Evolucion Del Ser Humano
3SP0S410 de Julio de 2015
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a) EL CONCEPTO DE LA EVOLUCION
El concepto de evolución proviene del término latino evolutio y hace referencia al verbo evolucionar y a sus efectos. Esta acción está vinculada con un cambio de estado o a un despliegue o desenvolvimiento y su resultado es un nuevo aspecto o forma del elemento en cuestión. Puede entenderse la evolución como un proceso que deben atravesar algunas cosas y que consiste en el abandono de una etapa para pasar a otra, ya sea de manera gradual o progresiva.
Van modificándose a lo largo del tiempo (modificaciones a medida que pasan las generaciones
Podemos hablar también de evolución biológica. Éste es un proceso a través del cual las especies iones). Esta evolución genera una alteración en la genética de una población que podría derivar en la adaptación de la especie a un nuevo hábitat o el surgimiento de una especie diferente.
La evolución es un proceso sumamente complejo, que consiste en el desarrollo gradual de los organismos o las cosas, es decir, actúa tanto en los factores bióticos como en los abióticos, produciéndose en ellos, el cambio o pasaje de un estado a otro. Es decir, que aunque los ejemplos más utilizados de la evolución sean los animales, también a través de la historia, los distintos lenguajes fueron evolucionando, así como todo lo que nos rodea.
Otra acepción de esta palabra se refiere a la modificación o cambio de la conducta, actitud o propósito. Evolución es además, una rama de la biología, que estudia justamente la evolución de las especies; y por otro lado, es el nombre que se le da al movimiento propio de las tropas o buques para pasar de una formación o situación a otra.
La evolución biológica, se da de forma lenta, pero constantemente, en todas las especies, y las modifica genéticamente de generación en generación, con el objetivo de adaptarse al medio en que viven y lograr la supervivencia. Incluso a través de la evolución, pueden llegar a aparecer nuevas especies, a partir de la modificación de las ya existentes.
Dentro de la evolución biológica, podemos encontrar diversas teorías, una de las más importantes es la teoría evolutiva de Darwin, llamada “selección natural”, que se impuso a la teoría de Lamarck. Hoy en día, existe una teoría que recopila las conclusiones de Darwin y Alfred Russel Wallace, además de las leyes de Mendel y demás información obtenida de forma posterior respecto de la genética de las especies; esta teoría es llamada síntesis evolutiva moderna o teoría sintética, ya que sintetiza los descubrimientos de varios científicos en una sola idea.
La evolución del Hombre: La cronología acerca del origen y evolución humana (Hominización) aun no es precisa. Existen numerosas clasificaciones, muchas veces contradictorias, pues aún hay varias incógnitas en el estudio del hombre.
De un modo general, podemos decir que existe un tronco común entre los grandes monos o primates antropoides (póngidos) y los humanos (homínidos). En algún momento, esas dos familias formarían y evolucionarían en direcciones diferentes: Los póngidos darían origen a los gorilas, chimpancés, orangutanes, etc., en cuanto los Homínidos pasarían a dar formación, a través de una larga evolución (austrolipithecus, homo habilis, homo erectus, homo Neanderthal) hasta originar al homo sapiens, hombre actual. La Homización es el proceso de evolución o transformaciones del ser humano desde sus ancestros más antiguos.
b) Ciencia y religión:
El proceso de evolución, la creación del universo y el inicio de la vida en el planeta, son claros ejemplos de estas oposiciones intelectuales y espirituales. Así como los griegos perseguían lo bueno, lo verdadero y bello de un modo armónico y fusionado, la Modernidad separa lo verdadero (Ciencia), de lo bueno (Religión) y de lo bello (Arte), separa, inteligencia, voluntad y sensibilidad. Y esa separación se convierte en oposición en el caso de Ciencia y Religión.
En el siglo XVII cuando la ciencia empieza a desarrollarse, muchos científicos (Kepler, Bacon, Boyle, Newton entre otros) creían que el progreso científico apoyaría el sentimiento religioso del ser humano: efectivamente el conocimiento del Universo ensalza la obra de su creador y por lo tanto el progreso de la ciencia acerca a la humanidad hacia Dios, “el único camino para llevar a cabo el amor de Dios es comprendiendo las obras de su mano, el universo natural. Saber cómo funciona el universo es crucial para una persona religiosa porque éste es el mundo que Él creó”. Newton, por ejemplo estaba convencido que profundizando en la ciencia se conseguía entender mejor a Dios, es decir, no veía conflicto entre la Revelación y la Naturaleza. Según un estudio hecho público el año pasado, el 40 por ciento de los científicos americanos cree en un Dios personal: no meramente en un poder y una presencia inefables en el mundo, sino en una deidad a la que pueden rezar, sin embargo, en la actualidad a ojos de una gran parte de la población este progreso ha jugado un papel esencial en el olvido creciente de la religión, e incluso algunos científicos señalan también que religión y ciencia son completamente incompatibles e incluso hay quien considera a la religión el enemigo de la ciencia. Evidentemente no existen pruebas de esta aseveración. Probablemente este declive de la religión no sea un problema eminentemente científico sino que responde a diferentes factores entre los que los cambios tecnológicos, económicos, sociales y políticos tienen también un papel importante.
