Etica Em Fermeria
lfnr17 de Mayo de 2013
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ETICA FUNDAMENTAL DE ENFERMERIA
Etica aplicada a la enfermería
Las enfermeras tienen 4 responsabilidades fundamentales: promover salud; prevenir las enfermedades; restaurar la salud, y aliviar el sufrimiento. La necesidad de cuidados de enfermería es universal: respeto por la vida, la dignidad y los derechos del ser humano son condiciones esenciales de la enfermería. No se hará distinción alguna fundada en consideraciones de nacionalidad, raza religión, color, edad, sexo, opinión política y posición social.
La enfermera y las personas: la primera responsabilidad de la enfermera es la consideración a las personas que necesitan su atención profesional. Al proporcionar atención, la enfermera crea un medio en el que se respetan los valores, las costumbres y la creencia de las personas.
La enfermera mantiene reserva sobre la información personal que recibe y juzga juiciosamente cuándo ha de compartirla con alguien.
El personal de enfermería y el ejercicio de la profesión
1. La enfermera es personalmente responsable de su actuación profesional y de mantener válida su competencia por medio de una educación continua.
2. La enfermera mantiene la máxima calidad de atención posible en la realidad de la situación específica.
3. La enfermera juzgará juiciosamente la competencia individual de aceptar o delegar responsabilidades.
4. Cuando realiza una actividad profesional la enfermera debe mantener en todo momento la conducta irreprochable que corresponde a su profesión.
La enfermera y la sociedad: la enfermera en la relación con los demás ciudadanos tiene la responsabilidad de iniciar y apoyar que se satisfagan las necesidades de salud y sociales de la colectividad.
La enfermera y sus compañeros de trabajo: la enfermera debe cooperar con las personas con las que trabaja en el campo de la enfermería o en otros campos; la enfermera debe obrar y actuar en consecuencia cuando las atenciones que recibe son puestas en peligro por un colega u otra persona.
La enfermera y la profesión: a las enfermeras les corresponde la responsabilidad en la definición y aplicación de las normas relativas al ejercicio y la enseñanza de la enfermería; la enfermera contribuye activamente al desarrollo del acervo de conocimientos propios de la profesión; por medio de sus asociaciones profesionales las enfermeras participarán en el restablecimiento y mantenimiento de condiciones de trabajo de enfermería que sean económica y socialmente justas.
La enfermera y su vocación: la persona que creyere que para ser enfermera es suficiente inscribirse en una escuela vestir el uniforme blanco y ponerse enseguida a ejercer se equivoca rotundamente; ser enfermera es, desde luego, una noble profesión, a la vez que un alto honor, pero también reclama constante sacrificio y responsabilidad.
Virtudes morales de la enfermera
Abnegación: es renunciar a la propia comodidad, incluso a los deseos propios para preocuparse por las necesidades de los demás.
Consagración: es dedicarse de lleno a algo o alguien, casi rendirle culto. Una enfermera que lo cultive con cariño, con cuidado, con amor maternal, pues el enfermo a veces se siente tan importante y otras veces tan olvidado.
Entrega: entregarse es darse, no sólo dar. Es el grado más alto del amor y de la amistad. Lo dice la conocida canción: amar es entregarse olvidándose de sí, buscando lo que a otra pueda hacer feliz.
Servicio: el que sirve sin interés es señal de que ama. La enfermería es esencialmente servicio.
Prudencia y discreción: especialmente en el hablar y en el fomentar. A veces el enfermo se desahoga con la enfermera y le abre sus secretos. La enfermera debe ser fiel y guardárselos. La intimidad es un derecho de toda persona y lo es más particularmente en el enfermo. Hay secretos profesionales que no se deben comunicar ni a los de la propia familia.
Honorabilidad y honradez: la dignidad de su profesión le impone a la enfermera el deber de respetarse en todo momento, no haciendo nada que desdiga de su honorabilidad, ya sea privada o públicamente, pues su conducta ejerce una influencia especial en la comunidad y en los particulares.
Paciencia: paciencia y pacientes son 2 palabras que parecen tener el mismo origen. Paciente llamamos al que sufre penas y dolencias, y paciencia a la enfermera que le toca poner en juego esta virtud con los caprichos del doliente, con la impertinencia de los familiares.
Otras virtudes que debe poseer son: serenidad, equilibrio, espíritu de sacrificio y prontitud al llamado.
Según Samuel Jackson (Rassela, 1759). "la integridad sin conocimiento es débil e inútil y el conocimiento sin integridad es peligroso y terrible".
