Enfermería Centrada En Los Significados Del Paciente: La Importancia De La Filosofía Para Enfermería
laura_ley15 de Diciembre de 2014
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REPORTE DE LECTURA
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NORTE DE SALUD MENTAL nº 28 • 2007 • PAG 8–15
Enfermería centrada en los significados del paciente:
La importancia de la filosofía para enfermería
Clara Valverde
Enfermera/Formadora
Equipo Aquo. Barcelona
1. INTRODUCCIÓN
En enfermería trabajamos con seres humanos y con los temas que eso conlleva: sufrimiento, significados, contradicciones y paradojas.
Pero debido al enfoque economicista del sistema sanitario, a las condiciones de trabajo de los profesionales de enfermería y a la falta de formación de éstos en lo relacional y lo filosófico, en estos momentos tiende a existir una
“enfermería centrada en el profesional de enfermería”. Esto está lejos de los conceptos que podrían ayudar a este colectivo a adentrarse en la ambivalencia y la ambigüedad, conceptos que le ayudaría a trabajar mejor con la complejidad humana.
Los modelos de enfermería ahora disponibles son unos mapas limitados por el concepto de los “resultados”, que reducen las experiencias humanas a una lista de objetivos.
En la filosofía podemos encontrar una visión más útil para acercarnos a, como decía
Emmanuel Lévinas,“El Otro”1, y a centrarse en los significados que el paciente da a la experiencia de su enfermedad.
Hay dos teóricas de enfermería que se inspiran en la filosofía para sus propuestas: Patricia Benner y Sally Gadow. Pero sería necesario mirar a varios filósofos para poder desarrollar un pensamiento amplio con el que hacerse preguntas sobre qué es cuidar. También la filosofía es necesaria para desarrollar una enfermería centrada en el paciente y en sus significados, ya que ahora los significados y las experiencias del paciente tienden a ser dejados de lado por los profesionales.
Con la ayuda de la filosofía, podemos pensar diferente y crear una nueva manera de ver enfermería, que cuestione los valores y las suposiciones existentes2.
2. ENFERMERÍA CENTRADA EN EL
PROFESIONAL DE ENFERMERÍA
Enfermería está en una situación un tanto
complicada y absurda, en la cual los cuidados
están centrados en lo que hacen y en lo que
necesitan los profesionales de enfermería y los
médicos. La enfermedad, sus interpretaciones
y sus significados, están vistos desde el punto
de vista de los profesionales y no desde los
que viven esa experiencia en sus vidas. A continuación,
vemos ejemplos de esta “enfermería
centrada en el profesional de enfermería”.
2.1.“El paciente da trabajo”
El enfoque economicista y la falta de formación adecuada sobre el paradigma clínico dan como resultado unos profesionales de:
Enfermería que juzgan a los pacientes según
“den” más o menos “trabajo”3.
“El paciente pasa desapercibido. ¡Muy bien!”, leemos en un historial clínico en un hospital.
“Diagnóstico: hiperfrecuentadora”. Una frase encontrada recientemente en un historial clínico de Atención Primaria.
Las vivencias y las razones por las cuales los pacientes están más callados o acuden más de lo que esperaba el profesional se ven como
“mejor” o “peor” para el trabajo de enfermería y no como información importante sobre la posible demanda o el sufrimiento del paciente.
2.2.“El paciente no se porta bien”
La falta de formación sobre los aspectos psicosociales del ser humano y sobre la relación terapéutica también hace que los profesionales tengan cierta confusión y, entonces, creen conflictos con los pacientes sobre sus comportamientos (conflictos que los profesionales aumentan y llevan a situaciones desastrosas que, recientemente, se pueden ver en la prensa). Los comportamientos del paciente son una expresión de su malestar. Es información útil. No son, como creen los profesionales de enfermería, algo a cambiar. No deberían ser una fuente de conflicto por el que enfermería pierde una gran parte de su tiempo.
Un pequeño grupo de enfermeras–investigadoras, que llevó a cabo un ejercicio de observación de enfermería en hospitales, llegó a la conclusión de que los profesionales de enfermería etiquetan a los pacientes por sus comportamientos entre “Malos pacientes” y “Buenos pacientes” y los profesionales observados tenían esto que decir de cada “categoría”4:
a. “Mal paciente”
“Hace lo que quiere y lo que le da la gana”.
“Se niega a hacerse la prueba”.
“Si no quiere tomar la medicación, ¿qué hace aquí?”
“Siempre se está quejando”.
“Es un pesado: que se espere”.
