Epidemiologia En YUCATAN
Nahieli23 de Octubre de 2013
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Resumen
El objetivo del presente trabajo fue el de efectuar un análisis de la evolución epidemiológica y en
particular del estilo de vida alimentaria en el Estado de Yucatán, para entender la profunda transici
ón que ha experimentado la colectividad peninsular al paso de los años, su asociación por un
lado con desnutrición y por otro con obesidad, tomando en cuenta antecedentes históricos y los
resultados de las más recientes investigaciones sobre la obesidad y sus comorbilidades.
Palabras clave: Obesidad, estilo de vida, epidemiología, desnutrición, Yucatán México.
Revista de Endocrinología y Nutrición 2001:9(2)Abril-Junio.73-76.
Abstract
We evaluate the epidemiological evolution in particular of the alimentary habits and life style in
Yucatan, Mexico, to understand the transitional way of life that the population of Yucatan, Mexico,
are living during the last years, and for know its association with malnutrition and obesity mobility.
Key words: Obesity, life style, epidemiological, malnutrition, Yucatan Mexico.
Revista de Endocrinología y Nutrición 2001:9(2)Abril-Junio.73-76.
INTRODUCCIÓN
La obesidad se caracteriza por aumento del peso corporal
debido al incremento de tejido adiposo. Se le reconoce
como el determinante principal de muchas enfermedades
no transmisibles, ya que se asocia a la diabetes mellitus
tipo 2 (DMT2), la hipertensión arterial (HTA), las dislipidemias
y la enfermedad coronaria (EC), además de estar
relacionada con un mayor riesgo de afecciones de la vesí-
cula biliar, musculoesqueléticas, respiratorias y ciertos tipos
de cáncer. A estas alteraciones que surgen teniendo
como enfermedad de fondo a la obesidad, se les considera
como complicaciones de la misma.1
El objetivo de este trabajo es efectuar un análisis de la
evolución epidemiológica de las entidades clínicas
influenciadas por la alimentación (desnutrición y enfermedades
crónico-degenerativas), para entender la profunda
transición que ha experimentado la colectividad peninsular
al paso de los años, tomando en cuenta antecedentes
históricos y los resultados de las más recientes investigaciones
sobre la obesidad y sus comorbilidades.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Los estudios pioneros sobre enfermedades de la nutrición
en Yucatán, fueron encaminados a estudiar los estados de
desnutrición y hambre, ya que está bien determinado que
sectores importantes de la población peninsular, particularmente
la rural, han padecido crónicamente desnutrición que
se ha visto agravada algunas veces con episodios extremos
de calamidad pública. El relativo aislamiento geográfico
de la península del resto de México, mantenido hasta
hace unas décadas, implicó también algunas peculiaridades
en la evolución epidemiológica de la región.
Un documento muy interesante es el titulado La desnutrici
ón y el hambre en Yucatán.2 En él se menciona que los
periodos de hambres agudas antes de la conquista se
encuentran referidas en las versiones de los códices mayas
que pudieron rescatarse después de la conquista.3
Después de la Conquista de Yucatán se han podido
documentar dieciséis episodios de hambruna, en el transcurso
de tres siglos, de 1535 a 1835, para un promedio
crudo de algo más de cinco por siglo. Una calamidad porhambre más se reporta durante los años luctuosos de la
llamada Guerra de Castas, de 1847 a 1850.3,4
El estudio de la pelagra como marcador de desnutrici
ón se inició en Yucatán a fines del siglo XIX. El primer
estudio sobre desnutrición y pelagra fue presentado
como tesis en la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia
de Mérida, Yucatán, por el doctor Álvaro Domínguez
Peón, en enero de 1889, trabajo de amplio mérito, que
aunque inadvertido y olvidado por mucho tiempo, honra
a nuestra Facultad y a su autor, por los conceptos, que
para su tiempo, vierte acerca de la desnutrición y la pelagra,
aún antes de saberse sobre las vitaminas y antes
de conocerse los fundamentos más elementales sobre
nutrición humana.5 Dicha deficiencia nutricia fue declarada
como una enfermedad endémica en el Nuevo Mundo,
precisamente en Yucatán, por el Dr. Joseph Goldberger,
denominado el padre de la pelagra, coincidiendo
con la presentación de un trabajo en Berlín de otro mé-
dico yucateco, el Dr. Nicolás Cámara Vales sobre la pelagra
en Yucatán, en 1896.6
Las estadísticas sobre el número de defunciones registradas
por la pelagra como reflejo de causas de muerte
por desnutrición en la República de 1928 a 1933, demuestran
que en este periodo de seis años, Yucatán presentó
2618 casos de muerte atribuidos a la pelagra y el resto
del país 346. Según estos datos estadísticos, del promedio
anual de 500 muertes por pelagra, correspondió a
nuestro estado más del 86% de estas muertes, y al resto
de la República, menos del 14%.7
Lisker y Loría investigaron la frecuencia de anemia en
227 sujetos residentes en 2 poblaciones rurales de Yucatán
en 1963: Sudzal y Sitilpech. En la primera se encontró que
el 9.0% de los varones y el 9.5% de las mujeres tenía
anemia, mientras que en Sitilpech se encontraron cifras más
elevadas de 25.5% en varones y 16.0% en mujeres.8
Todo lo anterior refleja que el principal interés de la
literatura que hace referencia a enfermedades relacionadas
con la nutrición en Yucatán hasta pasada la primera
mitad del siglo XX, se enfocó a evaluar el estado de desnutrici
ón crónica de la población. Hasta entonces, las referencias
a la obesidad y sus comorbilidades como problema
de salud pública no fueron relevantes.
