El tiempo es un recurso muy valioso, aunque a veces no lo percibamos así. Tratar de organizarnos y planificar nuestras actividades con antelación es un reto que debemos asumir todos los días, para no dejar que el tren de tiempo no deje en cualquier parte del camino sino en el destino que nos hemos propuesto.
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