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Erotismo Un Puente Al Amor


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2014  •  2.372 Palabras (10 Páginas)  •  166 Visitas

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Introducción

En el presente trabajo se tiene como objetivo hacer un contraste entre el amor y el erotismo, con la finalidad de descubrirse. quién no ha experimentado alguna vez (o muchas veces) la exaltación interna que produce la fuerza erótica, esa corriente de sensaciones placenteras que circulan por nuestro cuerpo.

La fuerza erótica, en sus manifestaciones, se parece al amor, siente cosas parecidas: falta de egoísmo, ganas de dar… Es una fuerza capaz de levantar al alma del abandono y la autocomplacencia y hacer aparecer el deseo de unión. Es una semilla, es el anhelo del amor.

El erotismo es el primer paso en el camino al amor, aunque sin el amor, el erotismo no se sostiene y se consume a si mismo. Cuando el eros aparece, la fuerza sexual se mezcla con la chispa de la vida y el sexo pierde su cualidad egoísta para volverse una manifestación de unión con el otro. Es una fuerza que nos invita a salir del aislamiento, aunque si no se le utiliza como tránsito hacia el amor, se desvanece. Entonces se cambia de persona y se reinicia la búsqueda, porque ese anhelo de unión queda en el alma.

El encuentro erótico comienza con la visión del cuerpo deseado. Vestido o desnudo, el cuerpo es una presencia: una forma que, por un instante, es todas las formas del mundo. Apenas abrazamos esa forma, dejamos de percibirla como presencia y la asimos como una materia concreta, palpable, que cabe en nuestros brazos y que, no obstante, es ilimitada. Al abrazar a la presencia, dejamos de verla y ella misma deja de ser presencia (…) Ese cuerpo que de pronto, se ha vuelto infinito. El cuerpo de mi pareja deja de ser una forma y se convierte en una substancia informe e inmensa en la que, al mismo tiempo, me pierdo y me recobro.1

En primera instancia, en el plano relacional, para que haya erotismo debe existir acuerdo entre los partenaires: la interacción debe estar signada por la simetría. En tanto que, en el plano de la subjetividad, debe existir un cuerpo fantasmatizado puesto que es allí donde el erotismo encuentra su motor. Es el fantasma implantado en el cuerpo propio y en el del partenaire, el que re-edita y pone en juego lo enigmático.

Expresando la misma idea de forma semejante el libro Los Nombres del Aire dice : Que gozaba una de la otra en el fondo de una noche sin memoria, como si una misma serpiente invisible –pero con la piel doblada de astros al morir el día- las atara formando un puente vivo entre los laberintos de su sexo y las alimentara con imágenes de un destino común dibujado en el cielo.2

El erotismo es un enriquecimiento del acto sexual y de todo lo que lo rodea gracias a la cultura, gracias a la forma estética. Lo erótico consiste en dotar al acto sexual de un decorado, de una teatralidad para, sin escamotear el placer y el sexo, añadirle una dimensión artística, Julio Cortazár decora a su peculiar manera un acto sexual como a continución se muestra:

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.3

El eros muestra los destellos del amor, pero entre el amor y el erotismo hay un puente que no siempre se atraviesa y cuando eso no sucede, el erotismo termina consumiéndose a si mismo. Sólo el amor mantiene vivo al erotismo. El eros va y viene a su antojo mientras que el amor es un estado permanente del alma.

Claro está, que no se trata de un estado permanente en el sentido que solemos darle a lo permanente. El amor no es una posesión, algo sobre lo que tenemos un título de propiedad. La “posesión” de la persona amada no trae la “posesión del amor” ya que no es posible poseer el amor.

Esta visión posesiva está peligrosamente oculta cuando se llega al matrimonio. Se podría pensar que ya “tengo” a la persona amada y por lo tanto “tengo” el amor “hasta que la muerte nos separe”. Pero la consolidación de la pareja no es un punto de llegada porque el amor, en un sentido, nunca se alcanza ya que necesita un cultivo permanente. Solo ese cultivo, a veces en terrenos placenteros, otras veces en terrenos accidentados, permite atravesar el puente del erotismo al amor, un puente que queda tendido y sirve de apoyo a la fuerza erótica.

Mi lu

mi lubidulia

mi golocidalove

mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma

y descentratelura

y venusafrodea

y me nirvana el suyo la crucis los desalmes

con sus melimeleos

sus eropsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos y

gormullos

mi lu

mi luar

mi mito

domonoave dea rosa

mi pez hada

mi luvisita nimia

mi lubísnea

mi lu más lar

más lampo

mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio

mi lubella lusola

mi total lu plevida

mi toda lu

lumía4

Cuando no lo atravesamos el erotismo

...

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