Estudios Juridicos
reinel29 de Septiembre de 2011
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MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
FUNDACION MISION SUCRE
ALDEA 19 DE ABRIL DE 1810
CARUPANO – ESTADO SUCRE.
Facilitador: Triunfadores:
Abg. Lisbeth Marcano Campos Miguel Ángel
Carreño, Aníbal José
García, Ana
Martínez, Alexander
Moya, Wiston
Gonzáles, Enrique
Carúpano - junio – 2011
Introducción.
Desde el principio de los tiempos se conoce que la sociedad es una organización integradas por seres humanos que edifican un modo de convivencia y donde le permitirán relacionarse o intercambiar saberes y experiencia, siempre frecuentando adecuarse en Pro del bienestar de todos, a través de este hábito se desarrolla innegables términos que son necesario para poder entender las características de una sociedad, pero también existe categorizaciones sociales donde los ciudadanos tratan de desigualarse por sus conocimientos o posición mercantil con otros que por circunstancias de no poder desarrollar habilidades sociales, políticas o económicas, pero pertenecen al núcleo social.
LA SOCIEDAD FEUDAL Y EL INDIVIDUO:
Se denomina Sociedad Feudal, a la organización social, política y económica basada en el pertenencia que predomino en la Europa Occidental entre los siglos IX Y XV.
El modo de producción Feudal existió con unas u otras características en casi todas las naciones, mientras que en algunos países duró hasta el siglo XVII y XVIII en otros pervivió hasta el primer tercio del siglo XX.
El feudalismo abarcó (2000) dos mil años aproximadamente. Mientras algunas naciones habían dejado muy atrás su estructura social económica, otros pueblos se desarrollaban de esa forma. Dentro de las relaciones existentes en el feudalismo, se observaba que el fundamento de las relaciones de producción de la sociedad se basaba en que el feudal era el propietario de la tierra y explotaba a los campesinos. El siervo se diferenciaba capitalmente del esclavo, entre otras cosas respetaban la vida, aunque en la práctica muchos señores feudales aplicaban serios castigos al sometido económicamente. El campesino tenía interés en su trabajo ya que poseía una parcela. A diferencia del esclavo, poseía una economía propia basada en su trabajo personal. Era objeto de compraventa y en muchos casos el señor feudal se entrometía en su vida privada. El campesino recibía una parcela la que debía trabajar y pagar una renta, a esto se denominó renta del suelo, y a medida que se desarrollaron las fuerzas productivas tomó diferentes modalidades. Estas fueron: renta en trabajo, prestaciones personales, renta en especie y renta en dinero.
La Renta en trabajo y prestaciones personales: consistía en la obligación de trabajar 2 o 3 días en la tierra del señor y además efectuar labores agrícolas y domésticas.
La Renta en especie: Era un pago en especie mediante un porcentaje que partía del 5 al 20% de lo producido en la propia parcela.
La Renta en dinero: Era un pago en metálico por el uso de puentes, minas, molinos, fraguas y otros.
El individuo figuraba muy poco en la sociedad feudal. Esta sociedad era por excelencia una sociedad estamental y jerarquizada, en la que el individuo no contaba como ser humano, sino únicamente en función del estamento, por su función o profesión dentro de ello, o de la familia a la que pertenecía por nacimiento. Por eso era tan difícil, casi imposible, salir del propio estrato social para ascender al superior.
La sociedad feudal estaba integrada, en cuanto a funciones se refiere por tres grupos sociales prácticamente herméticos:
• El rey (y su familia más directa).
• El clero y nobleza (integrante de las “Clases privilegiadas”).
• Clases no privilegiadas (burguesía, clases populares urbanas y los agricultores).
Cada uno de estos grupos, en especial los últimos dos, tenían una función diferente y necesaria: El clero la de rezar por todos; los guerreros defender o luchar por todos y el campesinado solo le quedaba la misión de trabajar para alimentarlos a todos y por tal motivo eran considerados inferiores y no privilegiados.
EL RENACIMIENTO DEL SABER CLÁSICO:
El Renacimiento es uno de los grandes momentos de la historia universal que marcó el paso de mundo Medieval al mundo Moderno. Es un fenómeno muy complejo que impregnó todos los ámbitos, más allá de lo puramente artístico como han querido mostrarlo al mundo.