“Ha cogido la historia sin permiso”.
“No colabora”.
“Me da mucho trabajo; me quita tiempo”.
“Quiere que estemos, lo necesite o no”.
“El paciente no sigue las maneras indicadas”.
“Llama por tonterías”.
“Si no me hace caso… que luego no se me queje”.
“Es un mal paciente porque no ha hecho bien la dieta”.
b. “Buen paciente”
“Siempre dice que sí”.
“Es un santo”.
“Es simpático”.
“Es muy agradecido”.
“¡Qué bueno es! No llama nunca.”
“No hace preguntas”.
“No hace perder el tiempo”.
“No protesta nunca”.
“Siempre te recibe con una sonrisa”.
“No se queja”.
“Se porta bien”.
“Es colaborador”.
“Este año le vamos a dar el premio de mejor paciente”.
“Siempre hace lo que se le dice sin preguntar”.
2.3.“¿Aquí, quién es la enfermera?”
Enfermera (gritando): “Pero ¿qué hace levantándose de la cama?!!”
Paciente: “¿No me dijo que ya era hora de que me fuera adaptando a mi enfermedad?”
Enfermera: “¡Sí, pero levantarse no es parte de la adaptación!”.
A veces, sin querer, y por falta de formación y supervisión eficaces, los profesionales de enfermería dan mensajes confusos a los pacientes.
A veces se quiere que los pacientes sean más activos y otras que no se impliquen en sus cuidados. Otras, se desea que los pacientes sean comunicativos pero no se quiere escuchar sus quejas. Y también se quiere que los pacientes se adapten a su enfermedad, pero no se quiere acompañarles en las fases de desánimo y de desesperación.
2.4. “Lo que usted tiene que
hacer…”
Paciente:“Hice lo que me dijo la otra vez; cuando me di cuenta de que me había subido la glucosa comí algo de proteína”. Enfermera:“ No, cuando le sube tanto, usted no tome decisiones.Venga aquí y yo decidiré”.
En los últimos años se está fomentando la idea de que el paciente debería ser “un agente activo en su propia salud”5 y ser menos pasivo, como se exigía antes. Pero para que este nuevo enfoque se pueda llevar a cabo, los profesionales necesitan una formación específica y una reflexión sobre lo que implica trabajar con el sufrimiento y saber lo que ese sufrimiento significa para el paciente.
2.5. Vivir “bien”, vivir “mal” la enfermedad
Enfermero: “¡Quién diría que tienen la misma enfermedad! Ése se pasa el día llorando. Lleva su enfermedad fatal. En cambio ese otro la lleva muy bien, siempre tranquilo y de buen humor”.
Los profesionales de enfermería tienden a ver la enfermedad del paciente desde sus propios significados como profesionales. Los significados y vivencias de los pacientes no se ven como lo que son: el centro de la relación terapéutica.
No sólo el paciente se siente relegado a un segundo plano en su propia experiencia, sino que los significados que da el profesional están relacionados con lo que a él o ella le conviene por razones laborales.
3. LOS MODELOS DE ENFERMERÍA
EXISTENTES
3.1. Más práctica que praxis
Esta tendencia de la “enfermería centrada en el profesional de enfermería”, ¿podría cambiar con los modelos existentes? Hay una serie de modelos de enfermería disponibles que son muy interesantes, pero el problema es que, aunque son útiles para recordar tareas, no son realmente ontologías (teorías del ser)6. Pueden ayudar al profesional de enfermería a enfocarse en el paciente, pero no son lo más útil para abordar la presentación del sufrimiento humano que “el Otro” evoca en sus múltiples formas7.
Estos modelos son mapas para los cuidados, mapas que dibujan la visión del paciente dentro del concepto de los “resultados”8.
Esto puede reducir situaciones humanas complejas a intervenciones, como puede ser el lavar a un paciente con todo lo que conlleva en sus significados para el que es lavado. Enfermería, a través de estos modelos, tiende a dar significados a las necesidades del que sufre desde la visión del profesional, dando menos importancia a la interpretación emocional e imaginativa que la que pueda dar el paciente.
3.2. Los Modelos
Las “Necesidades”
El modelo de enfermería más conocido y utilizado en el Estado Español es el de las
Catorce Necesidades de Virginia Henderson.
Éste así como los modelos de Orem y el Abdallah, son muy útiles como herramientas para recordar al profesional las tareas en los cuidados, pero no llegan a una visión ontológica del ser humano ni animan a indagar en las ambigüedades.
Las necesidades y deficiencias que definen estas autoras no son las que define el paciente,
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