Ensayo Siddharta

Siddharta es presentado en esta novela como un hijo de brahmán con gran potencial para seguir los pasos de su progenitor y resultar igual o aún más exitoso. Sin embargo, desde un principio pude llegar a hacer conexión con este personaje al leer la inconformidad con la que vive Siddharta aun siendo rodeado de las mejores comodidades, acompañado por una sed de aventura, de conocimiento y algo que lo llene. Y algo con lo que quizás muchos otros jóvenes lectores pueden llegar a relacionarse en algún momento: la búsqueda del “Yo”.

¿Por qué pienso que es una lectura interesante para un joven lector? Sencillamente por el hecho de que Siddharta –y en parte su mejor amigo: Govinda- empieza siendo un joven al igual que nosotros: Inexperto, pero con gran potencial; y ambicioso, al punto de llegar influenciado fácilmente.

Aquel diamante en bruto que es Siddharta se va puliendo en sus continuas enseñanzas desde que abandona la casa de su padre, el brahmán. Acompañando a los samanas entre los bosques, aprendiendo ejercicios y dándose cuenta del error de acompañarlos al comparar su aprendizaje con algo que pudo llegar a hacer fácilmente en una taberna. Aprendiendo del error de elegir una vida siguiendo doctrinas en vez de creer en el “Yo” tras escuchar las palabras del majestuoso buda –con quien Govinda halla refugio y se separa de su viejo amigo–.

Finalmente se encuentra a sí mismo, pero su sed no termina ahí, quiere conocer mucho más. Caer en los placeres. Ser tentado a satisfacer necesidades propias. A experimentarlas y explotarlas hasta que nos dé una abofeteada de regreso, como lo hizo el juego de dados a Siddharta, llevarlo a ser dominado por el dinero. Como muchos otros vicios nos llevan a cometer más errores hasta que nos perdemos.

Hasta este punto puedo llegar a comprender a Siddharta. Más adelante notamos la versión más sabia de este personaje, tras reaccionar ante las palabras del “Om” vibrando con energía para relacionarse con su alrededor, comprender el “Om”, conociendo a él barquero Vasudeva y aprendiendo de él y escuchando al rio.

¿Qué nos quiere decir esto? En algún contexto menos literal uno llegaría a pensar que debes de aprender a escuchar a tu alrededor, ser paciente y encontrar la calma. Disfrutar de lo que te rodea, quizás.

Pero nunca faltan esos golpes fuertes que nos da la vida, que nos dan una probada de nuestra propia medicina. La llegada del hijo de Siddharta es una fuerte llamada de alerta: Irónicamente Siddharta se da cuenta de que se ha vuelto como su padre.

Experimentar la perdida, después de haber creído encontrar la felicidad o estar completo finalmente, deja en varios una herida profunda. Pero quizás necesaria para tener por completo un aprecio a la vida.

Siddharta se percata de eso después de escuchar atentamente al rio y las palabras de Vasudeva. Pronto su rostro ya no es solo el de Siddharta, sino el de alguien que ha llegado a comprender la vida, alguien que ha llegado a experimentarla y a convivir en paz y tranquilidad con ella.

Hay muchos otros puntos más que me gustaría alargar, pero que me temo debí generalizar puesto que a mi parecer, estos son los necesarios para dar a entender que Siddharta ha hecho que me proponga mirar mis errores y mis aventuras de una manera diferente. Quizás no encontrar la perfección, pero si disfrutar cada momento de mi vida y ser agradecida.

...