Ciertos grupos religiosos han sido especialmente críticos con la ciencia e incluso han impedido su avance. Son conocidas las posturas de la Iglesia Católica Romana frente a científicos de la talla de Galileo, Darwin e incluso más recientemente Teillhard de Chardin. Más recientemente hemos visto como en ciertos estados “baptistas” de USA se ha prohibido las enseñanzas del darwinismo.
La religión proporciona tradicionalmente a la humanidad unas comunidades con valores sociales, éticos y morales, como aspectos de la experiencia humana que la ciencia no puede ni debe ofrecer, por lo tanto en un principio religión y ciencia coexisten y han de ser complementarios para el bien de la humanidad; sin embargo esta coexistencia y complementariedad han sido utilizadas por los científicos para tender un puente ente religión y ciencia y hacer una interpretación religiosa de ésta última y en definitiva para integrar una con otra. Todos estos intentos no han conseguido solucionar los tópicos más importantes de la frontera entre religión y ciencia, como por ejemplo en el mundo médico la forma en que las diferentes religiones tratan temas como la clonación, la terapia génica, e incluso la eutanasia o la buena muerte.
Tanto la religión como la ciencia son fundamentales en nuestra civilización y no pueden dejarse en manos del científico beato o del biólogo ateo. Es conveniente que existan científicos con diferente forma de pensar, con diversas actitudes religiosas ante la vida de forma que la confrontación, coexistencia y colaboración de religión y ciencia proporcione al milenio que viene un enriquecimiento de los valores de la experiencia humana.
En los primeros años de este siglo, los físicos descubrieron que entidades imaginadas como partículas, como los electrones, pueden actuar también como ondas. Y la luz, considerada una onda, puede en ciertos experimentos actuar como un bombardeo de partículas. La interpretación ortodoxa de esta extraña situación es que la luz es, simultáneamente, onda y partícula. Los electrones son, simultáneamente, onda y partícula. El aspecto de la luz que uno pueda ver, la cara que un electrón ofrece a un observador humano, varía con las circunstancias. También así sucede con Jesús, sugiere el físico F. Russell Stannard. Jesús no debe ser visto como realmente Dios con apariencia humana, o como realmente humano pero actuando como divinidad, dice Stannard. Él era completamente ambas cosas. La ciencia no puede probar la existencia de Dios, y mucho menos espiarlo al final de un telescopio. Pero para algunos creyentes, aprender acerca del universo ofrece indicios sobre lo que Dios podría ser.
En cierto sentido, la ciencia y la religión nunca estarán verdaderamente reconciliadas. Quizás no deberían estarlo. El escenario contumaz de la ciencia es la eterna duda; el corazón de la religión es la fe. Seguramente tanto la gente de profundas convicciones religiosas como los grandes científicos tratan de comprender el mundo. En otro tiempo, la ciencia y la religión fueron vistas como dos formas, fundamentalmente diferentes, incluso antagónicas, de perseguir tal búsqueda, y la ciencia fue acusada de enterrar la fe y matar a Dios. Ahora, en cambio, puede que refuerce la fe. Y aunque no pueda probar la existencia de Dios, la ciencia podría susurrar a los creyentes dónde buscar lo divino.
Génesis y creación
En el occidente cristiano, el relato del Génesis sobre la creación, que se aceptaba literalmente, implicaba que las especies de animales y plantas habían sido creadas cada una independientemente en el transcurso de seis días. Los comentarios a estos textos no harán más que recalcar esta idea de la creación directa de Dios de cada una de las especies de plantas y animales y en especial la creación del hombre a su imagen y semejanza, dando al universo una duración de unos 6000 años.
Esta visión va entrar en colisión con los desarrollos de la geología y la propuesta de Charles Darwin de la teoría de la evolución en la que se propone el mecanismo de la selección natural para explicar el origen de las especies, incluido el
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