El término Renacimiento deriva de la expresión italiana rinascita, vocablo usado por primera vez por el literato Petrarca y revalorada por el arquitecto y teórico Giorgio Vasari, que la delimita en el mismo momento histórico en que tuvo lugar este movimiento cultural. El término no empieza a utilizarse hasta el siglo XVI, pero no será consagrado en sentido histórico, social y cultural hasta mediados del siglo XIX.
Será a partir de este momento cuando ya cobrará fuerza el redescubrimiento del hombre como individuo, el redescubrimiento del mundo
como armonía y realidad que rodea al hombre liberado de todas las preocupaciones religiosas.
Este movimiento surge en Italia a fines del siglo XIV y principios del XV, expandiéndose con fuerza a Europa a mediados del siglo XV, y desde mediados del siglo XVI al mundo hispanoamericano.
Además hay otro factor relevante y es que en Italia nunca hubo un arraigo total y fuerte de lo medieval como ocurrió en Europa, precisamente porque aún estaba latente el espíritu clásico.
Políticamente Italia se organizó en torno a ciudades-estado que obtuvieron un gran auge artístico y político encabezadas por Florencia. Tras la muerte de Juan Galeazzo Visconti en 1402 los intentos por hacer de Italia un reino unido bajo el mando de un solo gobernante, excedieron sus posibilidades reales. En el Renacimiento la historia de Italia es la de sus cinco estados principales: Florencia, Milán, Nápoles, Venecia y el Papado. Las constantes luchas por ampliar las fronteras hicieron posible la creación de un nuevo grupo social: los Condottieri eran personajes especializados en la guerra, grandes estrategas que estaban generalmente al mando de una compañía, aunque, en última instancia, su suerte la decidían el poder, las necesidades, los objetivos y los recursos del príncipe o Estado al que servía. Las guerras entre los estados italianos se hacían mediante contratos, por tanto a través del condotiero, durante casi dos siglos. Esta tradición pseudo-mercenaria se hizo presente en Europa desde el siglo XIII, gracias en parte al desarrollo económico de las ciudades, el crecimiento demográfico y la tradición de las Cruzadas, haciendo posible que parte de la clase de terratenientes se aúnen para producir un gran excedente de grupos armados fuertemente cualificados. Generalmente se trataba de aristócratas que no eran miembros de la nobleza ni pretendían serlo, y, sin embargo, eran reconocidos como personajes de alto prestigio en la sociedad renacentista. Se mantenían al margen de la corte, valiéndose de la situación de que el príncipe o monarca no conocían los mecanismos financieros, abriéndose para ellos un campo extraordinario de oportunidades como operadores económicos o intermediarios entre ellos financiando algunos de los gastos extraordinarios de la corte. Pero aun sin
pertenecer a la clase nobiliaria y eclesiástica, gracias a su capital rivalizaron con ellos.
El renacimiento del saber clásico supuso el resurgimiento del Derecho romano, con su tradición de poderosos gobernantes y de la administración territorial. La Iglesia consideraba que los gobernantes lo eran por la gracia de Dios y estaban revestidos de un derecho sagrado. El florecimiento del comercio y de la industria dio lugar al desarrollo de las ciudades y a la aparición de una incipiente burguesía, la cual exigió a los príncipes que mantuvieran la libertad y el orden necesarios para el desarrollo de la actividad comercial. Esa población urbana también demandó un papel en el gobierno de las ciudades para mantener su riqueza. En Italia se organizaron comunidades que arrebataron el control del país a la nobleza feudal que incluso fue forzada a residir en algunas de las urbes. Las ciudades situadas al norte de los Alpes enviaron representantes a los consejos reales y desarrollaron instituciones parlamentarias para conseguir voz en las cuestiones de gobierno, al igual que la nobleza feudal. Con los impuestos que obtuvieron de las ciudades, los príncipes pudieron contratar sirvientes civiles y soldados profesionales. De este modo pudieron imponer su voluntad sobre el feudo y hacerse más independientes del servicio de sus vasallos.
EL DERECHO CONSUETUDINARIO DE EUROPA OCCIDENTAL
La Historia del derecho consuetudinario en la Europa occidental es analizada por Andrés Gouron tomando como referente el derecho consuetudinario catalán,
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