Harry Potter 6
zederick1522 de Septiembre de 2011
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J.K. ROWLING
Harry Potter
Y Las
Reliquias de la Muerte
CAPÍTULO 1
EL ASCENSO DEL SEÑOR OSCURO
Los dos hombres aparecieron de la nada, a unas yardas de distancia en un sendero angosto e iluminado por la luna. Por un segundo se quedaron quietos, apuntándose con las varitas el uno al pecho del otro: luego, habiéndose reconocido, las guardaron bajo sus capas y se pusieron a caminar, lado a lado, en la misma dirección.
- ¿Alguna novedad?-preguntó el más alto de los dos.
-La mejor.-respondió Snape.
El sendero estaba bordeado a la izquierda por matorrales silvestres de lento crecimiento, a la derecha con un alto y pulcramente recortado seto. Las largas capas de los hombres flameaban alrededor de sus tobillos mientras marchaban.
-Aunque podría ser tarde, -dijo Yaxley, sus rasgos fofos entraban y salían de la vista cuando las ramas de los árboles colgantes interrumpían la luz de la luna-. Fue un poco más engañoso de lo que pensaba. Pero espero que esté satisfecho. Pareces confiar en que tu recepción será buena.
Snape asintió, pero no se explicó. Giraron a la derecha, a un amplio camino de acceso en el que desembocaba el sendero. El alto seto se curvaba alejándose de ellos, extendiéndose en la distancia más allá del par de impresionantes verjas de hierro que interrumpían el camino de los hombres. Ninguno de ellos dio un paso; en silencio ambos alzaron sus brazos izquierdos en una especie de saludo y pasaron a través del metal oscuro que era humo.
The yew hedges amortiguaban el sonido de los pasos de los hombres. Se oyó un susurró en algún lugar a su derecha; Yaxley sacó su varita, de nuevo probó no ser nada más que un pavo real blanco, pavoneándose majestuosamente a lo largo de lo alto del seto.
-Lucius siempre se lo tuvo muy creído. Pavos reales... -Yaxley metió su varita de vuelta bajo su capa con un resoplido.
Una hermosa casa solariega surgió en la oscuridad al final del recto camino, con luces destelleando en las ventanas con forma de diamante del piso inferior. En algún lugar del oscuro jardín más allá del seto una fuente estaba en funcionamiento. La grava crujió bajo sus pies cuando Snape y Yaxley se apresuraron hacia la puerta principal, que se abrió hacia adentro ante su aproximación, aunque no había nadie visible que la abriera.
El vestíbulo era grande, pobremente iluminado, y suntuosamente decorado, con una magnífica alfombra que cubría la mayor parte del suelo de piedra. Los ojos de los retratos de caras pálidas en las paredes siguieron a Snape y Yaxley mientras los pasaban a grandes zancadas. Los dos hombres se detuvieron ante una pesada puerta de madera que conducía a la siguiente habitación, dudando durante el espacio de un latido de corazón, entonces Snape giró la manilla de bronce.
El estudio estaba lleno de gente silenciosa, sentada a lo largo de una mesa ornamentada. El mobiliario usual de la habitación había sido empujado descuidadamente contra las paredes. La iluminación provenía de un rugiente fuego bajo una hermosa chimenea de mármol trasmontada por una ventana dorada. Snape y Yaxley se demoraron un momento en el umbral. Cuando sus ojos se acostumbraron a la falta de luz, fueron atraídos hacia adelante por los extraños rasgos de la escena de una figura humana aparentemente inconsciente que colgaba bocabajo sobre la mesa, revolviéndose lentamente como suspendida por una cuerda invisible, y reflejada en el espejo y en la desnuda y pulida superficie de la mesa de abajo. Ninguna de las personas sentadas bajo esta singular visión estaba mirándola excepto por un joven pálido sentado casi directamente bajo ella. Parecía incapaz de evitar mirar hacia arriba a cada minuto o así.
-Yaxley, Snape, -dijo una voz alta y clara desde la cabecera de la mesa-. Llegáis convenientemente tarde.
El que hablaba estaba sentado directamente ante el fuego, así que fue difícil, al principio, para los recién llegados divisar algo más que su silueta. Cuando se acercaron, sin embargo, su cara brilló a través de las sombras, sin pelo, con aspecto de serpiente, con rajas por nariz y brillantes ojos rojos cuyas pupilas eran verticales. Estaba tan pálido que parecía emitir un brillo perlado.
-Severus, aquí, -dijo Voldemort, señalando el asiento a su inmediata derecha-. Yaxley... junto a Dolohov.
Los dos hombres ocuparon sus lugares asignados. La mayoría de los ojos alrededor de la mesa siguieron a Snape, y estaban posado en él cuando Voldemor habló primero.
-¿Y?
-Mi Señor, La Orden del Fénix tiene intención de trasladar a Harry Potter de su actual lugar seguro el próximo Sábado, al anochecer.
El interés alrededor de la mesa se agudizó palpablemente. Algunos se tensaron, otros se inquietaron, todos miraban fijamente a Snape y Voldemort.
