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Forrajes Tropicales


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2014  •  2.866 Palabras (12 Páginas)  •  125 Visitas

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Forrajes tropicales

Los forrajes tropicales abarcan una extraordinaria variedad de plantas herbáceas y arbóreas seleccionadas, en su mayoría, de especies gramíneas y leguminosas no domesticadas. Las variedades mejoradas de forrajes, cultivadas como pasturas perennes o en diversas combinaciones con cultivos, proporcionan alimento pecuario de alta calidad y a su vez mejoran la calidad del suelo y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Los forrajes sembrados son una opción definitivamente eco-eficiente, que ayuda a combatir el hambre y la pobreza y genera, además, importantes beneficios ambientales.

HENIFICADO

1.1 Necesidad de la conservación de forrajes

La producción de forrajes verdes es estacional. Alcanza un máximo en primavera, puede no darse crecimiento estival por falta de agua y hay parada vegetativa en invierno.

Durante esas etapas en que no hay forrajes verdes surge la necesidad de alimentar al ganado con el forraje excedente de primavera y/u otoño. Pero el forraje verde es un producto perecedero y sólo puede conservarse transformado mediante técnicas especiales.

Para los animales resulta beneficioso recibir alimentos secos (henos) en épocas en que la hierba joven es demasiado acuosa. Y, por el contrario, el disponer de un alimento con un mayor contenido en agua (ensilado) será un complemento equilibrado en los períodos en los que domina la alimentación seca.

Con la aplicación de estas técnicas es inevitable un pérdida cuantitativa y cualitativa. No se va a poder conservar la totalidad de la materia seca del forraje recolectado con este fin y su valor nutritivo también va a resultar inferior. Lo que hay que buscar es minimizar esas pérdidas del modo más económico posible.

1.2 En qué consiste la henificación

La henificación es un proceso de conservación para estabilizar el material vegetal por evaporación de la mayor parte del agua que contiene.

Cuando en un vegetal separamos la parte aérea de la raíz, aquélla queda privada del suministro de agua y de elementos nutritivos. Pero sus células aún permanecen vivas durante un cierto período de tiempo a expensas de sus principios nutritivos, que permiten la respiración e, incluso, procesos de síntesis.

Una vez muertas (marchitamiento), comienzan a multiplicarse hongos y bacterias a costa del material vegetal, mientras haya suficiente agua que sirva como medio para los procesos enzimáticos. Así pues, el objetivo de la henificación es eliminar rápidamente el agua hasta que se alcance un nivel limitante para la actividad vegetal y microbiana. Esto se sitúa en torno a un 20 por 100, mientras que un forraje verde contiene alrededor de un 80 por 100.

Segado éste, se elimina vapor de agua por los estomas de las hojas y células exteriores a velocidad constante, hasta que alcanza un 65 por 100 de humedad. Entonces se cierran los estomas y sólo se evapora agua a través de las células exteriores de la epidermis. La velocidad decae progresivamente.

El resultado es que las hojas se desecan mucho más rápidamente que los tallos, que carecen de estomas. Una parte del agua que contienen se evapora después de su transferencia a las hojas.

A medida que la humedad se aproxima a un 30 por 100, el agua se desprende muy lentamente de los tallos, en especial de sus partes más gruesas, mientras que las hojas están casi en equilibrio con la humedad ambiente y se vuelven muy frágiles.

Alcanzado el 20 por 100 de humedad, la hierba ya se ha convertido en heno. Las operaciones de recogida, manipulación y almacenado de ese heno también se consideran integrantes del proceso de henificación.

Existe una serie de técnicas encaminadas a agilizar este proceso de evaporación de agua, a acelerar la muerte de la planta e impedir la actividad de hongos y bacterias.

1.3 El heno en las raciones de ganado

La principal razón para incluir heno en las raciones de los animales rumiantes (vacas, ovejas y cabras) y en las de los caballos, es proporcionar energía para sostener las diferentes actividades productivas, como son la producción de carne, leche, lana y trabajo. También porque los rumiantes necesitan algo e alimento fibroso. Si se les da heno a temprana edad, los terneros desarrollan el rumen y se previene la anemia. Por otra parte, este tipo de alimento proporciona la energía a mucho menor costo que los alimentos concentrados. En el caso de los rumiantes y de los caballos los henos tienen mucha menos importancia como proveedores de proteínas, minerales y vitaminas, que como proveedores de energía. En cambio el heno tiene mucha mayor significación como fuente de vitaminas, minerales y proteínas, que como fuente de energía en el caso de los animales monogástricos (por ejemplo, las aves y los cerdos).

La falta de heno en la ración acarrea mucho problemas graves en lecheros de alta producción, como incidencia de cetosis y abomaso desplazado. Además de estos males atribuibles a las raciones exentas de heno, merece señalarse que el tenor graso de la leche puede llegar a ser un 1 por ciento menor cuando se da una ración exclusiva de silo y concentrados.

Los siguientes hechos fundamentales, explican brevemente las diferencias entre los animales, respecto al valor relativo del heno como fuente de los diversos elementos nutritivos:

• El heno contiene de un 40 a un 70 por cien de hidratos de carbono complejos (celulosas y hemicelulosas) que requieren una digestión a base de fermentación producida por bacterias.

• El tubo digestivo de los rumiantes es grande, contiene una elevada cantidad de bacterias y tiene un punto específico de acción de las bacterias (la panza o herbario), situado cerca de la parte inicial, lo que da mayor oportunidad para que los productos de la digestión sean absorbidos por la sangre, en lugar de ser eliminados con las heces.

• Aunque habitan bacterias en el tubo digestivo de los cerdos y de las aves, su principal lugar de acción (el intestino grueso) en estas especies se encuentra demasiado cerca del extremo del tubo digestivo, y la intensidad de la digestión es muy moderada para poder beneficiar apreciablemente al animal huésped.

• Las relaciones simbióticas entre las bacterias gastrointestinales y el huésped, no están tan bien desarrolladas en el caballo como en los rumiantes, pero son mucho mejores que en los cerdos o en las gallinas.

• Los animales con estómago sencillo, tienen que confiar para obtener la energía que necesitan, en alimentos que puedan ser digeridos por enzimas elaboradas por su propio organismo.

• Aparte de formar a partir de sustancias

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