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GUIÓN TALPA


Enviado por   •  25 de Marzo de 2016  •  Apuntes  •  1.357 Palabras (6 Páginas)  •  285 Visitas

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GUIÓN TALPA

Tanilo amaneció un día con unas con unas ampollas moradas repartidas en los brazos y las piernas. Pasaron los días y las ampollas se le convirtieron en llagas por donde no salía nada de sangre y sí una cosa amarilla como goma de copal que destilaba agua espesa. Sintió miedo de no tener remedio. Fue en ese entonces cuando decidió ir a ver a la Virgen de Talpa, para que ella con su mirada le curara las llagas. Sabía que Talpa estaba lejos y que tendría que caminar mucho debajo del sol de los días y del frío de las noches de marzo, así y todo quería ir. La Virgencita le daría el remedio para aliviarse de aquellas cosas que nunca se secaban. Ella sabía hacer eso: lavar las cosas, ponerlo todo nuevo de nueva cuenta como un campo recién llovido. Ya allí, frente a Ella, se acabarían sus males; nada le dolería ni le volvería a doler más. Eso pensaba él.

De aquella petición se agarraron Natalia y el hermano de Tanilo. Natalia tenía que ir porque era su mujer. Y él tenía que ir porque era su hermano. Tenían que ayudarlo llevándolo del brazo, mientras arrastraba la esperanza.

Natalia con sus piernas redondas, duras y calientes como piedras al sol del mediodía, estaban solas desde hacía tiempo. Eso lo conocía el hermano de Tanilo. Habían estado juntos muchas veces; pero siempre la sombra de Tanilo los separaba: sentían que sus manos ampolladas se metían entre ellos y se llevaban a Natalia para que lo siguiera cuidando. Y así sería siempre mientras él estuviera vivo.

Tardaron veinte días en encontrar el camino real de Talpa. Hasta entonces habían ido los tres solos. Desde allí comenzaron a juntarse con gente que salía de todas partes; que había desembocado como ellos en aquel camino ancho parecido a la corriente de un río, que los hacía andar a rastras, empujados por todos lados como si los llevaran amarrados con hebras de polvo. Porque de la tierra se levantaba, con el bullir de la gente, un polvo blanco como tamo de maíz que subía muy alto y volvía a caer; pero los pies al caminar lo devolvían y lo hacían subir de nuevo; así a todas horas estaba aquel polvo por encima y debajo de nosotros. Y arriba de esta tierra estaba el cielo vacío, sin nubes, sólo el polvo; pero el polvo no da ninguna sombra.

Tenían que esperar a la noche para descansar del sol y de aquella luz blanca del camino.

Luego los días fueron haciéndose más largos. Habían salido de Zenzontla a mediados de febrero, y ahora que comenzaba marzo amanecía muy pronto. Apenas si cerrábamos los ojos al oscurecer, cuando nos volvía a despertar el sol el mismo sol que parecía acabarse de poner hacía un rato.

Nunca habían sentido que fuera más lenta y violenta la vida como caminar entre un amontonadero de gente; igual que si fueran un hervidero de gusanos apelotonados bajo el sol, retorciéndonos entre la cerrazón del polvo que los encerraba a todos en la misma vereda y los llevaba como acorralados. Los ojos seguían la polvareda; daban en el polvo como si tropezaran contra algo que no se podía traspasar. Y el cielo siempre gris, como una mancha gris y pesada que nos aplastaba a todos desde arriba. Sólo a veces, cuando cruzaban algún río, el polvo era más alto y más claro. Zambullían la cabeza acalenturada y renegrida en el agua verde, y por un momento de todos nosotros salía un humo azul, parecido al vapor que sale de la boca con el frío. Pero poquito después desaparecían otra vez entreverados en el polvo, cobijándose unos a otros de aquel calor del sol repartido entre todos.

Siempre sucedía que la tierra sobre la que dormían estaba caliente. Y la carne de Natalia, la esposa de Tanilo, se calentaba en seguida con el calor de la tierra. Luego aquellos dos calores juntos quemaban y hacía despertar a Natalia y al hermano de Tanilo de su sueño. Entonces las manos del hermano de Tanilo iban detrás

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