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Emocionar A Los Alumnos, El Reto A Cumplir.


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2013  •  1.514 Palabras (7 Páginas)  •  320 Visitas

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EMOCIONAR A LOS ALUMNOS, EL RETO A CUMPLIR.

Los niños que van a la escuela primaria no siempre lo hacen por convencimiento propio o necesidad de aprender, sino más bien por la presión que ejercen en ellos la familia y la sociedad en general. Así los alumnos llegan a clases a cumplir con uno más de los mandatos que el deber les marca. En muchas ocasiones se presentan sin ganas de estar ahí, pues no le encuentran sentido, mientras que otras actividades como los video juegos o la calle les resultan más divertidas y llenas de acción.

Para darse cuenta que el salón de clases no es precisamente el lugar favorito del alumno, basta ver el festejo que se hace en el grupo cuando informamos: ¡Mañana no habrá clases! Incluso al sonar el timbre que anuncia el recreo, puede observarse como sus rostros se iluminan y lo único que desean es salir al patio escolar.

Podemos pensar que, por el simple hecho de ser niños, la escuela les resulta desagradable. Sin embargo existen situaciones de fondo que influyen directamente en este hecho. Es, entonces, recomendable preguntarse: ¿Cómo doy mi clase? ¿Al prepararla pienso únicamente en lo que haré yo como docente o tengo la capacidad de ponerme en el lugar del alumno e imaginar lo que pasa por su mente mientras yo estoy enseñando?

Es mas común centrarse en el “”yo”” maestro, en que haré y cómo lo haré, por supuesto que también es importante lo que el docente espera que sus alumnos realicen, pero, que piensan los niños de las actividades que propongo? El sentimiento que estas les provoca pocas veces pasa por la mente de un maestro, ya que el centro de atención es el contenido que, muchas veces ni siquiera será significativo para su vida futura, ¡Ah!... pero que, de algún modo queremos que entre en el cerebro de los alumnos y que permanezca ahí. Simplemente es necesario que realicen el ejercicio… y ya.

Son muchos los autores que abren el panorama a un saber pedagógico, a un lineamento de reflexión sobre el quehacer del maestro y como este debe todos los días generar estrategias que mejoren su práctica basada en la experiencia vivida. Sin embargo, en esta ocasión le doy un vistazo a la pedagogía según el planteamiento de Dewey y Fröbel que, muy en lo personal, me identifico con ellos con base en los ideales que persigo en el contexto educativo.

Poco a poco vamos olvidando darle esa “emoción” a nuestro trabajo y nos vamos de corridito. Nos parece que basta con gritar más para que los alumnos tomen su lugar y atiendan. Inmediatamente después, comienza la explicación del tema a tratar que resulta un monólogo por parte de nosotros maestros para posteriormente indicar que ejercicios resolver. Por supuesto, siguiendo la explicación que se dio; si no, no es válido. Y a trabajar se ha dicho….calladitos y sin hacer ruido.

Esto es un claro ejemplo de la escuela tradicional a la que se refiere Dewey. “El carácter autoritario de esta enseñanza era también testimonio de la atmósfera social de la escuela. El maestro era el monarca de la clase La sumisión y la obediencia a su dictado eran virtudes escolares más importantes que la iniciativa y la independencia del alumno. El espíritu social que caracterizaba a la clase tendía también a caracterizar la administración de la escuela” (1)

Comparto la opinión que Dewey tenía en relación al modelo tradicional de enseñanza, y que hoy en día seguimos practicando; donde el profesor es un transmisor de verdades, donde el niño no tiene la oportunidad de participación en la clase. El deber del niño es quedarse quieto sin moverse, escuchando.

Según Dewey “El fin de la educación no era extraerlo o desarrollarlo de acuerdo con un modelo distante, sino mas bien ayudarlo a resolver problemas suscitados por los contactos habituales con los ambientes físico y social. Puesto que, para el muchacho, la mayor parte de estos procedían de la casa y la comunidad”. (2)

En relación a los aprendizajes logrados por el niño en un sistema tradicional, éste sólo es acumulador de un sinnúmero de información, responde a una solución dada, un prejuicio donde se mantiene una actitud estática, ya mantenida (antes se le imponían opiniones a los niños acerca del mundo y soluciones ya desarrolladas).

El niño debe buscar, investigar, explorar y adentrarse en el ambiente y aprender de la experiencia. Esto le permite según Dewey un crecimiento (forma más deseable de comportamiento humano), habilidad de reaccionar siempre a las nuevas situaciones con interés, flexibilidad y curiosidad.

El llevar a la práctica lo aprendido es lo que sin duda lleva al verdadero significado del aprender.

Por otra parte Fröbel suponía que

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