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El camionero fantasma


Enviado por   •  3 de Abril de 2014  •  Síntesis  •  1.649 Palabras (7 Páginas)  •  380 Visitas

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El camionero fantasma

hace mucho tiempo, sobre la carretera de la rumorosa, un trailero manejaba a toda velocidad rumbo a Mexicali, pues su esposa estaba a punto de dar a luz y quería llegar rápido a su casa, ya que llevaba dinero para lo que se ofreciera, mas cuando iba a tomar una peligrosa curva perdió el control y se estrelló contra unas rocas.

el chofer se bajó del tráiler todo aturdido, se miró el cuerpo y se alegró al darse cuenta que no le había pasado nada. entonces esperó a que pasara alguien para que le ayudara o lo llevara a la ciudad, pero durante mucho tiempo nadie cruzó aquellos cerros. el hombre se quedó dormido y cuando despertó se sorprendió al ver todo oscuro; no entendía qué pasaba así que decidió caminar, caminó y caminó, avanzó una buena distancia, sabía que la salida de la rumorosa estaba cerca y sin embargo, cuando se dio cuenta se encontró en el mismo lugar del accidente...

a los tres días hallaron el camión pero no al conductor; de él no se supo nada. Hasta que en una ocasión, años más tarde, un muchacho que manejaba un tráiler se detuvo porque un hombre le hizo señas.

—amigo, me llamo francisco Vázquez y necesito con urgencia que mi mujer reciba un dinero porque va a tener un niño. yo no puedo ir, mi tráiler se descompuso y no lo puedo dejar aquí.

—sí, señor, con gusto se lo llevaré —contestó el muchacho— sólo dígame dónde vive su señora.

el hombre le entregó un papel en el que anotó la dirección y el nombre de su esposa. al despedirse, el joven sintió que un escalofrío le recorría la espalda, pues al darle la mano, el señor estaban tan frío como un muerto. el muchacho no le dio importancia, subió a su tráiler y se encaminó a la ciudad de Mexicali.

al día siguiente, fue a buscar a la señora pero no la encontró; alguien le dijo que ya no vivía ahí, que hacía tiempo se había cambiado. sin darse por vencido, preguntó en varios lugares hasta que, por las señas del papel, una anciana le indicó dónde vivía. al llegar dio unos golpes en la puerta y esperó a que le abrieran.

—¿dígame joven? —le preguntó la señora.

—perdone, ¿aquí vive la esposa del señor francisco Vázquez?

—Soy yo —contestó ella— ¿qué se le ofrece?

—Ayer en la carretera, su esposo me pidió que le trajera este dinero, porque se le descompuso el tráiler...

—¡no puede ser! —lo interrumpió la señora tapándose la boca—. mi marido murió hace cinco años.

Al muchacho le temblaron las piernas, le dejó el dinero a la señora, que se puso a llorar, y se fue para su casa todo asustado. Cuando llegó, apenas había cerrado la puerta cuando descubrió frente a él al trailero de la carretera y brincó espantado; sentía que una fuerza extraña lo invadía.

—¡gracias, amigo! —le dijo el muerto con voz cavernosa, mientras desaparecía

<<Engreído hombre esté>> pensó Nikolai mientras miraba hacia el corpulento hombre frente a él, no soportaba a ese hombre engreído que daba por presumir sus medallas de guerra cada que podía, pero Nikolai tenía que soportarlo, necesitaba el trabajo.

-Señor Koslov, la junta directiva tiene muchas dudas sobre si usted se encuentra cualificado para el trabajo- Vladit, quien lograba medir más de un metro y ochentaicinco, vestía un traje color azul opaco con el estandarte soviético bordado cerca del área correspondiente al corazón, era el tipo uniforme que llevaba un general-polkovnik común de aquella época; su voz recia y ronca irritaba a Nikolai, quien solo se limitaba a hacer una mueca con el rostro cuando Vladit hablaba.

-La junta puede estar segura de que soy el indicado, tengo todos mis papeles en orden, usted véalos- Nikolai, no quería parecer engreído ni nervioso, pero el sudor emanaba de su frente, el abrigo de piel que llevaba estaba bien para el clima otoñal de afuera, pero dentro de aquella oficina le resultaba algo calurosa, su corte de cabello le ayudaba, estilo militar, un grueso pelaje oscuro que brillaba con aquel bálsamo para el cabello que había conseguido su mujer, las gotas de sudor no tardaban en bajar la estatura de su cuerpo con un metro y setenta era muy bajo para los estándares, estatura que lo habría hecho acreedor de muchas burlas durante su niñez. Estaba nervioso, y no estaba seguro de poder hacer el trabajo, sobre todo porque solo le habían platicado de lo esencial, después de todo, era un proyecto secreto y tratándose de soviéticos, eso significaba que sin duda lo fusilarían si fallaba; pero necesitaba aquel trabajo, luego de los años en guerra, la economía del país estaba por los suelos incluida la de él. Antes, habría logrado trabajar para el ejército rojo, en la manufacturación de armas y como asistente de diseñador en los prototipos de cohetes Petlyakov, pero no le había dejado el suficiente dinero para mantener a una familia de cuatro integrantes.

