El estadio como regulador de políticas

cartagena 1994

EL ESTADIO COMO REGULADOR DE POLÍTICAS

La regulación es asociada a veces con las políticas emprendidas por el Estado a favor de la competencia, generalmente cuando estas acciones recaen sobre monopolios naturales, y otras veces es un concepto que sirve para nombrar todas aquellas intervenciones del estado que no corresponden a la producción pública.

Un estado regulador, como se puede intuir, es uno que desempeña principalmente actividades reguladoras: escoge y pondera bienes e intereses para que sean objeto de tutela, identificados y previene riesgos, y para ello diseño, dota de sanción, adopta y aplica reglas de conductas dirigidas a los consocios. Generalmente estas se refieren a ámbitos de actividades en los que se establece las condiciones de posibilidad y funcionamiento eficiente. El estado regulador también se hace responsable de evaluar la eficiencia de sus propias medidas, además de prevenir los eventuales efectos indeseables de dichas medidas sobre otras esferas sociales.

A primera vista, el incremento de la actividad reguladoras ejercidas por el estado parece relacionarse con la expansión de las políticas y aparatos administrativos del estado social, intervencionista, keynersiana. A este se le atribuía la difícil tarea de combinar y perseguir simultáneamente los objetivos del crecimiento económico (estimulado a través de políticas de sostén de la demanda), la ocupación plena y la potencializarían de los derechos de la ciudadanía [por medio de la oferta de servicios de seguridad y sociales que responden en la mayor medidas posible a las necesidades de la riqueza, la corrección, la programación, la regulación, precisamente, de un amplio conjunto de prácticas socioeconómicas que antes se había dejado a la lógica del mercado ( pensando en las políticas ambientales, la protección del consumidor y en general todo el ambientales, la protección del consumidor y en general todo el ámbito de la regulación social)] aunque la persecución de dichos objetivos indican algunos costos ( inflación, aumento del déficit público, elevación de la presión Física) y por consiguiente determinante tensiones sociales, en conjunto era visto en formas muy positiva – por lo menos por ciertos sujetos políticos y algunos sectores de la comunidad científica dedicados a actividades de consultorios y colaboración con las políticas intervencionistas -, ya que buscaba un genuino progreso social, inspirado en valores de igualdad ( aunque en su versión reformista y gradualista), y al mismo tiempo era capaz de activar un circulo virtuoso que podía salvaguardar la eficiencia del sistema económico e incluso permitir un incremento de la riqueza total.

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