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Habilidad Del Pensamiento


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2012  •  2.457 Palabras (10 Páginas)  •  430 Visitas

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Ahora bien ¿Cómo educar la sexualidad de los niños y las niñas de edad preescolar?

La familia y muchos/as educadores/as le otorgan una connotación erótica a las conductas asumidas por niños y niñas que están relacionadas con la sexualidad.

Se parte de que la educación sexual es un proceso integral que prepara al ser humano para la vida y le permite aprender a ser un ser sexuado, no preso de sus genitales, según los cuales deberá actuar fielmente so pena de ser condenados por la sociedad como exigen otros modelos, sino a personalizar la sexualidad, a desarrollar su masculinidad o femineidad.

La edad preescolar tiene una particular importancia en la configuración de la sexualidad; es precisamente allí donde se sientan las bases para el desarrollo posterior y donde comienza a formarse el núcleo psicológico de esta, la identidad de género en relación sistémica con el rol y la orientación sexoerótica, estrechamente vinculado con el proceso de formación y desarrollo de la identidad del sujeto como ser humano.

La identidad de género tiene su período sensitivo en la edad preescolar mayor (3 a 5años), sin embargo su proceso de formación comienza mucho antes, cuando el niño o la niña inician el reconocimiento de su cuerpo en el primer año de vida, iniciándose un proceso de autopercepción.

Durante el segundo año de vida el hecho de alcanzar una mayor independencia del adulto, (a partir de la marcha) y tener la posibilidad de relacionarse más libremente con el mundo que lo rodea, comienzan a descubrir las relaciones entre los objetos, asimilan las funciones de estos, son capaces de identificar a partir de rasgos externos. En esa misma medida comienzan a reconocerse a sí mismos por su aspecto externo; en este proceso es capaz de identificarse como masculino o femenino por los genitales que porta, siempre que haya una adecuada orientación por parte de los adultos, que no recalquen esta condición a partir de otros atributos.

El reconocimiento de sí mismos como seres humanos sexuados se logra totalmente hacia finales del tercer año de vida, cuando comprenden que son ellos los que realizan las acciones, sobre todo, porque son capaces de prescindir del adulto. Aquí comienzan a compararse con los adultos a querer ser iguales a ellos, a realizar las mismas acciones a identificarse con los roles que realizan los adultos con su mismo sexo, a imitarlos, "soy como mamá, hago lo que hace mamá".

El hecho de distinguirse entre las demás personas, como un ser sexuado además, propicia la aparición de sentimientos de orgullo por su sexo, en la medida que adecuadamente orientados por los adultos, asimilan las funciones de mamá y papá en los procesos de reproducción, embarazo, parto y lactancia, así como en las relaciones familiares, esto los lleva a imitar las conductas asumidas por los adultos cercanos a ellos, en el juego de roles, buscando la aprobación del adulto, lo que tiene una gran significación para la formación de estos sentimientos de orgullo

Todo este proceso de formación y desarrollo de la identidad de género y el rol de género debe ser adecuadamente orientado por la familia y los/as educadores/as. Es este precisamente un elemento distintivo de la educación de la sexualidad en la edad preescolar, el papel mediador del adulto.

Con respecto a esto L. S. Vigotsky plantea: "El niño comienza a aplicar con relación a sí mismo, aquellas formas de actuación que en forma habitual los adultos utilizan en relación con él, y esto resulta ser clave para el hecho del dominio sobre su propio comportamiento" (Vigotsky , 1987:137)

se sugieren los siguientes principios:

3. Principios de la educación de la sexualidad en la edad preescolar.

• Carácter socializador y personalizado:

El ser humano es, en esencia, social. La relación que se establece entre el ser humano y la sociedad, en esta etapa, se produce a partir de la apropiación por parte de los niños y niñas en su relación con los adultos (intersubjetivo), de la cultura de la que la humanidad ha ido acumulando, convirtiéndola de esta manera en algo suyo matizado por sus vivencias personales (intrasubjetivo) donde juega un papel primordial la familia y sobre todo las figuras de apego (que en este caso suele ser la madre). Con respecto a esto, F. González Rey, al referirse a esta relación plantea: "Esta comunicación con la madre se manifiesta básicamente por canales sensoriales, a través del tono muscular de esta, la suavidad de sus palabras, su temperamento, el ritmo de movimientos y muchos otro indicadores que expresan el estado emocional materno..." (González Rey, 1995: 125).

Es por ello que tiene vital importancia en la educación de la sexualidad de los niños y las niñas el proceso interactivo y comunicativo con el adulto, ya sea en el marco familiar o en el círculo infantil, aspecto que la educadora debe tener claro al asumir su rol en la dirección del proceso educativo, y al orientar a la familia.

En ese proceso interactivo los niños y las niñas comienzan a configurar la identidad y el rol de género en una relación sistémica; la autoconciencia, autovaloración y la autopercepción que tienen los infantes de su pertenencia sexual les proporciona un sentimiento de pertenencia en virtud del significado que este le atribuya. Todo esto se produce en un proceso de interiorización de la cultura de la sexualidad la cual es transmitida por los adultos, y estará mediada por su óptica personal a partir de sus vivencias de cómo experimenta lo masculino y lo femenino.

Carácter Humanista.

En el perfeccionamiento de la educación preescolar se plantea como principio que el niño constituye el centro del proceso docente educativo y esto significa que debe convertirse en sujeto del proceso. Es primordial en esta etapa respetar la individualidad del infante, propiciar el desarrollo de su independencia y creatividad, aprovechar al máximo sus potencialidades así se posibilitará sentar las bases para la autodeterminación y el desarrollo pleno de su sexualidad, no imponer ni dirigir autoritariamente la conducta de los niños y las niñas lo cual exige la utilización de modelos educativos flexibles que amplíen la zona de desarrollo próximo, dándole la posibilidad al sujeto de desarrollar sus potencialidades, para tributar a la formación de las bases de una sexualidad sana libre de tabúes y estereotipos.

Carácter desarrollador.

En este principio, es necesario partir de, qué se entiende por desarrollo. El desarrollo es un proceso dialéctico complejo, que se caracteriza – como señalara L. S. Vigotsky

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