ESTUDIOS PIONEROS SOBRE OBESIDAD Y
DIABETES MELLITUS
Ya desde 1964, el Dr. Salvador Zubirán escribía que consideraba
discutible que la prevalencia de diabetes es poco
frecuente en pueblos mal alimentados y de bajo nivel econ
ómico.9 Hoy en día, esta premisa es universalmente aceptada,
debido a los cambios en el estilo de vida de las
clases medias y bajas de los países desarrollados y en
vías de desarrollo que empezaban a ponderarse entonces.
Para 1960 se tenía conocimiento que los Servicios
Médicos Rurales Cooperativos tenían bajo su vigilancia a
453 enfermos diabéticos. Estos pacientes diagnosticados
se atendían en el Hospital 20 de Noviembre de
Mérida. Ya que los Servicios Médicos Rurales daban atenci
ón a cerca de 50,000 familias de la zona henequenera,
se pudo efectuar una estimación de la prevalencia de casos
en el medio rural de Yucatán de aproximadamente
1.6 por mil de la población total. Según sus expedientes,
la gran mayoría de los casos conocidos se distinguían por
su severidad y por sus complicaciones, sobre todo de tipo
vascular en miembros inferiores. Se concluyó que debido
a la severidad de los casos de diabetes, debería de existir
un gran número de casos desconocidos y formas leves
del padecimiento que no eran diagnosticados, ni solicitaban
atención médica.10
La primera encuesta sobre diabetes realizada en
Yucatán fue practicada en el pueblo de Sudzal, que corresponde
a una zona rural indígena económicamente
deprimida, en el año de 1959. En ese entonces se estudiaron
a 175 sujetos seleccionados por muestreo, mediante
la determinación de glucosurias posprandiales: la prevalencia
en ese grupo fue de cero.11
En 1963, un estudio realizado en tres comunidades del
área henequenera de Yucatán, por los Dres. Chávez y
Zubirán, indicó que la prevalencia de DMT2 en la zona
rural fue de 1.3%. Se encontró una prevalencia de 6.6%
de obesidad en hombres y de 21.4% en mujeres.
En 1968, Laviada y Lozano reportaron que la prevalencia
de diabetes fue de 3.7% y de obesidad de 38.6%
para la zona urbana de la ciudad de Mérida. En 1989 se
estudiaron 3,473 individuos de nivel socioeconómico
bajo de ambos sexos en familiares adultos aparentemente
sanos de personas que acudían a la consulta externa
del Hospital OHorán en Mérida. La prevalencia de
DMT2 fue de 12% en este grupo de origen tanto rural
como urbano, encontrándose cifras de intolerancia a la
glucosa de 22%, y cifras de obesidad de 73%. El criterio
utilizado para obesidad fue un aumento de más de
15% sobre el peso promedio de los cuadros de peso y
talla para adultos mexicanos de Vargas y Casillas. Al
reanalizar estos datos usando ahora índice de masa corporal
(IMC) se obtiene una prevalencia de obesidad de
51%. También se encontró que el 58% de los hombres y
el 76% de las mujeres tuvo una talla considerada baja
para la población mexicana. Dicha talla baja puede considerarse
un marcador de desnutrición crónica en la infancia
y de desnutrición secular.
En 1992 se estudiaron 303 individuos empleados
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