Integridad de la persona: se entiende de la correcta ordenación de las partes del todo, el equilibrio y la armonía entre las diversas dimensiones de la existencia humana necesarios para el buen funcionamiento de todo el organismo humano. La integridad de una persona se expresa en una relación equilibrada entre los elementos corporales e intelectuales de su vida.
Integridad corporal: implica un organismo fisiológicamente normal, un cuerpo apto para lograr los fines y objetivos de la persona de manera eficiente y eficaz y con un mínimo de incomodidad o discapacidad.
Integridad psicológica: la enfermedad puede afectar la integridad psicológica de la persona. La enfermedad emocional es una forma de desintegración en que las ansiedades, obsesiones, compulsiones, ilusiones y otros trastornos psicopatológicos pasan a controlar la existencia.
Integridad axiológica: es decir, la naturaleza interna de los valores que apreciamos y adoptamos.
Integridad social: es el conjunto de valores humanos que adopta el individuo con una armonía psicológica, corporal, axiológica, para mantener en equilibrio el proceso salud-desarrollo social del individuo.
Por eso cuando tenemos un individuo frente a nosotros debemos preguntarnos: si el fuera mi familia ¿cómo pudiera yo aliviar su sufrimiento?
En conclusión, el individuo, la familia, la comunidad, constituyen el centro de atención y el deber ineludibles de cualquier profesional de enfermería que se respete como ser social, ciudadano y profesional.
EL SECRETO PROFESIONAL
Según la enciclopedia Larousse el secreto profesional se impone a todas aquellas personas a quienes se confían secretos por razón de su estado, profesión o cargo. Por tanto, se entiende como secreto profesional aquello que se mantiene oculto a los demás y surge del ejercicio de la profesión, es decir, en el caso de las profesiones sanitarias, de la comunicación privilegiada profesional de salud-paciente, por lo que constituye una obligación moral para el profesional de salud guardar en secreto las confidencias conocidas en el ejercicio de la profesión (Larousse Diccionario, París, 2001).
Las legislaciones adoptan diversas posiciones que abarcan desde la protección absoluta del secreto profesional hasta la querella del ofendido. En Cuba, el secreto profesional de los profesionales sanitarios se reconoce como un deber explícito en las normas deontológicas de la profesión, siempre que su ejercicio no afecte a terceros.
En nuestros días, y en cuanto al desarrollo de los medios de comunicación, la existencia de los archivos de las historias clínicas, que guardan información referente a estilos de vida, incluyendo cuestiones íntimas, resultados de las investigaciones que se realizan -que pueden hacerse en diferentes lugares, distantes entre sí así como el trabajo en equipo, hacen bien difícil mantener un concepto cerrado de secreto profesional y se hace necesaria una confidencialidad compartida.
Por otra parte, es fundamental tener siempre presente el derecho moral del paciente al respeto de su integridad, que incluye la no divulgación de información confidencial que le concierne, así como el respeto a su autonomía, que en este caso se ejerce cuando es la propia persona la que decide qué y cuánto de lo que ha confiado a los profesionales sanitarios puede ser divulgado.
Al propio tiempo, el profesional de la salud tiene que saber que el derecho de confidencialidad no es absoluto, pues cuando ese derecho entra en confrontación con la integridad de otras personas, entonces surgen limitaciones. Por ejemplo, en casos médico- legales en los que hay que determinar la causa de muerte.
En el caso del trabajo en equipo hay que garantizar que se mantenga el derecho de la intimidad y eso sólo podría lograrse tratando siempre de que sean pocos los profesionales relacionados con los secretos del paciente; entonces sería un secreto compartido entre confidentes.
El reconocimiento de los principios de autonomía y respeto a la integridad e intimidad de las personas son necesarias, pero no totalmente suficiente para preservar la integridad de la persona enferma. Es importante que los profesionales de salud, y especialmente las enfermeras(os), que son las que están más cerca de los enfermos y más tiempo junto a ellos y sus familiares, tengan la suficiente entereza moral para respetar los matices y sutilezas del derecho moral de los pacientes a su autonomía.
Por tanto, el profesional de la salud –y en particular la enfermera(o), por las razones antes expuestas- debe ser una persona que tenga la virtud de la integridad, una persona que no sólo acepte el respeto de la autonomía de otras como principio o concepto, sino también una persona en la que se pueda confiar para que interprete su aplicación con la máxima sensibilidad moral.3
Se hace necesario que los profesionales de la salud dominen las diferencias que existen entre secreto
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