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FRANCIA Y SU GASTRONOMIA


Enviado por   •  16 de Mayo de 2014  •  4.187 Palabras (17 Páginas)  •  234 Visitas

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COLEGIO SPRINGFIELD

FRANCIA Y SU GASTRONOMÍA

alumno: luis

MAESTRA: MARGArita

Clase: francÉs

GRADO Y GRUPO: 1º. BLANCO

Fecha: Toluca, México, a 29 de marzo del 2012

InDICE PAG.

1.- HISTORIA DE LA COCINA FRANCESA 2

2.- CARACTERISTICAS GENERALES 4

3.- 5 REGIONES FRANCESAS 5

4.- ORIGEN DE LA PALABRA RESTAURANT 7

5.- CHEFS FRANCESES RECONOCIDOS 8

6.- TIPOS DE RESTAURANTES FRANCESES 9

7.- ORIGEN DEL QUESO CAMEMBERT 10

8.- ORIGEN DE RATATOUILLE 12

9.- RECETA DE COCINA FRANCESA 13

10.- CONCLUSION 14

11.- FUENTES DE INFORMACION 15

1.-Introducción

Los medios materiales para transformar los alimentos han conseguido perfeccionar la comida y mejorar el gusto de las cosas comestibles.

Como fruto de la evolución centenaria de la nación francesa, la gastronomía ha ido reinventándose, con el paso de la historia, con los movimientos sociales, políticos, o artísticos, el principal origen de las vanguardias culinarias fue situada en parís, donde residían los chefs, encargados de la realeza, figuras de alta importancia en la sociedad de la época.

Actualmente existen diferentes estilos de cocina, y con ellos muchas tradiciones regionales, por lo tanto, es un poco difícil hablar de la cocina francesa como un algo unificado, existen numerosos platos regionales que son conocidos a nivel nacional, y muchos de estos platos, tienen múltiples orígenes.

En esta investigación encontraremos algunos aspectos de lo mas relevante de la gastronomía francesa que nos permitirá conocer la evolución y lo mas destacado en este arte del cual sobresale Francia donde algunos alimentos, chefs y vocablos, han trascendido a nivel mundial.

2.-Desarrollo

1.- HISTORIA DE LA COCINA FRANCESA.

Hace no menos de tres décadas, la alimentación es un objeto de la Historia que según el historiador Jacques Le Goff, promovió el estudio de varias historias como las de la alimentación, la cocina, la mesa y la gastronomía. Hoy, los alimentos -no sólo la soja, las vacas y la leche argentinas- se disputan con las fuentes de energía el centro del escenario político-económico y, también, el histórico.

Para relatar los orígenes de la cocina francesa actual, es preciso situarse en el siglo XVII, época de una verdadera revolución culinaria porque se produce un cambio en el gusto alimentario tanto en Francia como en los otros países de Europa occidental. Las especias orientales: azafrán, jengibre, canela, etc., que habían sido muy apreciadas en la Edad Media y el Renacimiento dejan de utilizarse y sólo siguen condimentando las comidas en pequeñas dosis la pimienta, el clavo de olor y la nuez moscada.

Francia, en el siglo XVII, empieza a reemplazar las especias exóticas por aromáticas autóctonas: cebollas, echalottes, ajo, ciboulette, trufas, toda clase de hongos y condimentos provenzales como las alcaparras, las anchoas, los limones y, por supuesto, las "fines herbes": tomillo, perejil, etcétera.

El segundo elemento de la revolución culinaria es la sustitución de las salsas ácidas y magras de la Edad Media, a base de vinagre o agridulces con canela, azúcar y pasas de uva por las salsas a base de grasas, en especial la manteca, ligadas con harina que no desnaturalizan el gusto propio de los alimentos pero engordan. La introducción de la manteca, las grasas y el aceite de oliva fue precedida por la del azúcar considerada en sus comienzos una especia como las otras. Sin embargo, los cocineros ya separan claramente lo dulce y lo salado

El gusto por el sabor propio de los alimentos obliga a reducir el tiempo de cocción y los franceses inauguran la costumbre de las carnes "saignantes". Los cocineros aristocráticos distinguen mucho mejor que en siglos anteriores las diferentes piezas de ternera, cordero o cerdo y cuáles son mejores para el horno, la parrilla o la cacerola con salsa.

Como la lista de los condimentos, la de los alimentos también se transforma. La de las verduras empieza a multiplicarse en el siglo XVI y más aún en el XVII, así su consumo considerado vulgar en la Edad Media se vuelve distinguido. En las mejores mesas se consumen pepinos, espárragos, alcauciles, arvejas y además, berenjenas y coliflores que llegan de Oriente, por Italia, y tomates, porotos y pimientos que llegan de América, por España.

Las tendencias clásicas

En los siglos XVII y XVIII, las salsas medievales llenas de sal, especias y vinagre se vuelven vulgares cuando las élites sociales las abandonan para apreciar sabores "finos", "delicados" y naturales. Estos nuevos refinamientos tienen más el valor de un cambio que de un progreso y dan testimonio por un lado, de un nuevo criterio de distinción social y por otro, de reflexiones sobre la sensualidad que valorizan el gusto. Las élites modernas al reflexionar sobre el gusto y, además, sobre "el buen gusto" tratan de adaptarse a la condena cristiana de los placeres sensuales espiritualizándolos o, quizá, culturizándolos.

Las tendencias "clásicas" en la cocina, es decir, el rechazo de la acumulación de condimentos fuertes y la búsqueda de lo natural aparecen en una época de rivalidades entre la nobleza y la burguesía. De modo que historiadores como J.L. Flandrin creen que la revolución culinaria y la noción de "buen gusto" fueron armas esgrimidas por los aristócratas contra los burgueses nuevos ricos para conservar la preeminencia simbólica.

Los autores de libros de cocina de los siglos XVII y XVIII desconocen las fronteras sociales del buen gusto pero aseguran que sus límites geográficos son Europa y, en especial, Francia.

La

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