-Los he revisado señor Koslov…- Dijo Vladit, mientras caminaba por detrás del escritorio y se sentaba en aquella silla reclinable que chillaba apenas el general apoyaba su cuerpo sobre ella, Nikolai no lo había notado, pero la oficina en la que se encontraba parecía más grande que las que logro observar cuando caminaba hacia la de Vladit; el color crema de las paredes hacia contraste contra el archivero gris que se encontraba a un lado de la ventana ubicada detrás de la escandalosa silla de Vladit.

-… El problema señor Koslov, es que para este proyecto necesitamos un hombre… Como decirlo de manera adecuada… - dijo mientras extendía su mano hacia el bolsillo del pantalón. -sin escrúpulos. SI, creo que esa palabra seria la indicada para usted, no quiero ofenderlo, pero me parece igual de blando que un raso sacado de las calles- Vladit encendió un puro enseguida término la frase, Nikolai no sabía cuando había sacado aquel puro.

-Cuando trabaje para los cohetes Petlyakov, habían días en lo cuales me quedaba 24 horas sin descansar, puede estar seguro que podre con cualquier cosa- Nikolai, se había reclinado en su silla con toda la seguridad de que el argumento convencería a Vladit de darle el trabajo.

-Vera señor Koslov, el proyecto Koshmar, reúne a dos de los más grandes científicos de la época, los señores Dermikhov y Gottieb, necesitan hombres con sangre de hielo. No son experimentos de niños señor Koslov, estos hombres llevan sus trabajos hasta puntos que hasta yo, quien, ha visto la guerra de cerca, y con innumerables logros en mi espalda, llego a horrorizarme…- Vladit muy serio se inclino hacia adelante apoyando sus gruesas manos sobre el escritorio -… ¿entiende?-

Nikolai, se encogió de hombros apenado, parecía que su argumento infalible era una cosa de niñas con muñecas ante esa respuesta.

-General Petrov, naci aquí, en la Unión Soviética, donde el frio congela caballos y el viento destroza edificios; crecí durante una guerra y ahora vivo otra, estoy seguro que podre con cualquier cosa; confié en mí- Después de lo dicho, bubo un momento de silencio, en donde Vladit parecía acosarlo con una mirada seria, Nikolai estaba concentrado en las difusas figuras que se formaban en el humo de aquel puro, por un instante le pareció ver entre el humo, el rostro de un muchacho.

<<Fue necesario>>; Escucho el grito con tanta claridad que sus ojos se abrieron un poco por la impresión; el general Vladit no había abierto la boca, pero escucho perfectamente la voz, una voz familiar en su cabeza, entonces recordó; la imagen difuminada de lo que fuera el rostro de un joven alemán, había llegado a su mente como una misil dirigido, se dijo a sí mismo, <<Fue necesario>>.

Volvió en si cuando el olor a tabaco le había causado nauseas, si no fuera por la entrevista, habría salido corriendo en busca de aire fresco, en el tiempo que se perdió Vladit ya había comenzado a hablar con ese gesto ególatra de siempre.

-…Señor Koslov, espero pueda comprender los riesgos del trabajo; entiendo que usted es un hombre de familia, dejar de ver a sus seres queridos un mes entero resultara dificultoso para usted, además, el riesgo que conlleva ser parte del proyecto… recuerde… es un proyecto secreto, nadie, ni su familia debe saber lo que suceda dentro, una vez comience esto, cualquier filtración será tomada como traición a la patria, y puede que luego podamos ver su cabeza clavada en una pica- Vladit sonreía sinuosamente mientras depositaba el puro a medio consumir en el cenicero verde militar que tenía en el escritorio.

-Le repito general Petrov, confié en mi; por mi familia no se preocupe, cuando estuve como medico de guerra no los vi por un tiempo…- Habría querido decir más, sin embargo algo dentro de sí lo hizo detenerse, algo oculto que no quería dejar salir.

-Está bien, señor Koslov, le informare a la junta sus decisiones, por hoy es todo, le mandaremos una carta a su hogar en cuanto hayamos tomado una decisión- Vladit se levanto del asiento y extendió la mano hacia Nikolai, con esa sonrisa burlona en su rostro.

-Confié en mí- recalco Nikolai. <<Maldito engreído>> Pensó mientras apretaba la mano de Vladit y se levantaba de su asiento.

-Puede retirarse- dijo Vladit mientras soltaba la mano de Nikolai.

<<No tiene que decirlo dos veces>>, Nikolai se retiro, aun pensativo, la respuesta de Vladit no había sido concisa, por un momento, sintió el golpe de desilusión, se hizo la idea de que el engreído general lo había rechazado por parecer débil, ya había empezado a cavilar otras opciones de trabajo cuando hubo llegado a su Subaru 360 que aun se conservaba cuidado, a pesar de los años.

Durante el resto del camino a casa, se limito a pensar, en cómo le diría a su familia que no los vería por un mes entero, en el remoto caso de que Vladit se le apiadara el alma.

...

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