Hans Kelsen

¿Qué es la justicia?

Hans Kelsen

Desde la época romana, la Justicia se ha simbolizado por la imagen de la diosa Themis, quien representa la aplicación de la ley sobre quien trate de desequilibrar la balanza de la equidad y sin distinguir las particularidades de cada uno de los individuos.

El sentimiento de la Justicia, la oscuridad de su noción, las discusiones y los conflictos que esta oscuridad hace surgir, existe desde que hay hombres que piensan y viven en sociedad.

¿Qué es la justicia?, esta es una pregunta que ni siquiera Jesucristo supo responder. Se podría decir que la justicia es como un mito, va de boca en boca, pero muy pocos la han visto, o al menos es como se ve dentro de la mayoría de los acontecimientos que nos suceden a diario.

De acuerdo con Hans Kelsen, la justicia configura la felicidad; ese obrar que concuerda con un orden social determinado y que proporciona la satisfacción de las necesidades de los individuos. Sin embargo, ningún orden social puede garantizar la felicidad para todos, únicamente se puede lograr que exista la mayor felicidad posible del mayor número posible. Esto como consecuencia de la salvaguarda exclusiva que hace el legislador de ciertos intereses que él reconoce como valiosos y dignos de protección por la mayoría. Por esta razón, cuando se trata de garantizar lo que cada uno considera como justo, resulta imposible evitar que la felicidad de uno, no sea la desdicha para el otro.

Es aquí donde surge la necesidad de justicia, cuando entran en contraposición dos valores y no es posible hacer efectivos ambos, por lo que se tendrá que decidir qué valor es más importante.

La respuesta al problema planteado siempre será un juicio altamente subjetivo, ya que únicamente será válido para el sujeto que lo formula, por lo que bajo ningún concepto se podrá formular un juicio objetivo, sino uno de valor.

Aún cuando en la aplicación de la ley para dirimir un conflicto se vea reflejada la disparidad entre lo que realmente merece un individuo y lo que recibe, el Estado debe crear la convicción en los ciudadanos de que la ley es justa, de lo contrario, nadie querría obedecerla.

La obediencia a la ley surge por la coincidencia de muchos individuos con este juicio de valor que plantea el legislador. Sin embargo, esta coincidencia en uno o varios juicios no prueba de ningún modo que ese juicio sea verdadero u objetivo. De ahí la necesidad de que la ley se ajuste a los cambios sociales para que pueda ser símbolo de obediencia y su aplicación como medida social justifique el fin de una conducta determinada.

La justificación de una conducta humana como medio apropiado para el logro de un fin dado es condicional, ya que depende de que el fin propuesto esté justificado o no y se establezca o no un represalia. Para establecer la justificación y/o represalia de una conducta, primero deberíamos identificar si esa conducta está categorizada dentro de lo bueno o lo malo. La realidad es que la definición de lo bueno y lo malo resulta tan subjetiva como la aplicación de la justicia, puesto que no para todos el bien es lo mismo y el mal tampoco lo es.

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