-Sábado... al anochecer, -repitió Voldemort. Sus ojos rojos se fijaron en los negros de Snape con tanta intensidad que algunos de los observadores apartaron la mirada, aparentemente temerosos de que ellos mismos resultaran quemados por la ferocidad de la mirada. Snape, sin embargo, devolvió la mirada tranquilamente a la cara de Voldemort y, después de un momento o dos, la boca sin labios de Voldemort se curvó en algo parecido a una sonrisa.
-Bien. Muy bien. Y esta información proviene de...
-... de la fuente que hemos discutido, -dijo Snape.
-Mi Señor.
Yaxley se había inclinado hacia adelante para mirar mesa abajo hacia Voldemort y Snape. Todas las caras se giraron hacia él.
-Mi Señor, yo he oído algo diferente.
Yaxley esperó, pero Voldemort no habló, así que siguió,
-A Dawlish, el Auror, se le escapó que Potter no será trasladado hasta el día treinta, la noche antes de que el chico cumpla diecisiete.
Snape estaba sonriendo.
-Mi fuente me dijo que plantarían un falso rastro; este debe ser. Ni dudo de que Dawlish está bajo un Encantamiento Confundus. No sería la primera vez; se sabe que es susceptible.
-Te aseguro, mi Señor, que Dawlish parecía bastante seguro, -dijo Yaxley.
-Si estaba Confundido, naturalmente que estaría seguro, -dijo Snape-. Yo te aseguro, Yaxley, que la Oficina de Aurores no tomará parte en la protección de Harry Potter. La Orden cree que tenemos infiltrados en el Ministerio.
-La Orden tiene razón en algo entonces, ¿verdad? -dijo un hombre bajo y grueso sentado a corta distancia de Yaxley; soltó una risita silbante que resonó allí y a lo largo de la mesa.
Voldemort no rió. Su mirada había vagado hacia arriba hasta el cuerpo que se revolvía lentamente en lo alto, y parecía estar perdido en sus pensamientos.
-Mi señor, -siguió Yaxley-. Dawlish cree que toda una partida de Aurores se ocupará de trasladar al chico...
Voldemort alzó una larga mano blanca, y Yaxley se calló al instante, observando resentido como Voldemort volvía a girarse hacia Snape.
-¿Dónde van a ocultar al chico a continuación?
-En la casa de un miembro de la Orden, -dijo Snape-. El lugar, según la fuente, ha sido equipado con cada protección que la Orden y el Ministerio juntos han podido proporcionar. Creo que habrá poca oportunidad de cogerle una vez esté allí, mi Señor, a menos, por supuesto, que el Ministerio haya caído antes del próximo Sabado, lo cual podría darnos la oportunidad de descubrir y deshacer los suficientes encantamientos como para romper el resto.
-Bien, ¿Yaxley? -llamó Voldemort mesa abajo, la luz del fuego iluminaba extrañamente sus ojos rojos-. ¿Habrá caído el Ministerio para el próximo Sábado?
Una vez más, todas las cabezas se giraron. Yaxley cuadró los hombros.
-Mi Señor, tengo buenas noticias sobre ese punto. He... con dificultad y después de grandes esfuerzos... tenido éxito al colocar una Maldición Imperius sobre Pius Thircknesse.
Muchos de los sentados alrededor de Yaxley parecieron impresionados; su vecino, Dolohov, un hombre con una larga y retorcida cara, le palmeó la espalda.
-Es un comienzo, -dijo Voldemort-. Pero Thicknesse es solo un hombre. Scrimgeour debe estar rodeado por nuestra gente antes de que yo actue. Un atentado fallido contra la vida del Ministro me hará retroceder un largo tramo del camino.
-Si... mi Señor, eso es cierto... pero ya sabe, como Jefe del Departamente de Refuerzo de la Ley Mágica, Thicknesse tiene contacto regular no solo con el propio Ministro, sino también con los Jefes de todos los demás departamentos del Ministerio. Será, creo yo, fácil ahora que tenemos a un oficial de tan alto rango bajo nuestro control, subyugar a los otros, y después podemos trabajar todos juntos para someter a Scrimgeour.
-Mientras nuestro amigo Thicknesse no sea descubierto antes de convertir al resto, -dijo Voldemort-. En cualquier caso, parece improbabe que el Ministerio vaya a ser mío antes del próximo Sábado. Si no podemos tocar al chico en su destino, debemos hacerlo mientras viaja.
-Tenemos ventaja ahí, mi Señor, -dijo Yaxley, que parecía decidido a recibir alguna porción de aprobación-. Ahora tenemos a varias personas plantadas dentro del Departamento de Transporte Mágico. Si Potter se Aparece o utiliza la Red Flu, lo sabremos inmediatamente.
-No harán ninguna de las dos cosas, -dijo Snape-. la Orden está esquivando cualquier forma de transporte que esté controlada o regulada por el Ministerios; desconfían de todo lo que tenga que ver con ellos.
-Todavía mejor, -dijo Voldemort-. Tendrá que salir a campo abierto. Más fácil de tomar, con mucho.
De nuevo Voldemort levantó
...