Ensayo La Obsolescencia programada

Obsolescencia Programada

Hoy en día la sociedad se ha acostumbrado a un modelo económico basado en el consumo de productos o servicios para satisfacer sus necesidades, sin embargo pocos se preguntan cómo es que hemos llegado a este punto en nuestro desarrollo como especie.

La causa de nuestro afán por consumir es el resultado directo de la creación de la obsolescencia programada, la cual consiste en determinar una vida útil para los productos que son adquiridos, con el fin de hacer que el ser humano sienta la necesidad de renovar constantemente la compra de dicho producto, incluso llegando al punto en el que simplemente el ser humano compra por comprar, la industria ya no se limita a satisfacer necesidades básicas, sino que también crea la ilusión de necesidad al sacar al mercado el mismo producto con la misma funcionalidad y con un aspecto diferente, el cual le otorga al producto una sensación de que es necesario para la existencia.

A pesar de que las empresas competitivas no deberían dejarse llevar por estas actitudes, ya que el principio básico en la competencia es ofrecer un mejor producto que los rivales, la obsolescencia programada es un proceso del que todos forman parte de manera interesada, y que es controlado por aquellas entidades que poseen un mayor control e influencias sobre los demás competidores en el mismo mercado.

La obsolescencia programada, dependiendo del punto de vista del que se mire, trae consigo consecuencias positivas o negativas para el desarrollo de la sociedad, desde el punto de vista económico, gracias a este método se genera un flujo constante de dinero, que a su vez, incrementa los recursos monetarios de una compañía, la cual empleará dichos recursos para la creación de nuevos productos s que saldrán al mercado para ser consumidos nuevamente, creando un ciclo de consumismo desmedido. Si se considera el punto de vista del consumidor se tiene en cuenta que la obsolescencia programada prácticamente lo obliga a estar renovando sus posesiones, por un lado llegan a sentir la satisfacción de obtener algo “nuevo”, lo cual es una necesidad artificial, por otro lado ese “nuevo” producto será anticuado al cabo de un breve periodo de tiempo. Este modelo económico no reutiliza los productos que pasan a ser considerados obsoletos, debido a que es más rentable deshacerse de ellos que encontrar un nuevo uso, desde el punto de vista ecológico es bastante perjudicial para el futuro del planeta, ya que la mayoría de recursos empleados en la creación de productos dejan de ser biodegradables y pasan a ser agentes contaminantes, los cuales al no ser tratados correctamente causan daños a los recursos naturales del lugar en el que son desechados.

El caso más antiguo de obsolescencia programada se presentó en el conjunto de las empresas encargadas de crear bombillos, las cuales inicialmente intentaban prolongar la duración de sus productos, pero surgió un periodo durante el cual las ventas globales de los bombillos fueron reducidas, debido a que su larga durabilidad hacia que no fuera necesario comprar nuevamente uno hasta pasado un largo tiempo, en el momento en el que detectaron la causa decidieron actuar convocando una junta, en la cual se acordó que la duración de los bombillos debía ser de menos de 1000 horas, aquellos que no se apegaban a esta restricción debían pagar una multa para indemnizar las pérdidas de las otras compañías.

La obsolescencia programada  nuevamente hizo su aparición en la industria automovilística, Henry Ford el padre de las cadenas de producción fabricaba un modelo de vehículo que a pesar de no ser llamativo por fuera, era una maravilla de la ingeniería, además de tener una extensa vida útil, cuando la competencia se dio cuenta que no podría crear un vehículo que superara el desempeño del modelo que ofrecía Ford, optaron por hacer que su exterior fuera agradable a la vista, así fue como el mercado automovilístico se inclinó por sacar a la venta nuevos modelos cada dos años que a pesar de no haber avanzado mucho en sus motores, cada vez eran más llamativos.

Bernard London tras la crisis de Wall Street, propuso públicamente el concepto de la obsolescencia programada, con el fin de crear un movimiento de capital al poner una fecha de caducidad a los productos, que, tras alcanzar esta fecha serían enviados a un  instalación del gobierno para ser destruidos, sin embargo su idea de hacer la obsolescencia algo obligatorio fue descartada, para ser reemplazada más adelante con un método más sutil, el de seducir al consumidor a obtener un producto “un poco más nuevo, un poco mejor, antes de lo necesario”, con esta mentalidad sería reemplazado el principio europeo de hacer cosas cada vez mejores y más duraderas por el modelo americano de hacer que el consumidor sintiera la necesidad de tener lo último que presentaba el mercado y vender de segunda el producto viejo.

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