FUERZA DE VOLUNDTAS

stá claro que tener fuerza de voluntad es bueno para tu vida personal y si algún día tienes la oportunidad de ponerlo en práctica te aseguro que vas a aprender muchísimo. Probablemente empieces a respetar muchísimo más a las personas que realizan algún tipo de trabajo duro, o quizá aprecies mucho mejor el trabajo que tienes actualmente y todas las comodidades que se te dan en el.

Una vez me puse a trabajar de obrero. Era algo que no me esperaba como trabajo pero de todos modos decidí afrontarlo. El trabajo consistía en cargar mucho peso de un lugar a otro. Mientras estaba haciendo mi trabajo los demás compañeros (más experimentados, por no decirlo de otra manera) empezaron a burlarse de mí por mi poca fuerza física.

Claro, para llegar a su nivel tenía que estar mínimo 2 ó 3 meses trabajando en lo mismo para que mis músculos se adecuaran lo mejor posible. Teníamos que cargar hierros que con el sol estaban muy calientes y agarrarlos con las manos desnudas.

Decidí agarrar un trapo para impedir ese ardor. Y no faltó el maestro constructor con años de práctica que se reía: Agarra con tus manos desnudas así como tú solo trabajan las maricas. Me fijé en sus manos y estaban muy bien adaptadas a este tipo de cosas.

La verdad que la experiencia con la fuerza de voluntad ese día fue un gran logro para mí porque al final del día llegó mi jefe y no pudo creer de lo que yo era capaz. En todo momento estaba en mi mente el querer desafiar mis posibilidades al máximo. Inclusive cuando terminamos tenía ganas de pasear. Solo por ese día hice un trabajo tan duro como ese. Los demás días consistían en estar en una tienda, llevar mercadería de un lugar a otro y atender clientes. Eso fue así durante un mes.

Y aunque me pagaron muy poco, porque así es aquí donde vivo: haces el trabajo duro, puedes llegar a tener hernia de tanto cargar y para colmo te pagan una miseria; sentí que gané muchísimo más en experiencia. No me imagino cómo será la vida de todas esas personas que no han tenido buenas oportunidades en sus vidas.

Ese tiempo que estuve ahí no hacía más que reforzar mis ganas de perseguir mis verdaderos sueños. No podía darme el lujo de escribir mis artículos ni siquiera un día.

Cuando regresé a casa y volví a mi vida normal decidí seguir luchando por mis sueños de siempre. Empecé a hacer mi vida tan normal como antes solo que esta vez ya había ganado un poco más de fuerza de voluntad para terminar lo que me proponía. Y eso es lo que me está manteniendo en pie hasta el día de hoy. Estoy haciendo lo posible por hacer lo que me gusta y eso me hace cada vez más feliz.

Tener un trabajo duro por tanto tiempo te desanima muchísimo, no te tiene con buena autoestima porque al ver a otros que sí luchan por lo que realmente les gusta y lo van haciendo realidad, tú simplemente

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